Sunday, February 27, 2011

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Ancient MesoAmerica News Updates 2011, No. 12: Joya de Cerén, El Salvador - Ancient Site in El Salvador
Today, Sunday, February 27, 2011, the online edition of the daily Mexican newspaper El Universal posted an article that provides an overview of archaeological research carried out at the important site of Joya de Cerén in El Salvador (edited by AMaNU):
La Pompeya de América es Céren, un antiguo sitio salvadoreño - El yacimiento de Cerén se ha convertido en un parque arqueológico tras encontrarse en él vestigios de viviendas, edificios públicos y artefactos de todo tipo. Fue escenario en su día de una de las numerosas erupciones volcánicas ocurridas en la historia de El Salvador, un país que con 20 mil 742 kilómetros cuadrados posee, según el Servicio Nacional de Estudios Territoriales (SNET), 23 volcanes y cinco campos volcánicos.
Un momento de historia - Las viviendas, edificaciones comunales, campos de cultivo y otros rasgos de ese asentamiento humano quedaron sepultados bajo toneladas de ceniza y lava expulsadas por la erupción del volcán Loma Caldera, ocurrida entre los años 600 y 650 después de Cristo, una época que para los arqueólogos corresponde al denominado Período Clásico, que va del año 350 al 900 d.C.
La erupción del volcán, que, como consigna la Fundación Nacional de Arqueología de El Salvador (Fundar), se encontraba a unos 600 metros al norte de la actual Joya de Cerén, paralizó un momento en la historia de esa aldea, en donde, de acuerdo a los hallazgos, no había humanos en ese momento, quizás porque lograron escapar a tiempo tras registrarse la erupción.
Según las investigaciones, los vecinos del poblado huyeron a la carrera al registrarse los primeros estallidos, dejando sus casas y posesiones intactas, algo que tiene un valor incalculable para arqueólogos y antropólogos. Bajo una gruesa capa de unos cinco metros de ceniza y lodo quedaron las edificaciones de esta pequeña aldea agrícola, así como los cultivos agrícolas, vestigios de una civilización que ahora es motivo de estudio para conocer la forma de vida y las costumbres de las personas de esa época.
“La aldea nos demuestra la forma en que vivían los pobladores, lo que cultivaban y, además, la estructura organizativa de las viviendas que tenía la gente, dónde dormían, dónde cultivaban sus milpas (...), pero también donde cocinaban”, explicó el director nacional de Patrimonio, Ramón Rivas. En el lugar, según el experto, se hallaron, además de las edificaciones, artefactos como vasijas y ollas, así como sembrados de maíz e incluso las mismas mazorcas intactas.
“Habían vasijas donde se encuentran semillas de calabaza o de ayote, semillas de chile (pimiento...). Lo curioso del caso es que todo esto se encuentra en perfecto estado (en el momento en que fue descubierto)”, relató Rivas.
No obstante, algunos de los vestigios más pequeños, como alimentos, al entrar en contacto con el ambiente natural se desintegraron, aunque los científicos que trabajaban en las excavaciones lograron hacer calcos de yeso que aún se conservan en el Museo Nacional de Antropología de El Salvador (MUNA).
Entre las edificaciones se encontró también un temascal, el “baño de vapor” característico de las culturas precolombinas de Mesoamérica, una especie de sauna que los pobladores del lugar utilizaban de forma comunal. “En la época prehispánica era una forma de purificación”, agregó el experto.
Los científicos de Fundar, organismo que se ha encargado de la conservación de este y otros sitios arqueológicos del país, apoyan la teoría de que el techo del lugar era un domo construido en bahareque, un sistema basado en entretejer palos o cañas que, a juicio de esta fundación, es el único conocido en la arquitectura mesoamericana.
Según Rivas, aunque en el lugar se han hallado huellas de personas, no ha habido descubrimientos de restos humanos. “Se encuentran huellas humanas que da la impresión que la gente salió corriendo. Restos humanos no se han encontrado, lo que a nosotros nos da a suponer es que la gente tuvo tiempo para correr”, afirmó.
