Tuesday, March 29, 2011

Ancient MesoAmerica News Updates - Opening Banner Ancient MesoAmerica News Updates 2011, No. 21: Templo Major, Tenochtitlan - Five Sculptured Figures Found During Recent Excavations Archaeologists of the Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) have discovered five sculptured stones during excavations at the Plaza Gamio, located next to the cathedral in Mexico City. The excavations were directed by Raúl Barrera Rodríguez and the sculptures adorned the façade of the Templo Mayor, as was reported yesterday, Monday March 28, 2011, by the INAH (edited by AMaNU; photos: Melitón Tapia/INAH):

Descubren esculturas que adornaron fachada del Templo Mayor - Investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) descubrieron cinco esculturas, tres de ellas fragmentos, que en algún momento estuvieron colocados en las fachadas del Templo Mayor, de la antigua Tenochtitlan, entre 1325 y 1521 d.C.; entre las representaciones de piedra encontradas, destaca un clavo arquitectónico en forma de cráneo, el más grande encontrado hasta ahora en las inmediaciones del recinto prehispánico. Este hallazgo se registró durante los trabajos de excavación que supervisa el Programa de Arqueología Urbana (PAU) en la Plaza Gamio, a un costado de la Catedral Metropolitana, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, donde se habilita el área para la construcción de un nuevo acceso a la zona arqueológica y del museo que alojará el monolito de Tlaltecuhtli, deidad mexica de la tierra. El arqueólogo Raúl Barrera Rodríguez, responsable de este programa que forma parte del Proyecto Templo Mayor, dio a conocer que en los límites de las calles Seminario y Guatemala, se detectó una fosa de aproximadamente 12.20 m por 7.70 m, donde los mexicas arrojaron gran cantidad de materiales, entre ellos los restos de esculturas hallados. Hace algunas semanas, al excavar el primer nivel de esta fosa, se encontraron cinco esculturas, los restos de una cista o caja de piedra cuya ofrenda fue retirada por los propios tenochcas, además de dos troncos que se mantuvieron in situ debido a que se extienden aún más y de los que ya se tomaron muestras para definir la especie arbórea.


Los cinco monolitos esculpidos en piedra volcánica, “estuvieron colocados en algún momento en las fachadas del Templo Mayor, lo cual sabemos porque los estamos encontrando como material de relleno”, indicó el arqueólogo Raúl Barrera. De estas piezas sobresale un clavo arquitectónico de piedra en forma de cráneo, de 88 cm de largo por 40 cm de ancho, el más grande descubierto en las cercanías del Templo Mayor. Algunos edificios se decoraban con estos elementos de piedra que se empotraban para formar un diseño en los muros; la representación de la calavera se cubría con una capa de estuco y a ésta se aplicaba color. También destaca el fragmento de una escultura de grandes dimensiones (96 cm de longitud por 65 de ancho), cuyo bajorrelieve permite observar secciones de una pierna que tiene la rodilla adornada con el mascarón de un monstruo terrestre, y la pantorrilla con plumas de águila, también porta un entramado en forma de equis con símbolos de chalchihuites (jades). Esta iconografía apunta a la representación de una deidad de la tierra, probablemente Coatlicue. Las demás esculturas son una cabeza de serpiente (46 cm de largo por 25 de alto) que estaba cortada y que mantiene buena parte de su pigmentación roja y ocre; una almena en forma de biznaga, de 50 cm de alto por 25 de grosor; así como el fragmento de una talla en piedra (38 x 35 cm y 28 de espesor) que debió ser bastante grande, en el que se aprecia un cuadrángulo enmarcado por una banda y el grabado de un elemento circular que representa al sol.


Raúl Barrera comentó que de acuerdo con la evidencia arqueológica, en el lugar donde se localizó la fosa, existió un piso —realizado entre 1486-1502 d.C.—, que fue demolido por los mexicas para cavar una fosa en la depositaron elementos arquitectónicos, como esculturas, entre otros objetos, algunos de los cuales fueron intencionalmente semidestruidos o “matados” antes de ser arrojados. “Por el momento desconocemos cuál fue el motivo de esto, pero el hallazgo revela que esta acción tuvo un fin ritual, posiblemente sucedió en la última fase de ocupación mexica, entre 1502 y 1521, en un cambio de construcción del Templo Mayor, considerando que se trata de un área muy cercana a éste, el edificio más importante del recinto ceremonial. “Después de que la fosa fue rellenada con estas esculturas, piedras y tierra, los mexicas colocaron nuevamente capas de tezontle y cal-arena, que cubrieron con lajas, es decir, fue el piso de la última etapa de ocupación por la que caminaron los españoles a su llegada a México-Tenochtitlan”, explicó el titular del PAU. El arqueólogo Raúl Barrera indicó que no se tiene fecha para continuar la exploración de la fosa en que fueron descubiertos los restos de las esculturas, debido a que aún continúa la excavación en Plaza Gamio —en un área que comprende 52 m de largo por 22 de ancho—, que a corto plazo coincidirá con el predio de la Casa del Mayorazgo Nava Chávez (Las Ajaracas), donde arqueólogos del INAH llevan a cabo estudios en el área donde fue descubierta Tlaltecuhtli. Por su parte, el arqueólogo Roberto Martínez Meza, jefe de campo en la excavación, comento que este punto de la Plaza Gamio también debió ser un espacio abierto durante la época prehispánica. “Era una gran plaza que mencionan Bernal Díaz del Castillo o Hernán Cortés en sus escritos, éste último dice que cuando entran (los españoles) a Tenochtitlan y destruyen una de las entradas al recinto ceremonial, encuentran una plaza enlajada. “Estamos comprobando que en verdad había un espacio abierto, frente y a un costado del Templo Mayor, pues no hemos encontrado más que evidencias de pisos”, concluyó el especialista, tras recordar que la Plaza Seminario y sus inmediaciones fueron exploradas desde inicios del siglo XX por expertos como Leopoldo Batres, Manuel Gamio y Emilio Cuevas, encontrando pisos mexicas, una esquina y los desplantes del Templo Mayor. (Source INAH)

