Wednesday, June 15, 2011

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Ancient MesoAmerica News Updates 2011, No. 32: El Teúl, Zacatecas - INAH Archaeologists Discover Important Stone Statue of Ballplayer
In November of 2010 Ancient MesoAmerica News Updates reported on important archaeological discoveries at the site of El Teúl, located in the south of the Mexican state of Zacatecas (see AMaNU 2010, No. 32). Several of those finds were directly associated with the Mesoamerican ballgame. Today, Wednesday June 15, 2011, the Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-CONCULTA) reported the discovery of a stone statue portraying a ballplayer. In contrast to the earlier 2010 findings, this statue still has its head. The statue stands at 1,75 m and the report below provides pertinent detail on its discovery at El Teúl (edited by AMaNU; photo: INAH):


Descubren otro "jugador de pelota" en Zacatecas - A casi metro y medio bajo tierra, en el sitio arqueológico Cerro del Teúl, al sur de Zacatecas, investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) descubrieron otra escultura de un jugador de pelota, que a diferencia de una anterior, hallada a finales de 2010, sí tiene cabeza. A decir de los especialistas, ambas piezas estarían evocando uno de los pasajes del Popol Vuh, libro sagrado de los mayas, relativo a los gemelos divinos.
La escultura en piedra, descubierta hace unas semanas, representa la figura casi completa de un jugador de pelota (de forma cilíndrica y dimensiones de 1.75 m de alto y 56 cm de diámetro) y fue localizada en el costado sur del lateral poniente de la cancha del Juego de Pelota, a 1.40 m de profundidad, durante la temporada de excavaciones que encabezan los arqueólogos Peter Jiménez y Laura Solar, quienes consideran que dada la posición en que se encontró, debió caerse tras el derrumbe de un muro por efecto del paso del tiempo.
Esta caída provocó el desprendimiento de la parte correspondiente a la cabeza, y de la que hasta el momento sólo se ha ubicado un fragmento que pertenece a la sección de la oreja. La fractura demuestra que la escultura —que data del 900-1100 d.C.— tenía continuidad por arriba de los hombros, pues se observa parte del cuello del jugador de pelota.
El Cerro del Teúl —símbolo del poblado zacatecano de Teúl de González Ortega, limítrofe con Jalisco— es uno de los pocos sitios en América que tuvo una ocupación ininterrumpida de 200 a.C. a 1531 d.C. Expertos coinciden en que el sitio fue el centro ceremonial por excelencia de los caxcanes, uno de los grupos más aguerridos contra los conquistadores españoles y a quienes estuvieron a punto de derrotar en la famosa Guerra del Mixtón.
El arqueólogo Luis Martínez Méndez, encargado de las excavaciones en la cancha del Juego de Pelota del Cerro del Teúl, explicó que ambas esculturas encontradas en este espacio son únicas en su tipo en todo lo que fue Mesoamérica. Únicamente se han descubierto otras esculturas de este tipo en canchas de juego de pelota de sitios del área maya, como Toniná, en Chiapas, pero en tales casos las tallas representaban a cautivos y no a jugadores.
Sobre el posible significado de que una escultura fuera esculpida sin cabeza (la de 2010), y la otra completa, el especialista comentó que es probable que ambas aludan a un mito muy difundido en el área mesoamericana y que ha llegado hasta nuestros días referido en el libro maya Popol Vuh.