En las tres bodegas halladas y estudiadas hasta la fecha se encontraron restos de ratones y de un pato, así como de gorgojos que permanecían entre los granos almacenados de maíz y fríjol, mientras que en el exterior se descubrieron pájaros. También se ha encontrado parte de un entierro humano.
Un asentamiento milenario - El lugar se descubrió de modo casual durante unas excavaciones efectuadas en 1976 por el entonces Instituto Regulador de Abastecimientos (IRA) para la construcción de unos silos. Las obras pusieron al descubierto una casa de las once edificaciones excavadas hasta la actualidad en la Joya de Cerén, lo que dio origen a un trabajo de investigación sobre los antiguos habitantes del lugar y sus costumbres que aún continúa.
Pero no fue hasta 1978 que el arqueólogo Payton Sheets, profesor de antropología de la Universidad de Colorado (EU), se puso al frente de las excavaciones con el apoyo de Christian Zier, miembro del Proyecto Protoclásico, que se concentraba en investigar parte del valle salvadoreño de Zapotitán, donde está la Joya de Cerén.
Los expertos excavaron once estructuras y hallaron, pero no excavaron, otras seis, en tanto que los estudios de prospección sugieren que puede haber en el lugar “varias docenas más”. Sin embargo, por razones de conservación del lugar, se ha decidido no continuar las excavaciones y mantener a la vista y en estricto cuidado las estructuras expuestas para su estudio.
“El problema que nosotros tenemos no es tanto la excavación, el problema es la conservación de lo que se va a encontrar. Hoy utilizamos en arqueología lo que denomino la estrategia de la sandía: sacamos la tajada de la sandía y el resto queda enterrado”, afirmó el director nacional de Patrimonio.
“Lo que se ha sacado es una ´tajadita´ para que el visitante, para que el estudiante, solamente se imagine lo que puede haber en los contornos que rodean lo que hoy se ha descubierto al público”, añadió el funcionario, quien estima que este lugar aún da para años y años de investigaciones.
¿Quiénes vivieron allí? - Los estudiosos consideran que ese sitio pudo haber estado habitado por los mayas, aunque Rivas prefiere ser “cuidadoso” y no confirmar de momento qué comunidad indígena habitaba la zona.
“Esta parte del mundo en la época prehispánica era un puente entre las culturas del norte y las culturas del sur”, afirmó Rivas, y relató que en el siglo X empiezan a darse las primeras migraciones desde el centro de México.
Cuando han pasado cientos de años de esa erupción, la Joya de Cerén sigue atesorando un lugar que conserva un retrato de la historia que es motivo de investigación no solo de lo que ocurrió, sino de sus protagonistas, su origen y la suerte que estos corrieron después de esa erupción que los obligó a abandonar su poblado. (EFE Reportajes; source El Universal)

For more information on the site of Joya de Cerén and the research of Payton Sheets and his team, check out:
The Ceren Web Resource and
FUNDAR: Joya de Cerén Archaeological Park
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Ancient MesoAmerica News Updates 2011, No. 11: Mexico City - Sculpted Sections of El Tajín Columns To Be Shown at "Seis Ciudades" Exhibit
The sculpted center sections of three columns from the Mound/Structure of the Building Columns at El Tajín, Veracruz, will be shown at the upcoming exhibit "Seis ciudades antiguas de Mesoamérica. Sociedad y Medio Ambiente" in the Museo Nacional de Antropología in Mexico City. It will be the first time that the sculpted sections of all three columns will be shown in public. These panels picture the story of 13 Rabbit, the presumed conqueror of El Tajín and probably were produced in the last part of the Epiclassic period, circa A.D. 1100-1200. The Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) posted a short notice on this subject last Friday, February 25, 2011 (edited by AMaNU; drawing after Imagen y pensamiento en El Tajín, 1999, p. 76):
Museo de Antropología lucirá columnas de El Tajín - Los fustes de los pilares del Edificio de las Columnas, donde está narrado en bajorrelieve uno de los momentos más enigmáticos de la historia de El Tajín, serán reunidos por primera vez en el Museo Nacional de Antropología (MNA), para formar parte de la magna exposición Seis ciudades antiguas de Mesoamérica. Sociedad y Medio Ambiente, que se presentará a partir de marzo.