Ancient MesoAmerica News Updates - Opening Banner Ancient MesoAmerica News Updates 2011, No. 20: El Tajín, Veracruz - New Hypothesis on the Structure of Power at El Tajín Last Thursday, March 24, 2011 (late posting due to no web access), the Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) posted a bulletin in which a new hypothesis on the structure of power is described at El Tajín, as recently proposed by archaeologist Arturo Pascual Soto, former director of the site. The bulletin additionally provides a description of the recently found fragments of a painted mural in Structure 40 at El Tajín (edited by AMaNU): Revelan estructura de poder de Tajín - Nuevas hipótesis sobre la etapa final y la forma de gobierno de la civilización de Tajín, que señalan que el mandato de esta antigua ciudad no fue exclusivo de una sola persona sino de varios individuos, fueron dadas a conocer en un ciclo de conferencias organizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta). De acuerdo con los estudios efectuados en esta zona arqueológica de Veracruz, por el doctor Arturo Pascual, de la Universidad Nacional Autónoma de México, Tajín experimentó en su última fase intensas transformaciones en su forma de gobierno e ideología que quedaron plasmadas en su arquitectura e iconografía. En este sentido, indicó, alrededor de 800-850 d.C., esta antigua ciudad mesoamericana vivió un cambio profundo en su gobierno con el ascenso de un nuevo grupo de linaje vinculado a la figura de Trece Conejo, dignatario referido en las pilastras labradas del Edificio de las Columnas. Sin embargo, en los relieves de dichos pilares están representados personajes que ostentan este mismo nombre calendárico; se tienen tanto en los pórticos poniente (800-850 d.C.) como oriente (900-950 d.C.). “Con esta evidencia —explicó el ex director de la zona arqueológica—, sabiendo que hay más de un siglo entre ambos grupos escultóricos, no es posible suponer que se trate del mismo gobernante. En todo caso, parecen ser personajes diferentes referidos a un mismo grupo de linaje y no figuraciones distintas de un individuo concreto”. “Yo creo que Trece Conejo y los suyos no necesariamente eran gente venida de otro lugar de Mesoamérica, pues no acabaron de golpe con el universo cultural del Tajín. En cambio, los datos arqueológicos del Edificio de las Columnas muestran una secuencia de hechos, que corre en el sentido de la transformación, pero que aún así intenta equilibrarse en los principios que armonizaban tradicionalmente a la sociedad.” Arturo Pascual comentó que la mención de otros personajes en las pilastras del Edificio de las Columnas, como los señores Cinco Venado y Ocho Movimiento, no alude a un gobierno compartido en Tajín, sino a un esquema de delegación del poder en cuanto a funciones administrativas. Así mismo, el experto del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM consideró que ante los cambios que tuvo Tajín alrededor de 800 d.C., es necesario revisar las cronologías para la etapa final de esta civilización, que hasta el momento se ha planteado para el periodo Epiclásico, de 900 a 1100 de nuestra era. “Si queremos retratar la época final de la civilización de Tajín tal vez debamos ‘apretar’ menos las cosas, lo que en realidad ya advierte sobre un escenario político y social mucho más dinámico, para acomodarlas en un lapso mayor, mismo que deberá ir aproximadamente del año 800 al 1200 d.C.”. El investigador abundó que hacia 800 d.C. Tajín vivió uno de sus últimos momentos de florecimiento cultural, arquitectónicamente representado por el complejo del Edificio de las Columnas. Entre 1100 y 1200 d.C, las reformas constructivas fueron cada vez menores, quizá provistas de una técnica mucho más burda en lo que hace a la albañilería de piedra, pero no por ello dejaron de imprimir su sello particular”. El autor de El Tajín. En busca de los orígenes de una civilización (2006) y El Tajín. Arte y poder (2010), indicó que esta etapa final de Tajín, concretamente entre 800 y 900 d.C., también estuvo marcada por la observación de los astros, una actividad reservada a la élite y que incluso llevó al recuento calendárico de las apariciones de Venus como estrella de la mañana. “El tema es particularmente importante al comprobar que cuando menos en los relieves escultóricos del Edificio de las Columnas existe la noción de deidades que descienden desde un plano celeste para manifestarse en el universo de los hombres. Es el caso de Tlahuizcalpantecuhtli, deidad armada de saetas que se relaciona con la guerra, el sacrificio humano y con Venus en su modalidad de estrella matutina”. “Esa fue la etapa que experimentó Tajín, que le modeló un último rostro a la ciudad —ya sin estar presentes los dignatarios del signo Trece Conejo— inmersa en una nueva ideología de corte militar, absolutamente de elite, muy propia del Epiclásico en Mesoamérica”. Fragmentos de mural - En este foro académico que tuvo lugar en la Zona Arqueológica de El Tajín, el doctor Arturo Pascual también informó del hallazgo de una serie de fragmentos murales, encontrados durante excavaciones realizadas a partir de un proyecto auspiciado por la UNAM y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología. Fueron encontrados, detalló, en el núcleo constructivo del Edificio 40, el cual forma parte del complejo de las Columnas. Ya en 2004, en aledaño Cerro del Oeste, se habían descubierto vestigios similares en el Edificio 14. “La cantidad de fragmentos de pintura mural del Cerro del Oeste nos permitió reconstruir las escenas de un enorme mural donde pudo observarse un gran tigre y un grupo de guacamayas. Por ahora, la muestra del antiguo mural del Edificio 40 es todavía muy pequeña, pero queda claro que el discurso plástico se basaba en la representación de varios personajes ricamente ataviados, del sacrificio humano por decapitación y en la figuración de distintos motivos vegetales”. “En ambos casos se trata de murales que fueron destruidos en la antigüedad y sus restos usados como escombro, esto con motivo de las reformas arquitectónicas que experimentaron ambos edificios, probablemente antes de 900 d.C.”, concluyó. (Source INAH)