De acuerdo con ese texto, los gemelos divinos Hunahpú e Ixbalanqué fueron llamados por los Señores de Xibalbá. En su camino hacia el mundo subterráneo, los hermanos debieron sortear duras pruebas al pasar por distintas casas, y en la denominada Casa de los Murciélagos, uno de los gemelos, Hunahpú, resultó decapitado, más la astucia y habilidad de Ixbalanqué no tardaron en hacerle volver a la vida, engañando de paso a los Señores de Xibalbá en la cancha de juego de pelota.
Ambas esculturas de la cancha de Juego de Pelota del Cerro del Teúl muestran el brazo derecho sobre el pecho, y el izquierdo sobre el abdomen. Resalta la parte de los hombros, lo que hace suponer que recrean el atavío con hombreras para protección, así como un yugo o faja en las caderas, aparte de un faldón que cae casi hasta los tobillos.
Luis Martínez explicó que esta segunda escultura fue localizada durante trabajos de liberación de la mitad sur de la cancha de Juego de Pelota en El Teúl, de manera que se realizó un pozo de sondeo en el lateral poniente para conocer los estratos arqueológicos, así como para corroborar la existencia de otra talla más, similar a la que ya se había encontrado.
Esta suposición —dijo— parte de lo que dejó asentado en el plano del Conjunto Oriente del Cerro del Teúl, el ingeniero geodésico alemán Carl de Berghes, a mitad del siglo XIX, donde se observan varias construcciones prehispánicas, entre ellas la cancha de Juego de Pelota, en cuyos cuatro extremos hizo referencia a igual número de esculturas, marcando su posición con la letra a. Comentó que de las dos esculturas restantes, sólo se han encontrado vestigios de una, posiblemente parte de un hombro, durante las excavaciones en la esquina noroeste de la cancha.
Respecto a las dos esculturas descubiertas en la parte sur de la cancha, el arqueólogo Luis Martínez explicó que tal vez se hallaban de pie en el lapso de funcionamiento de este espacio ritual; asimismo, se desconoce hacia qué dirección estaban colocadas. No obstante, se prevé que las excavaciones continúen hacia la banqueta donde, de hallar los pies de la escultura —que aún están enterrados—, se sabrá el punto cardinal al que señalaba.
Dicha exploración deberá esperar, toda vez que restauradores de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH, realizarán maniobras para levantar y consolidar la escultura recientemente descubierta que, a diferencia de la encontrada en 2010, presenta diversas fracturas y fisuras.
Luis Martínez abundó que aún falta por excavar 15 por ciento de la cancha de Juego de Pelota del Cerro del Teúl (que mide aproximadamente 42-44 m de largo por 6 m de ancho), luego de lo cual se efectuará su consolidación, a fin de que sea uno de los espacios que el público pueda ver en este sitio que abrirá al público en 2012.
El investigador concluyó que la cancha de Juego de Pelota tuvo una primera etapa de funcionamiento entre 600-900 d.C., de manera que su muro lateral poniente fue tallado en el tepetate y la cancha era de tipo abierto, es decir, las banquetas tenían una cierta inclinación. En la segunda etapa, entre 900 y 1100 d.C., la cancha se hizo de mampostería, con muros rectos y banquetas de losa. (Source INAH)