Se trata de 18 discos de piedra arenisca de 108 cm diámetro, que sobrepuestos rebasan el metro de altura y forman la parte media de tres columnas que hace más de mil años debieron sostener el palacio de uno de los antiguos soberanos de El Tajín, en el hoy estado de Veracruz.
La exhibición, organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), estará montada en la Sala de Exposiciones Temporales del MNA, donde las pilastras del Edificio de las Columnas marcan la entrada a la sección que estará dedicada a El Tajín. La muestra, que reunirá en un mismo techo más de 400 piezas prehispánicas, también dará cuenta del desarrollo de las antiguas ciudades de Monte Albán, Palenque, Teotihuacan, Tenochtiltlan y Tlatelolco.
En los fustes (parte media entre la basa y el capitel de una columna) de la antigua ciudad totonaca, el visitante podrá admirar el relato de la llegada del gobernante Trece Conejo a El Tajín, quien conquistó esta urbe e inició profundos cambios en su arquitectura, hacia 800-1200 d.C. “En estos pilares quedó registrado el momento en que Trece Conejo —de origen desconocido— venció a un grupo que detentaba el poder y se instauró en el mismo”, expresó la arqueóloga Patricia Castillo, curadora de esta sección de la exposición, al indicar que la forma en que se han dispuesto las columnas para esta exhibición, es como habría sido la entrada al Edificio de las Columnas, uno de los últimos que se erigieron en El Tajín, probablemente entre 1100 y 1200 d.C.
Detalló que en el bajorrelieve de estos elementos arquitectónicos se observa al propio Trece Conejo, así como a uno de sus guerreros más fuertes: Trece Cráneo, quien lleva de la mano a un cautivo, un personaje de alto nivel. “En la columna del centro sobresale una escena de señores ataviados con penachos que tienen hasta seis u ocho plumas de quetzal; se trata de bajorrelieves ejecutados con gran maestría”, expresó la arqueóloga Patricia Castillo, directora del Centro INAH-Veracruz.
La especialista abundó que otra figura que destaca en los fustes es la de una sacerdotisa dedicada al culto a Tláloc, dios del agua; el excelente trabajo de la piedra permite incluso observar la textura de la falda que porta. De acuerdo con Patricia Castillo, “la evolución sociocultural de El Tajín está marcada por la llegada de Trece Conejo hacia el periodo Epiclásico (800-1200 d.C.), quien introdujo un argumento de unificación religiosa al recurrir a la imagen y los símbolos de dos deidades principales: Tláloc y Quetzalcóatl.
“Trece Conejo estableció además una ideología y una nueva institución social —representada esta última por la dualidad—, además llevó a cabo la construcción de monumentos emblemáticos que señalarían en el tiempo y el espacio, un nuevo sistema ‘simbólico’ que determinó y reestructuró los procesos históricos y funcionó como un anuncio del advenimiento de Quetzalcóatl, la deidad principal”.
La investigadora del INAH señaló que la exposición Seis ciudades antiguas de Mesoamérica. Sociedad y Medio Ambiente, será una oportunidad única para que el público admire piezas poco conocidas de El Tajín, entre ellas los discos del Edificio de las Columnas, que se encuentran bajo resguardo en esta zona arqueológica.
Así mismo, concluyó que será en la sección destinada a El Tajín, donde el público podrá conocer más ampliamente la importancia que tuvo para los pueblos mesoamericanos el Juego de Pelota —considerando que en este sitio veracruzano se han registrado hasta el momento 17 canchas—, mediante el montaje de piezas que representan yugos y palmas, elementos que estaban asociados a este ritual. (Source INAH)
The drawing (from Sara Ladrón de Guevara, 1999, "Imagen y pensamiento en El Tajín," Universidad Veracruzana, Xalapa) shows a portion of the sculptured section of the north column from the Mound/Structure of the Building Columns, indicating the complexicity of the visual narrative program at this building. A recent study describes the complex iconography as illustrating the ceremonies leading up to and the ultimate accession of 13 Rabbit to high political office at El Tajín (Rex Koontz, 2009, "Lightning Gods and Feathered Serpents: The Public Sculpture of El Tajín, Veracruz," University of Texas Press, Austin).