Friday, March 18, 2011

Ancient MesoAmerica News Updates 2011, No. 19: Mexico City - The Exhibit Seis ciudades antiguas de Mesoamérica. Sociedad y Medio Ambiente Opened March 17
Yesterday, Thursday March 17, 2011, the exhibit "Seis ciudades antiguas de Mesoamérica. Sociedad y Medio" officially opened its doors to the public. The Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) posted the following bulletin on the opening of the exhibit at the Museo Nacional de Antropología (MNA) in Mexico City (edited by AMaNU):
"Seis Ciudades de Mesoamérica" abre en Museo de Antropología - Por primera vez, 411 piezas arqueológicas —algunas nunca antes exhibidas— procedentes de seis ciudades del México prehispánico, se presentan en el Museo Nacional de Antropología, en una exposición que reúne a las antiguas urbes de Monte Albán, Palenque, El Tajín, Teotihuacan, Tenochtitlan y Tlatelolco.
Se trata de la magna muestra titulada Seis ciudades antiguas de Mesoamérica. Sociedad y Medio Ambiente, inaugurada anoche por Alfonso de Maria y Campos, director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), quien hizo una invitación extensiva al público para recorrer esta exhibición que da testimonio de “una historia compartida que nos une como mexicanos”.
Luego de indicar que esta exposición podrá disfrutarse con el mismo boleto de ingreso al Museo de Antropología, el titular del INAH destacó el esfuerzo de diversas dependencias del Instituto para agrupar esta singular colección arqueológica, así como la dedicación de varios especialistas para la conservación y restauración de obras prehispánicas que se exhiben por vez primera, entre ellas, tres dinteles de madera que pertenecieron a un edificio tlatelolca, preservados gracias al trabajo de 15 años realizado por la experta Luisa Mainou.
Seis ciudades antiguas de Mesoamérica —dijo— representa una ocasión única “para que las personas, en particular las nuevas generaciones, vengan a conocer esta parte de México. Queremos y esperamos que en estos cuatro o cinco meses de su permanencia, todos la puedan ver.
“Los pueblos mesoamericanos tenían un mismo tronco civilizatorio y desarrollaron una enorme variabilidad de rasgos culturales, esto se debió en gran parte a que dichos pueblos tuvieron que construir y consolidar una realidad urbana distinta a partir de su medio ambiente”, refirió De María y Campos, al explicar la premisa de esta exposición.
En la ceremonia de apertura, acompañado de Diana Magaloni, directora del Museo Nacional de Antropología, el profesor Eduardo Matos Moctezuma, curador general de la exhibición, comentó que en el mundo sólo seis sociedades alcanzaron la civilización como parte de un desarrollo propio: Egipto, Mesopotamia, China y el valle del Indo (Pakistán) en lo que se refiere a África y Oriente, mientras que en nuestro continente destacan los Andes y Mesoamérica.
En el amplio territorio mesoamericano, desde cinco siglos antes de nuestra era hasta la llegada de los españoles, las distintas urbes —bajo expresiones diversas— desarrollaron aspectos como la escritura, la economía, las ciencias exactas y predictivas, la arquitectura monumental, el arte figurativo y el comercio a larga distancia, así como una ideología sustentada en mitos que justificaban las diferencias sociales.
Lo más interesante, indicó el investigador emérito del INAH, es que todas estas civilizaciones lograron florecer en medios ambientes diferentes: Monte Albán en una región montañosa en los Valles Centrales de Oaxaca, Palenque en la selva chiapaneca, El Tajín en tierras húmedas de la costa veracruzana, las ciudades gemelas de Tenochtitlan y Tlatelolco en un medio lacustre del Centro de México, y Teotihuacan en una planicie de esta misma región.
Seis ciudades antiguas de Mesoamérica —continuó el arqueólogo Eduardo Matos—, brinda al público una enseñanza doble: “Por un lado, el poder creativo del hombre que no se desalienta ante nada y, segundo, la manera en que los pueblos mesoamericanos se propusieron fundar sus centros habitacionales, sin importar lugares adversos y en los que quedó plasmada su idea del universo”.
En el montaje destacan objetos arqueológicos de reciente hallazgo o que tuvieron un largo proceso de restauración, algunos ejemplos son: lápidas zapotecas, el Tablero del Templo de la Cruz Foliada y la Máscara mortuoria de la Reina Roja, ambos de Palenque; los fustes de los pilares del Edificio de las Columnas del Tajín, un monolito teotihuacano con la representación del Monstruo de la tierra, una canoa que surcó los canales de Tenochtitlan y tres dinteles de madera de Tlatelolco.
Aunque la curaduría general de Seis Ciudades de Mesoamérica estuvo a cargo de Eduardo Matos Moctezuma, investigador emérito del INAH, las secciones correspondientes a cada urbe tuvieron como responsables a especialistas en cada una de éstas: Martha Carmona (Monte Albán), Laura Filloy (Palenque), Patricia Castillo (El Tajín), Alejandro Sarabia (Teotihuacan) y Bertina Olmedo (Tenochtitlan y Tlatelolco).
La museografía reproduce las características arquitectónicas de cada urbe, tanto de sus espacios ceremoniales como residenciales, un ejemplo de ello es la recreación de una tumba zapoteca; del arco falso de los templos mayas, las canchas de Juego de Pelota de El Tajín y de un conjunto residencial teotihuacano con sus muros pintados, por citar algunos.
Otros materiales que complementan la exposición, son recreaciones de cómo debieron lucir estas metrópolis en su esplendor, además de audiovisuales en torno a sus oficios más representativos: la orfebrería en Monte Albán, el estuco en Palenque, la pintura mural en El Tajín, la cerámica en Teotihuacan, la plumaria en Tenochtitlan y el mercadeo en Tlatelolco. (Source INAH)