Tuesday, June 14, 2011

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Ancient MesoAmerica News Updates 2011, No. 31: Tlatelolco, Mexico City - INAH Archaeologists Discover Stairway Belonging to the Earliest Construction Phase
While in search of archaeological remains of the first construction phase at Tlatelolco, to corroborate the date of its foundation, researchers of the Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) discovered a stairway within the Templo Mayor at this site. This stairway gave access to an adoratorium that belongs to the earliest architectural phase at Tlatelolco and which, together with a stucco floor that was found in association with the stairway, probably dates to circa A.D. 950-1200. The INAH provided a concise online report yesterday, Monday June 13, 2011. The report discusses in short the ethnohistoric background of the foundation of Tlatelolco, the newly discovered stairway, its location, probable date, and associated findings as ceramics, obsidian, and animal bones (edited by AMaNU; photo: INAH):


Hallan escalinata de etapa fundacional de Tlatelolco - Tras la búsqueda de elementos arqueológicos de la primera etapa de construcción de Tlatelolco para corroborar la fecha de su fundación, investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) descubrieron en el Templo Mayor de esa zona arqueológica una escalinata que daba acceso a un adoratorio de la etapa arquitectónica más antigua del sitio, así como un piso estucado que podría fecharse entre 950 y 1200 d.C.
Este hallazgo podría corroborar en qué momento fue construida la primera edificación de la ciudad prehispánica y con ello determinar cuándo se fundó Tlatelolco, informó la arqueóloga Lucía Sánchez, jefa de la zona arqueológica. De acuerdo con fuentes etnohistóricas, como las crónicas oficiales de Fray Diego de Durán y del Padre Acosta, la fundación de Tlatelolco ocurrió en 1337, mientras que la de Tenochtitlan en 1325. Sin embargo, otras fuentes como la Historia Tolteca-Chichimeca y el Mapa de Sigüenza señalan que Tlatelolco se creó antes que Tenochtitlan o de manera simultánea.
La investigadora del INAH, detalló que el hallazgo de esta escalinata se suma a otras localizadas en años anteriores. En esta ocasión también se descubrieron fragmentos de cerámica, piezas de obsidiana y huesos de animales pequeños, que formaban parte del relleno de la pirámide.
Como si fueran las capas de una cebolla, el Templo Mayor de Tlatelolco es estudiado de afuera hacia adentro, aprovechando un corte realizado en la época prehispánica, que al paso de los años se convirtió en un túnel que corre transversalmente en su interior.
Lucía Sánchez recordó que entre 1992 y 1993, durante las excavaciones a cargo del arqueólogo Salvador Guilliem, en la denominada Etapa 1a se encontró una escalinata completa en el interior de la fachada occidental de la pirámide, y los restos de otra. Posteriormente, en 2007 se retomó la excavación y se localizó una tercera escalinata, igualmente rota, que se ubicó en la Etapa 1b. En 2009, continuó, se realizó otra exploración desde la parte superior de la pirámide y se encontró —a 7.5 metros de profundidad— un piso de estuco y una pilastra (pequeña columna) con restos de pintura de colores rojo, negro y azul, así como fragmentos de braseros policromos sobre el piso.
La arqueóloga abundó que entre febrero y junio de este año, a través del túnel transversal —a 12.5 metros hacia el interior—, se descubrió la escalinata que daba acceso a un adoratorio, así como la continuación del piso estucado localizado en 2009, espacio que se ha denominado como la Etapa 1c, y que podría corresponder al periodo Posclásico (950-1200 d.C.).
En estas recientes excavaciones, continuó la jefa de la Zona Arqueológica de Tlatelolco, también se halló cerámica, obsidiana —principalmente en forma de navajillas—, piedras trabajadas para usarlas como material constructivo y otras de relleno para edificar templos, y huesos de animales pequeños, posiblemente roedores.
“Todo el material se encontró como relleno de la construcción. Además, entre la tierra se descubrieron pequeñas conchas de moluscos propios del lecho de lago, lo que nos indica que la tierra para rellenar fue tomada de éste”.
“Los elementos encontrados corresponderían a la fundación de la ciudad y, de acuerdo con las fuentes etnohistóricas, estarían ubicados tentativamente alrededor del año 1337, aunque podrían ser más antiguos, de 1000 a 1200 d.C.”, comentó Lucía Sánchez.
La investigadora dijo que actualmente se realiza un análisis del estilo de arquitectura, para comprobar si las tres etapas (1a, 1b y ahora 1c), corresponden a fases constructivas distintas, o si sólo son ampliaciones de un mismo basamento; es decir, sólo un añadido del Templo Mayor de Tlatelolco, como acostumbraban edificar los mexicas. La arqueóloga detalló que para obtener información precisa y complementaria a los datos de la excavación, se llevan a cabo diferentes estudios de los materiales encontrados en años anteriores, tales como carbón, cerámica y concha, para lo cual se cuenta con la colaboración de la Subdirección de Laboratorios y Apoyo Académico del INAH y del Laboratorio de Paleomagnetismo del Instituto de Investigaciones Geofísicas de la UNAM.
“Algunos de los análisis implicarán fechamientos de carbono 14, así como de termoluminiscencia y arqueomagnetismo, métodos que sirven para determinar la antigüedad de una pieza de cerámica y de los pisos de estuco”, explicó la arqueóloga.
Los resultados que se obtengan, dijo, permitirán —de acuerdo con los objetivos del Proyecto Tlatelolco, impulsado por el arqueólogo Eduardo Matos en 1987— establecer las comparaciones entre las ciudades de Tenochtitlan y Tlatelolco en sus etapas más antiguas.
Las exploraciones en el Templo Mayor de Tlatelolco forman parte de un proyecto arqueológico comenzado en 1987 y que se ha desarrollado de manera ininterrumpida hasta hoy, bajo la coordinación del arqueólogo Salvador Guilliem Arroyo, y con la colaboración de los investigadores Patricia Ledesma, Alejandro Rivera, Claudia Nicolás, María de Jesús Alvizar y Lucía Sánchez de Bustamante. (Source INAH)