Thursday, February 24, 2011

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Ancient MesoAmerica News Updates 2011, No. 10: Mexico City - New Research Uncovers More Parts of the Temple Dedicated to Ehécatl-Quetzalcoátl
In early 2010 archaeologists of the Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) uncovered the first part of the most important shrine dedicated to the Mexica god Ehécatl-Quetzalcoátl (see Ancient MesoAmerica News Updates 2010, No. 8). Today, Thursday, February 24, 2011, the INAH reported that ungoing excavations have uncovered another construction phase of this shrine, which corresponds to the period of A.D. 1481-1486 (which chronologically corresponds to Stage V of the Templo Mayor (edited by AMaNU; photo: INAH):

Localizan otra parte del Templo de Ehécatl - Una nueva etapa constructiva del templo circular dedicado a Ehécatl-Quetzalcóatl, que corresponde al periodo 1481 a 1486 d.C., fue localizada por investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), quienes además han logrado la excavación de 30 metros de los 34 de longitud que mide la plataforma del que consideran fue el adoratorio prehispánico más importante usado por los mexicas para rendir culto al dios del viento.
Los vestigios de dicha etapa de construcción hallada recientemente, consisten en un muro del cuerpo circular del basamento y restos de estuco; con ésta suman ya tres las fases de construcción del antiguo adoratorio descubierto el año pasado en un predio de la calle de Guatemala, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, detrás de la Catedral Metropolitana.
Estos nuevos vestigios corresponden cronológicamente a la fase V del Templo Mayor (1481 a 1486 d.C.), que se añade a las dos fases de la edificación descubiertas en enero de 2010, relativas a las etapas VI (1486-1502 d.C.), tocante al auge de Tenochtitlan, y la VII (1502-1521 d.C.), que fue la que vieron los conquistadores españoles a su llegada a esta antigua urbe, informó el arqueólogo Raúl Barrera, responsable del Programa de Arqueología Urbana (PAU), del INAH.
Durante su participación en el ciclo de conferencias conmemorativas a los 33 años del descubrimiento del monolito de la Coyolxauhqui, el arqueólogo informó que durante la primera temporada de exploraciones realizadas en torno a dicha edificación prehispánica, se ha logrado avanzar en la excavación y consolidación de este antiguo templo, que se constituye de una plataforma y un cuerpo circular adosado.
En dicho foro que se desarrolla en el Museo del Templo Mayor, Raúl Barrera abundó que en lo que respecta a la plataforma prehispánica se han logrado excavar 30 de los 34 metros que se calcula tiene de longitud; así mismo, durante estas labores se logró determinar con precisión el diámetro del templo circular adosado.
En 2010, cuando se halló el templo, dijo, se creía que tenía un diámetro de 14 m, y tras la excavación se ha establecido que son 18 m. “Además de detectar la nueva etapa constructiva, se ha trabajado en la consolidación y restauración los estucos y muros que componen el basamento, tarea a cargo del equipo de expertos del Museo de Templo Mayor.
“El Templo de Ehécatl-Quetzalcoátl, del cual llevamos excavados 30 metros de norte a sur, y nueve metros de largo, es uno de los más representativos de la época prehispánica, pues todo indica que su frente principal, con su templo circular, estaba dirigido al Templo Mayor, concretamente hacia el lado del adoratorio a Tláloc”, explicó el arqueólogo.
Lo anterior —dijo—, tiene sentido si se considera que Ehécatl-Quetzalcóatl, era el dios mexica del viento, elemento que precede a la lluvia, esta última representada por Tláloc, divinidad del agua y del rayo.