Thursday, March 17, 2011

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Ancient MesoAmerica News Updates 2011, No. 18: Mexico City - The Exhibit Seis ciudades antiguas de Mesoamérica. Sociedad y Medio Ambiente Opens on Thursday March 17
On Thursday March 17, 2011, the exhibit "Seis ciudades antiguas de Mesoamérica. Sociedad y Medio Ambiente" will open at the Museo Nacional de Antropología in Mexico City. A total of 411 archaeological objects from six cities (Monte Albán, Palenque, El Tajín, Teotihuacan, Tenochtitlan, and Tlatelolco) and covering 2000 years of history will be shown at this exhibit, as was just reported by the Instituto Nacional de Antropología e Historia. Several of the objects that will be exhibit for the first time at the Mexico City museum are described in short in the bulletin below (edited by AMaNU):
"Seis ciudades de Mesoamérica" reúne dos mil años de historia - Las antiguas culturas que florecieron en lo que hoy es México, lo hicieron en diferentes nichos ecológicos, un caso único con respecto a las demás civilizaciones originarias del mundo; mostrar la manera en que el hombre prehispánico controló esta biodiversidad y creó grandes ciudades como Monte Albán, Palenque, El Tajín, Teotihuacan, Tenochtitlan y Tlatelolco, es el hilo conductor de la exposición Seis ciudades antiguas de Mesoamérica. Sociedad y Medio Ambiente.
Inaugurada este miércoles 16 de marzo en el Museo Nacional de Antropología (MNA) —y abierta al público a partir de este jueves—, esta magna exhibición reúne por primera vez 411 piezas provenientes de 17 acervos, en su mayoría del INAH, a través de las cuales el visitante conocerá las características comunes de estas primeras urbes: la escritura, el control económico, aspectos ideológicos como los mitos que sustentaron las diferencias sociales, así como el desarrollo de ciencias exactas y predictivas, la arquitectura monumental, el arte figurativo y el comercio a larga distancia.
Bajo esta concepción, la muestra organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), reúne bajo un mismo techo, la Sala de Exposiciones Temporales del MNA, a las culturas maya, totonaca, zapoteca y mixteca, teotihuacana y mexica, que integran un pasado histórico de dos mil años.
Seis ciudades originarias - El profesor Eduardo Matos Moctezuma, curador general de la exposición que permanecerá hasta finales de mayo, explicó que en el mundo sólo seis sociedades alcanzaron la civilización como parte de un desarrollo propio: Egipto, Mesopotamia, China y el valle del Indo (Pakistán) en lo que se refiere a África y Oriente, mientras que en nuestro continente destacan los Andes y Mesoamérica.
“Para el desarrollo de dichas sociedades de la antigüedad fue importante contar con grandes ríos; lo que sorprende en el caso de Mesoamérica es cómo el hombre supo utilizar los distintos ecosistemas para establecer sus asentamientos”.
Seis ciudades que ejemplifican lo anterior son: Monte Albán (400 a.C.-1200 d.C.) cuyo desarrollo se dio en una región montañosa en los Valles Centrales de Oaxaca y en su apogeo alcanzó una población de 40 mil habitantes; Palenque, Chiapas (350 d.C.-830 d.C.), fue edificada en un entorno selvático donde —durante su auge— debieron vivir alrededor de 10 mil personas.
El Tajín, Veracruz (600-1200 d.C.) se ubicó en tierras húmedas de la Costa del Golfo, calculándose su población en 20 mil habitantes. Mientras que en el Centro de México, se estableció Teotihuacan (150 a.C.-650 d.C.) y tuvo cerca de 100 mil residentes debido —entre otras cosas— a su singular planificación urbana.
Finalmente, Tenochtitlan (1325-1521 d.C.) y Tlatelolco (1337-1521 d.C.) concentraron a por lo menos 175 mil habitantes en un medio lacustre que supieron dominar al ganar espacio al Lago de Texcoco, aprovechar la pesca y la caza, además de explotar los diversos yacimientos que el Valle de México ofrecía.
Seis ciudades antiguas de Mesoamérica —continuó el arqueólogo Eduardo Matos—, brinda al público una enseñanza doble: “Por un lado, el poder creativo del hombre que no se desalienta ante nada y, segundo, la manera en que los pueblos mesoamericanos se propusieron fundar sus centros habitacionales, sin importar lugares adversos y en los que quedó plasmada su idea del universo”.
En ese sentido, Diana Magaloni Kerpel, directora del Museo Nacional de Antropología, refiere que bajo distintas formas, a las ciudades mesoamericanas les unió un mismo origen mítico: “La Tierra nació como un monstruo, un saurio, que al erguirse tomó la forma de un árbol. Según la concepción mesoamericana del cosmos, éste tenia un orden vertical, dividido en tres regiones: agua primordial (inframundo), superficie de la tierra (donde ocurren los eventos humanos) y cielo (la región superior), siendo la montaña el eje que une a las tres.
Este par de mitos estuvieron presentes en el trazo de las ciudades, en la construcción de pirámides como representaciones de la montaña, y en la vida cotidiana, “de ahí que las piezas de la exhibición reflejan esas creencias”.
El montaje - El acervo que integra Seis ciudades antiguas de Mesoamérica incluye piezas a resguardo del INAH que se albergan en los museos nacionales de Antropología y de las Culturas, en el del Templo Mayor, de las Culturas de Oaxaca y museos de sitio. Otras más pertenecen a los museos Amparo (Puebla), Regional de Antropología “Carlos Pellicer Cámara” y Ventura Marín Azcuaga (Tabasco).
En el montaje, diseñado por un equipo de la Coordinación Nacional de Museos y Exposiciones del INAH, destacan también objetos arqueológicos de reciente hallazgo y/o que tuvieron un largo proceso de restauración, de ahí que varios de ellos se exhiben por vez primera en la Ciudad de México, algunos ejemplos son:
* El danzante, bloque de piedra que muestra a un guerrero zapoteca del primer escalafón en un acto ritual en el que se sangra los genitales. Fue elaborado hacia el siglo IV a.C. para conmemorar a los primeros gobernantes de Monte Albán.
* Tablero del Templo de la Cruz Foliada, Palenque, esta escena pétrea recrea un rito que, en honor del dios GI, realizó K’inich Kan B’ahlam el día de su entronización (7 de enero de 684 d.C.), en esas ciudad maya.
* Máscara mortuoria de la Reina Roja (600 a 900 d.C.) hallada en 1994 en el Templo XIII de Palenque. Esta pieza, de 25 x 19 cm, perteneció a una mujer de elite de la época y fue elaborada con teselas de malaquita, jadeíta y obsidiana.
* Un panel que data de 702 d.C. y que evoca la muerte del señor de Palenque K’an Bahlam II
* Los fustes de los pilares del Edificio de las Columnas, de El Tajín, donde está narrada la llegada del gobernante Trece Conejo, quien conquistó esta urbe e inició profundos cambios en su arquitectura hacia 800- 1200 d.C.
* Un monolito teotihuacano con la representación del Monstruo de la Tierra, realizado entre los siglos I y II d.C., y que fue ricamente decorado con pigmentos de varios colores.
* Cuchillos de obsidiana en forma de serpiente que formaron parte de una ofrenda que fue hallada en el interior de la Pirámide de la Luna, en Teotihuacan.
* Escultura del dios viejo del fuego o Huehuetéotl, considerada la más completa hallada hasta ahora en las inmediaciones de la Zona Arqueológica de Teotihuacan.
* Almena en forma de caracol que debió rematar un edificio de la antigua Tenochtitlan, posiblemente un calmecac —escuela de hijos de los gobernantes—, entre 1250 y 1521 d.C.
* Una canoa hecha de un solo tronco que navegó los canales de Tenochtitlan y el Lago de Texcoco a finales del siglo XV.
* Tres dinteles de madera que pertenecieron hace 800 años a un edificio de Tlatelolco, y que pudo haber visto Hernán Cortés a su arribo a esta antigua ciudad. La restauración de estas piezas, por parte de expertos del INAH, implicó un trabajo de 15 años.
Aunque la curaduría general de Seis Ciudades de Mesoamérica corrió a cargo de Eduardo Matos Moctezuma, investigador emérito del INAH, las secciones correspondientes a cada urbe tuvieron como responsables a especialistas en cada una de éstas: Martha Carmona (Monte Albán), Laura Filloy (Palenque), Patricia Castillo (El Tajín), Alejandro Sarabia (Teotihuacan) y Bertina Olmedo (Tenochtitlan y Tlatelolco).
Con una museografía que permite “hablar” a las piezas mismas, el recorrido parte con las salas Culturas originales y Mitos originarios, para continuar con las dedicadas a cada una de las ciudades: Monte Albán, Palenque, El Tajín, Teotihuacan, Tenochtitlan y Tlatelolco, vinculadas por su ecosistema.
Así mismo, el montaje reproduce las características arquitectónicas de cada urbe, tanto de sus espacios ceremoniales como residenciales, un ejemplo de ello es la recreación de una tumba zapoteca; del arco falso de los templos mayas, las canchas de Juego de Pelota de El Tajín y de un conjunto residencial teotihuacano con sus muros pintados, por citar algunos.
Otros materiales que complementan la exposición, son recreaciones de cómo debieron lucir estas metrópolis en su esplendor, además de audiovisuales en torno a sus oficios más representativos: la orfebrería en Monte Albán, el estuco en Palenque, la pintura mural en El Tajín, la cerámica en Teotihuacan, la plumaria en Tenochtitlan y el mercadeo en Tlatelolco.
Finalmente, la edición del catálogo de la exposición compila ensayos de reconocidos investigadores como Eduardo Matos, Bertina Olmedo, Rubén Cabrera, Diana Magaloni, Jesús Galindo, Miguel León-Portilla, Nelly Robles, Patricia Castillo, Saburo Sugiyama, Salvador Guilliem, Teresa Uriarte y Sara Ladrón de Guevara. (Source INAH)
The INAH has developed a website to accompany the exhibit, on which more information can be found.

Friday, March 11, 2011

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Ancient MesoAmerica News Updates 2011, No. 17: El Tajín, Veracruz - Recent Investigations at El Tajín Subject of Series of Conferences
From March 17 to March 21, 2011, a series of conferences will be held in which researchers will present the results of the most recent investigations at the archaeological site of El Tajín, located in the north of the Mexican state of Veracruz. Yesterday, Thursday, March 10, 2011, the Instituto Naional de Antropología e Historia (INAH) posted a short bulletin on the upcoming conferences (edited by AMaNU; photo: Ismael Casasola):
Darán a conocer estudios recientes del Tajín - Recientes investigaciones sobre el sitio arqueológico de El Tajín, en Veracruz, entre las que destacan el análisis de su diseño urbanístico, que pudo estar determinado por aspectos simbólicos, así como los estudios hechos en torno al Edificio de las Columnas y en el área conocida como El Tajín Chico, serán dados a conocer del 17 al 21 de marzo en un ciclo de conferencias, en el que participará una decena de especialistas.
En coincidencia con las actividades de Cumbre Tajín, los visitantes del sitio prehispánico tendrán la oportunidad de adentrarse en la historia de esta antigua ciudad en voz de arqueólogos y antropólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), entre ellos: Patricia Castillo Peña, David Andrade Olvera, Daniel Nahmad Molinari, Jessica Hernández Tavera, María Eugenia Maldonado, Guadalupe Espinosa y Arturo Pascual Soto, de la UNAM.
El programa del foro académico incluirá además un espacio dedicado a la gran urbe del Altiplano Central, Teotihuacan, que se abordará a través de una exposición fotográfica y la ponencia magistral Ofrendas conmemorativas de la Pirámide de la Luna, a cargo del doctor Rubén Cabrera. Así mismo, la arqueóloga Verónica Ortega, también adscrita a ese sitio, hablará del Palacio de Quetzalpapálotl como ejemplo de la arquitectura teotihuacana de elite.
La subdelegada del Centro INAH-Veracruz, Guadalupe Espinosa Rodríguez, informó que la organización de esta actividad académica se inscribe en el Plan de Manejo de El Tajín, en el que se incluye una serie de lineamientos para la mejora en la gestión de esta zona arqueológica.
La organización de estos encuentros académicos, en los que participan importantes expertos —dijo—, van orientados a instituir a mediano plazo una mesa redonda sobre esta ciudad y otros asentamientos de la región centro-norte de Veracruz, similar a las que se realizan en otros sitios que, al igual que El Tajín, son Patrimonio Mundial, como Palenque, Monte Albán y Teotihuacan.
En punto de las 17:00 horas, en el auditorio del Museo de Sitio de El Tajín, a lo largo de una semana los investigadores expondrán los estudios realizados sobre los edificios emblemáticos de El Tajín, sus relaciones e influencias con el Altiplano Central, además de las propuestas que hay para su reordenamiento territorial.
De igual manera, también se hablará del trabajo hecho alrededor de sitios cercanos a El Tajín, tanto en materia de salvamento arqueológico como de labor comunitaria en la zona arqueológica de Cuyuxquihui, en Tecolutla, y de las perspectivas de la investigación en el norte de Veracruz.
Edificios emblemáticos - La doctora Patricia Castillo, directora del Centro INAH Veracruz, será la encargada de abrir el ciclo de conferencias, con una plática alusiva a los edificios relevantes de esta ciudad mesoamericana que tuvo su auge entre 600 y 1000 d.C., no obstante que hasta ahora se desconoce la filiación del grupo étnico que la habitó.
Las construcciones de El Tajín, explicó, no sólo cumplieron funciones de carácter administrativo o ceremonial. En particular cuatro de ellas: la cancha sur del Juego de Pelota, el Edificio de las Columnas, la Pirámide de los Nichos y la Xicalcoliuhqui o Gran Greca, emularon conceptos relativos al cumplimiento del ciclo vital, sobre todo durante la última fase de ocupación de la ciudad en el periodo Epiclásico, entre 800 y 1200 d.C.
La arqueóloga detalló que el cerro localizado al Este de El Tajín tiene un eje fundamental con respecto a esas cuatro estructuras, las cuales fueron edificadas en el Epiclásico con el arribo del personaje Trece Conejo, quien gobernó la ciudad tras derrocar a un grupo que detentaba el poder.
“El edificio principal es la Pirámide de los Nichos porque está en el centro del asentamiento, orientada hacia la salida del Sol, lo que permite su mayor iluminación durante los equinoccios. Por otra parte, los rayos solares también se proyectan hacia el Juego de Pelota Sur, de manera que esta estructura guarda también una posición estratégica.
“Otra edificación importante es la Gran Greca, que no se ha excavado en su totalidad, pero también posee un ángulo determinado en concordancia con la aparición o salida del Sol. Mientras que en el altar del patio central del Edificio de las Columnas, donde debió sentarse el soberano, este mismo astro sale en ciertas épocas del año, y su posicionamiento en esta edificación es como si coronara a quien estuvo sentado ahí”.
Castillo Peña concluyó que en la actualidad el doctor Stanislaw Iwaniszewski del INAH, realiza mediciones arqueoastronómicas para determinar si durante el solsticio de verano ocurre en las construcciones señaladas algún fenómeno relacionado con los astros, de manera que “con este tipo de análisis vamos a poder determinar con más certeza la arquitectura de El Tajín”. (Source INAH
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Ancient MesoAmerica News Updates 2011, No. 16: Mexico City - Over 400 Zapotec and Mixtec Objects To Be Shown at "Seis ciudades antiguas de Mesoamérica. Sociedad y Medio Ambiente" Exhibit
The upcoming exhibit "Seis ciudades antiguas de Mesoamérica. Sociedad y Medio Ambiente," to be shown at the Museo Nacional de Antropología in Mexico City, will present over 400 objects of Zapotec and Mixtec origin. Several emblematic objects will be shown together for the first time, for instance the well-known Mask of the Bat God (Máscara del dios murciélago), gold objects from Tomb 7 of Monte Albán (Oaxaca), and the ceremonial vases from Atzompa, as was reported by the Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) on Wednesday, March 9, 2011 (edited by AMaNU):
El arte zapoteco-mixteco, reunido por primera ocasión - Obras maestras de las culturas zapoteca y mixteca, como la famosa Máscara del dios murciélago, objetos de oro de la Tumba 7 de Monte Albán, los vasos ceremoniales del sitio de Atzompa y la maqueta prehispánica de un rito mortuorio, se mostrarán juntas por única ocasión en la exposición Seis ciudades antiguas de Mesoamérica. Sociedad y Medio Ambiente, que se abrirá al público próximamente en el Museo Nacional de Antropología.
Debido a su antigüedad, que se remonta a cinco siglos antes de nuestra era, con la sección dedicada a Monte Albán comenzará el recorrido de esta magna exposición, que a través de más de 400 piezas arqueológicas dará cuenta del desarrollo cultural alcanzado por esta antigua urbe, así como de El Tajín, Palenque, Teotihuacan Tenochtitlan y Tlatelolco.
En la muestra, organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), un par de lápidas, realizadas para conmemorar a los primeros gobernantes de Monte Albán, darán la bienvenida a la sala dedicada a esta urbe oaxaqueña, donde se podrán admirar piezas emblemáticas del arte zapoteco y mixteco, que forman parte de las colecciones de los museos Nacional de Antropología, de las Culturas de Oaxaca y de Sitio de Monte Albán.
La doctora Martha Carmona, curadora de la sección dedicada a la gran metrópoli de los Valles Centrales de Oaxaca, destacó que el público encontrará en esta exposición testimonios del asentamiento urbano más antiguo de Mesoamérica, que mantuvo un dominio continuo por parte de los zapotecas de al menos mil 250 años, de 500 a.C. a 750 de nuestra era.
“A lo largo de todos esos siglos, Monte Albán nunca dejó de ser una ciudad importante y sacralizada. Además de haber sido el primer Estado mesoamericano, ninguna otra urbe tuvo una pervivencia tan fuerte y un poder centralizado tan destacado”, subrayó.
De ahí que son dos lápidas que representan el poder de sus gobernantes, las que dan inicio al recorrido de esta sala. La primera de ellas, que data de entre 200 y 600 d.C., procede del Edificio J, este bloque de piedra muestra a un gobernante, posiblemente 1 Temblor, portando una máscara del dios de la lluvia y una cabeza de jaguar en la mano, alegoría del sacrificio y la decapitación de un gobernante enemigo.
La otra lápida, hecha entre 500 y 150 a.C., formó parte de la fachada del Edificio L y en ella se observa a un guerrero del primer escalafón en un ritual donde se sangra los genitales. En el lado opuesto se observa a otro personaje invertido, aparentemente un bosquejo abandonado por un error en su escritura.
En ese sentido, otra obra maestra que destaca y que procede del acervo del Museo de las Culturas de Oaxaca, es el Escriba de Cuilapan también realizada en el Preclásico (500-150 a.C.). Se trata de la representación en arcilla de una figura masculina que resalta por su sobriedad y desnudez, así mismo, es de apreciarse que tiene mutilación dentaria, que era típica de la elite.
En Monte Albán, incluso las genealogías quedaron representadas en vasos de arcilla, un ejemplo de ello son seis de estas piezas que hacia el siglo VI d.C. fueron ofrendadas bajo una estructura ubicada al centro del conjunto arquitectónico principal de Atzompa. Cada uno de ellos lleva grabado un nombre calendárico: 5 Señor, 1 Jaguar, 5 Lagarto, 13 Mono, 2 Ojo y 2 Maíz, al parecer se trata de un linaje fundado por 5 Señor, que tuvo gran influencia en una etapa de prosperidad de la ciudad.
Para Martha Carmona, investigadora del Museo Nacional de Antropología, Monte Albán puede ser definida como “la ciudad de las tumbas”, las cuales eran incorporadas a la arquitectura doméstica, que en el caso de la clase gobernante se construían bajo sus palacios.
Debido a esta característica primordial del asentamiento prehispánico, se decidió recrear la Tumba 104 (500 - 800 d.C) con su fachada compuesta por cornisas, molduras y un tablero de doble escapulario que reproduce la arquitectura de la ciudad. En esta ofrenda resaltan cinco piezas colocadas a los pies del difunto, al centro la del dios del trueno Cocijo, y a los lados sus cuatro acompañantes relacionados con las nubes, el viento, la lluvia y el granizo.
En este ámbito de los ritos funerarios, también es de mencionarse la exhibición de una de las pocas maquetas prehispánicas descubiertas hasta ahora en sitios arqueológicos de México, que representan una ceremonia mortuoria, la cual fue descubierta en la entrada de la Tumba 103 de Monte Albán.
Una pieza más, recuperada en un contexto mortuorio que data del 100 a.C. - 200 d.C., es la emblemática Máscara del dios murciélago, la cual formaba parte de un ajuar funerario. En 1999 este bello mosaico, constituido por más de 25 piezas de piedra verde, seis piezas de concha y tres pendientes de pizarra, fue sometido a un proceso de restauración integral a cargo de la doctora Martha Carmona y restauradores, que resultó en una imagen mucho más estilizada y con rasgos más acordes con la plástica de Monte Albán de principios de nuestra era.
Así mismo, se exhibirá un cráneo (200 - 600 d.C.) con deformación del tipo tabular erecto, así como una trepanación que fue realizada con un pequeño taladro. Cabe mencionar que la mayoría de los cráneos prehispánicos con estas perforaciones, cuyos fines eran curativos, provienen de Monte Albán.
Martha Cardona explicó que Monte Albán se desarrolló en una ubicación estratégica defensiva en la parte alta del imponente Cerro del Jaguar, la cual nivelaron los zapotecas para trazar el espacio sagrado y construir los primeros edificios, a partir de una plataforma de 300 metros de longitud por 200 de ancho.
Un siglo después del dominio de esta ciudad precolombina por parte de los zapotecas, los mixtecos reocuparon varios de sus espacios y dejaron valiosos testimonios, como cerámica policroma y exquisitos objetos de oro que elaboraron mediante el dominio de las técnicas del trabajo de metales en frío y por calentamiento.
Como pieza única en Seis ciudades antiguas de Mesoamérica…, se presentará un bezote de oro (adorno que se colocaba en el labio inferior) hallado en la Tumba 7, que tiene como remate la cabeza estilizada del pájaro cocoxtli, que identifica al dios Xochipilli Macuilxóchitl. El trabajo del orfebre consistió en fundir el bezote y engastar el ave tallada en jade, así la unión de ambos materiales preciosos evocaba la fecundidad y el calor.
Martha Carmona concluyó que la sala de Monte Albán pretende dar a conocer los enormes adelantos en las ciencias y las artes de una ciudad cuyos comienzos fueron muy tempranos, la que además guarda muchos de sus secretos, entre ellos aspectos de tipo arqueoastronómico, que deben ser estudiados por los especialistas. (Source INAH)

Thursday, March 10, 2011

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Ancient MesoAmerica News Updates 2011, No. 15: Cañada de la Virgen, Guanajuato - New Book "El cerro y el cielo" Describes Ancient Hñahñu (Otomí) Archaeoastronomical Phenomena
The Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) just posted a bulletin on the new publication "El cerro y el cielo," which describes archaeoastronomical phemenomena at the site of Cañada de la Virgen, San Miguel de Allende, located in the Mexican state of Guanajuato. The site was occupied circa A.D. 540-1050 and was founded by the Hñahñu (Otomí). The book is written by archaeologist Rossana Quiroz Ennis and is based on seven years of research at the site. The INAH bulletin describes, in short, some of the phenomena and some of the buildings involved (edited by AMaNU):
Documentan astronomía de los antiguos hñahñu - Los avances de los estudios arqueoastronómicos realizados en la Zona Arqueológica Cañada de la Virgen, en San Miguel de Allende, Guanajuato, son presentados en el libro El cerro y el cielo, que analiza cómo los antiguos hñahñu construyeron este complejo arquitectónico, ocupado entre los años 540 y 1050 d.C., a partir de la observación de la bóveda celeste.
Tras contemplar el cielo y desarrollar una investigación de más de siete años en este sitio prehispánico que fue abierto al público el pasado 10 de febrero, la arqueóloga Rossana Quiroz Ennis detalla en esta publicación el conocimiento preciso que tuvieron los constructores de esta urbe, particularmente de los ciclos del Sol y de la Luna.
En la obra, editada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) con apoyo del Gobierno del Estado de Guanajuato, la investigadora refiere que el registro del movimiento de las estrellas, fue fundamental para el desarrollo de las actividades cotidianas de los pueblos otomíes-hñahñu, “un ejemplo de ello, es que las salidas y puestas del Sol se relacionaban con la agricultura, mientras que el ciclo lunar se asoció con la recolección y la caza”.
Dicho estudio se enmarca en el Programa de Observaciones Celestes en la Zona Arqueológica Cañada de la Virgen, desarrollado por investigadores del INAH; la iniciativa comenzó en 2003 y ha corroborado a través de los años que este sitio tenía un sentido astronómico relevante, “porque la astronomía era un conocimiento vinculado con la supervivencia y organización social de los pueblos agrícolas”, comentó Rossana Quiroz Ennis.
Marzo, destacó, es un mes especial para este centro ceremonial, porque el día 4, el Sol, y pocos días después la Luna, pasan por el pórtico del Complejo A o Casa de los Trece Cielos, que es el principal conjunto arquitectónico de Cañada de la Virgen. “Ambos astros descienden al cerro sagrado, tal y como lo refiere la metáfora de las semillas que entran a la tierra”, comentó Quiroz Ennis.
La experta del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, precisó que en la mayor parte de los sitios arqueológicos explorados en México, como Tula y Teotihuacan, las edificaciones están orientadas hacia el oriente, por ello el Sol emerge por detrás de las pirámides.
“En el caso de Cañada de la Virgen pasa lo contrario, los edificios están al poniente, un patrón poco común en Mesoamérica, lo que propicia que el Sol aparezca por enfrente; este evento se observa con mayor claridad en la Casa de los Trece Cielos, donde el astro pasa por su pórtico y hace parecer que se interna en ella”.
Este fenómeno, abundó, también sucede con la Luna y tiene que ver simbólicamente con el paisaje del inframundo, con la noche, por ello este sitio está más relacionado con el aspecto lunar.
“La importancia atribuida a la Luna es un rasgo que distingue a este sitio de otros que ya han sido estudiados desde el enfoque arqueoastronómico, la contemplación de este satélite estaba relacionado con las fechas de la recolecta, incluso con dicho conocimiento pudieron predecir los eclipses.
“La mayoría de los sitios se rigen por calendarios solares porque es más fácil su interpretación, el astro tiene dos solsticios y un equinoccio, la cuenta es 20 días para el caso del calendario mesoamericano, y de 13 para el tonalamatl o libro de los días”.
Tras referir que la Luna todo el tiempo está cambiando y su lapso de luna nueva a llena dura 29.53 días, la arqueóloga detalló que en Cañada de la Virgen el ciclo lunar marcaba los momentos propicios para la caza, la hora de florecimiento de las cactáceas, el instante en que iban a parir las mujeres, el momento de la caída de la lluvia, los tiempos favorables para sembrar, entre muchas otras cuestiones de la vida cotidiana.
Rossana Quiroz subrayó que el conocimiento que los hñahñu (otomí) tenían de la Luna, les permitió determinar las fechas de los eclipses, que eran momentos relevantes en la cosmovisión mesoamericana, “porque eran instantes en donde el equilibrio se perdía, en culturas como la otomí un eclipse significaba que el Sol se comió o mató a la Luna o viceversa.
“Los eclipses eran momentos de cuidado, sin embargo, curiosamente en algunos códices, como el Huichapan, eran periodos propicios para que se nombrara un nuevo jerarca dentro de la comunidad”, concluyó.
Además de la reciente publicación del libro El Cerro y el cielo, la arqueóloga Rossana Quiroz Ennis presenta una exposición itinerante alusiva, compuesta por 45 fotografías en cajas de luz, la cual se ha exhibido desde el año pasado en recintos culturales de Michoacán y Guanajuato, actualmente se muestra en el Museo Regional Tuxteco, en Veracruz. (Source INAH)

Friday, March 4, 2011

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Ancient MesoAmerica News Updates 2011, No. 14: Mexico City - Teotihuacan Pyramid of the Sun Sculptured Stone To Be Exhibited
At the upcoming exhibition "Seis ciudades antiguas de Mesoamérica. Sociedad y Medio Ambiente," a monolithic stone sculpture from the Pyramid of the Sun at Teotihuacan will be exhibited for the first time. The stone was found in 2007, deposited in antiquity in a platform on the southeast of the pyramid, and was sculptured in the first to the second century A.D., as the Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) informed yesterday, Thursday, March 3, 2011. The INAH bulletin additionally describes various other important Teotihuacan sculptures which will be shown at the exhibition, which will be shown at Museo Nacional de Antropología in Mexico City(edited by AMaNU; photo: INAH):

Exhibirán monolito que formó parte de la Pirámide del Sol - Un monolito con la representación de una deidad aún desconocida, que durante los primeros dos siglos de nuestra era formó parte de la Pirámide del Sol, en la ciudad prehispánica de Teotihuacan, será mostrado por primera vez en la exposición Seis ciudades antiguas de Mesoamérica. Sociedad y Medio Ambiente que se abrirá próximamente en el Museo Nacional de Antropología.
Junto con esta pieza, descubierta en 2007, también se presentará la escultura más completa encontrada hasta ahora del dios Huehuetéotl, informó el arqueólogo Alejandro Sarabia, curador de la sala dedicada a Teotihuacan dentro de esta magna exhibición —que reunirá en un mismo lugar más de 400 piezas prehispánicas— que dará cuenta del desarrollo de esta antigua urbe, así como de Monte Albán, El Tajín, Palenque, Tenochtitlan y Tlatelolco.
Las piezas teotihuacanas de reciente descubrimiento, indicó, fueron halladas durante diversas exploraciones en la Pirámide del Sol, además de rescates arqueológicos en el poblado de San Juan Teotihuacan, Estado de México.
El director de esa zona arqueológica destacó que la pieza monolítica, realizada en andesita gris, “es única en el sentido de que representa a una deidad aún no identificada en la iconografía de Teotihuacan. Así mismo, conserva estuco y pigmentos, mayormente de color rojo, y que representa un caso poco recurrente con respecto a otras tallas en piedra del sitio”.
Sarabia detalló que esta escultura fue localizada en diciembre de 2007, en una plataforma que circunda por su esquina suroeste a la Pirámide del Sol; tras su descubrimiento fue sometida a un largo proceso conservación (en el área de restauración del sitio arqueológico) con el objetivo de fijar los pigmentos que posee.
“El monolito tiene 98 centímetros de alto, 106 de ancho y 93 de profundidad; data de una época temprana en la historia de la ciudad de Teotihuacan, entre los siglos I y II, d.C. En un primer momento debió funcionar como un elemento arquitectónico de la Pirámide del Sol, y después fue desmantelado junto con otras esculturas similares para ser “ofrendado” a otro edificio adosado a la pirámide.
“Hasta el momento, hemos identificando al monolito con un deidad terrestre o del inframundo, similar al dios olmeca de la tierra, porque entre sus elementos iconográficos sobresalen ojos muy grandes y una boca sin mandíbula que asemeja una cueva. Los dioses comúnmente representados en Teotihuacan, sea en murales, esculturas o cerámica, son: Quetzalcóatl, dios de la lluvia o de la tormenta, y Huehuetéotl, el dios viejo del fuego”.
En ese sentido, el investigador del INAH comentó que en la tercera sala dedicada a Teotihuacan, en la exposición Seis ciudades antiguas de Mesoamérica, la pieza central será precisamente una escultura del dios Huehuetéotll, “se trata de la representación más completa —y una de las más grandes— hallada hasta el momento; fue descubierta en 2001, como parte de un salvamento arqueológico realizado en la localidad de San Juan Teotihuacan.
Esta pieza —de 51 cm de alto, 54 de ancho y 52 de profundidad— fue elaborada también en andesita, una piedra que no es propia del Valle de Teotihuacan, “aunque el corte y el estilo es típicamente teotihuacano; se encontró junto con otras dos esculturas pequeñas de la misma deidad, que estaban destruidas”, detalló Alejandro Sarabia.
La obra representa a Huehuetéotl portando un gran brasero con símbolos que marcan los rumbos del universo. Dicha deidad teotihuacana está representada de forma estandarizada, pues aun cuando se han encontrado otras elaboradas en distintos materiales y en otros tamaños, siempre tiene la misma forma y posición, sedente y con las piernas cruzadas.
El director de la Zona Arqueológica de Teotihuacan adelantó que otra pieza que se presentará en el Museo Nacional de Antropología, es una estela lisa, de 131 m de alto y 250 kilos de peso, manufacturada en piedra verde entre los siglos V o VI d.C., que fue descubierta también en 2001 entre la Calzada de los Muertos y la Pirámide del Sol.
“Generalmente las estelas estaban incrustadas en el piso o en un templo, frente a un edificio principal o en medio de un patio. Desconocemos a ciencia cierta la función que cumplieron, pero por lo regular se utilizaban para conmemorar actividades específicas del grupo en el poder”.
De acuerdo con el arqueólogo Sarabia, la sección dedicada a esta ciudad está diseñada de modo que el visitante profundice en el conocimiento de esta antigua metrópoli que comenzó su historia hacia los siglos II y I a.C., y creció de modo acelerado, “de aldeas agrícolas dispersas, a un gran asentamiento que para el siglo I d.C., ya rebasaba los 40 mil habitantes, la mayor concentración en América para esa época.”
Entre los factores que influyeron en la densidad habitacional de Teotihuacan, destacan la llegada de varios grupos procedentes de la Cuenca de México. “Fue la ciudad más grande del continente en la época prehispánica, llegó a extenderse sobre 22.5 kilómetros cuadrados; tan sólo su centro ceremonial tiene dos kilómetros lineales, ésta es su principal característica en términos de sociedad urbana, que es el tema de esta exposición sobre seis ciudades mesoamericanas”, concluyó Sarabia. (Source INAH)

Wednesday, March 2, 2011

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Ancient MesoAmerica News Updates 2011, No. 13: Cerro de Coamiles, Nayarit - Archaeologists Uncover Retaining Wall Architecture
Yesterday, March 1, 2011, the Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) posted a short notice on the recent excavations at Cerro de Coamiles, close to Tuxpan, in the Mexican state of Nayarit. In the excavations the archaeologists uncovered retaining walls, showing the advance local architects had made. These architecture features at Cerro de Coamiles date from circa A.D. 900-1100 and made it possible to modify the natural topography. The note furthers refers to other recent discoveries made at this site, among them a plain stela on top of the hill which may have been used in solar observations (edited by AMaNU):

Localizan sistema prehispánico de muros de contención - En el sitio arqueológico Cerro de Coamiles, cercano a Tuxpan, Nayarit, especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) descubrieron un sistema prehispánico de grandes muros de contención, una obra monumental que demuestra el desarrollo arquitectónico que alcanzó la cultura aztatlán en la franja costera de esa entidad, entre 900 y 1350 d.C.
El arqueólogo Mauricio Garduño Ambriz, del Centro INAH-Nayarit, dio a conocer que el hallazgo se registró en las recientes exploraciones de la Plataforma 4, una plaza de 150 m de largo por 46 m de ancho, ubicada a 72 m de altura sobre el nivel de la planicie aluvial.
Durante la investigación, dijo, se determinó la presencia de cuatro muros que corren paralelos, de los cuales se desenterraron 4 m de la fachada, lo que permitió conocer las características del sistema constructivo y temporalidad; “se trata de obras de ampliación de la plataforma realizadas durante los periodos Posclásico Temprano (900-1100 d.C.) y Medio (1100-1350 d.C.)”.
Mauricio Garduño, responsable del proyecto de investigación en el sitio de Cerro de Coamiles, destacó que de este sistema de muros sobresale uno por su calidad y estado de conservación, “se trata de una fachada compuesta por cuerpos escalonados que en conjunto forman un frente de 2.70 metros de altura, y corresponde a los años 900 a 1100 de nuestra era.
“La coordinación y construcción de este sistema de muros de contención permitió modificar la topografía original del Cerro de Coamiles, de esa manera se acondicionaron las plataformas superiores donde se hallan los principales templos, entre ellos un observatorio astronómico y altares”, expresó el arqueólogo.
El reciente hallazgo del sistema de muros, destacó Mauricio Garduño, confirma que Cerro de Coamiles fue habitado por una sociedad estructural y funcionalmente compleja, que se desarrolló a lo largo de catorce siglos, de 100 a.C. a 1350 d.C., con una marcada división del trabajo, un poder centralizado y una economía diversificada sustentada en una agricultura de alto rendimiento, así como en la explotación intensiva de peces y moluscos en las marismas (terrenos inundables de aguas salobres).
La cultura aztatlán surgió durante los primeros siglos de nuestra era, en la región costera noroccidental de lo que hoy es el estado de Nayarit; tuvo un desarrollo y progresivo crecimiento demográfico y territorial durante el periodo Clásico (200-900 d.C.), y sostuvo contactos comerciales con grupos del altiplano y el suroeste de lo que hoy es EU. Hacia los periodos posclásicos Temprano y Medio (800/900-1350 d.C.) alcanzó su mayor amplitud geográfica y homogeneidad cultural dentro de la secuencia arqueológica del occidente de México.
Al ubicarse en una llanura limitada por los ríos San Pedro Mezquital y Grande de Santiago, “los habitantes de Coamiles tuvieron acceso directo a tierras cultivables de alto rendimiento y el control de importantes rutas fluviales de comunicación entre la costa y la Sierra Madre Occidental”, señaló Garduño.
Luego de adelantar que con el objetivo de determinar la extensión total de los muros de contención a lo largo de la plataforma, se contempla llevar a cabo una prospección con la utilización de un radar de penetración, el arqueólogo abundó que durante las exploraciones también se hicieron sondeos en la denominada Acrópolis Norte, que permitieron corroborar que la planeación arquitectónica de este conjunto monumental se diseñó en función de la observación astronómica de los equinoccios.
“Incluso se identificó una estela lisa en la cima del cerro que funcionó como marcador solar de uso calendárico”, añadió. El investigador del Centro INAH-Nayarit refirió que de 2005 a la fecha, el proyecto de investigación en Cerro de Coamiles ha realizado extensos reconocimientos de superficie, de tal manera que se ha determinado que debió abarcar una superficie de 1.5 kilómetros cuadrados.
El arqueólogo Garduño destacó que los antiguos pobladores de este sitio alcanzaron una alta especialización artesanal, que se manifestó en la manufactura local de vasijas de uso ritual que fueron decoradas con una variada iconografía, que en algunos casos presenta afinidades estilísticas con cerámica contemporánea de Cholula, Puebla.
También, agregó, la metalurgia del bronce y del cobre fue una industria importante para estas poblaciones; el uso de artefactos de este último metal en anzuelos, agujas, cascabeles, pinzas, aros o cinceles, se generalizó entre la mayor parte de la población costera aztatlán desde 900 d.C.
Mauricio Garduño precisó que las exploraciones en el sitio se han concentrado en los sectores suroeste y noreste, donde se han identificado basamentos y montículos, zonas niveladas y terrazas; además, fue descubierto un nuevo conjunto de petrograbados, que se suman a los 150 diseños reportados en los años 80 por una misión encabezada por la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales, de París, Francia.
Finalmente, el arqueólogo comentó que en colaboración con la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH y del Instituto de Ecología de la UNAM, se contempla el diseño de un proyecto integral de preservación tanto de los monumentos arqueológicos de Cerro de Coamiles, así como de su entorno inmediato, mediante la habilitación de senderos ecológicos y la creación de un jardín botánico. (Source INAH)