De ahí que la pirámide consagrada a Ehécatl-Quetzalcóatl, conocida como la “Casa del viento”, tuviera una forma peculiar: su fachada era de planta cuadrangular, mientras que su parte posterior, de planta circular, servía para sustentar un templo de forma cilíndrica cubierto por un techo de paja a manera de un gran cono.
Raúl Barrera, comentó que de acuerdo con documentos históricos de cronistas del siglo XVI, entre ellos fray Bernardino de Sahagún, Diego Durán y Bernal Díaz del Castillo, la entrada principal a este templo tenía la forma de las fauces de una serpiente, y posiblemente por ahí accedían los guerreros o los sacerdotes.
El responsable del PAU detalló que en estos momentos la estructura prehispánica está protegida con un material sintético geotextil, que sirve para preservarla de la humedad y proporcionarle una temperatura adecuada, a fin de evitar su deterioro y permitir su conservación.
Durante las labores de exploración, añadió, se han encontraron gran parte de estucos y pisos de lajas de basalto que conformaban parte de la plaza prehispánica, hallazgos que también se suman a los materiales encontrados previamente, como fragmentos de esculturas de deidades mexicas y restos de una almena en forma de biznaga, que se considera corresponden al periodo de 1502 a 1521.
Así mismo, en dichas investigaciones en las que también participan los arqueólogos Iván Urdapilleta e Israel Fuentes, se han encontrado más de dos mil fragmentos de cerámica prehispánica y colonial. La cerámica prehispánica corresponde a la denominada Texcoco, Cholula, Azteca III y IV, relativos a la época de auge y decadencia de la cultura mexica. En tanto que la colonial es de los estilos Vidriado Verde y Café, Mayólica Azul y Verde sobre Crema, y Puebla Azul sobre Blanco, entre otros. También, se localizaron pedazos de porcelana europea y china.
“A pesar de que en el recinto sagrado de Tenochtitlan había varios templos y altares dedicados a Ehécatl, como el caso de la Pirámide de Pino Suárez, éste que se descubrió en 2010 debió ser el más representativo”, concluyó Raúl Barrera.
Cabe mencionar que el área de acción del Programa de Arqueología Urbana comprende aproximadamente un cuadrángulo de 500 metros, espacio que según cálculos ocupaba el recinto sagrado de la antigua ciudad tenochca. (Source INAH)

Wednesday, February 23, 2011

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Ancient MesoAmerica News Updates 2011, No. 9: Tula, Hidalgo - Selection of Recently Discovered Objects Now on Exhibit at the Tula Site Museum
Discovered in 2006 and 2009, some 500 archaeological objects discovered at various sites in the Mexican state of Hidalgo have been restored and a selection of these objects is now on exhibit at the museum of the archaeological site of Tula, as was reported by the Instituto Nacional de Antropología e Historia on Tuesday, February 22, 2011. The INAH report also provides details on the recent excavations of child burials. Among the objects restored and now on exhibit at the Tula site museum is the statuette of Xipe Totec discovered in December 2009 and reported upon in Ancient MesoAmerica News Updates 2010, No. 1 (edited by AMaNU):
Regresan a Tula piezas arqueológicas restauradas - Producto de diversos hallazgos registrados en varios sitios en Hidalgo, en cerca de cinco años se han reunido más de 500 piezas arqueológicas, correspondientes a la fase de auge de la cultura tolteca; de esta serie de objetos destaca la escultura del dios Xipe Totec, que luego de un delicado proceso de restauración, realizado por especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), regresa a la Zona Arqueológica de Tula para ser exhibida al público a partir de este miércoles 23.
Esta pieza, cuyo nombre significa “Nuestro Señor el Desollado”, en lengua náhuatl, fue localizada en diciembre de 2009 en un predio particular durante la realización de obras de drenaje; representa la primera descubierta en el área que ocupó la antigua ciudad de Tula. Se calcula que corresponde al periodo de Tollan (900-1150 d.C.).
Dicha escultura, junto con otras 19 halladas en 2006, fueron restauradas en la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM) del INAH, en la Ciudad de México, donde durante más de un año fueron sometidas a un tratamiento para su preservación; tras concluir esta labor, fueron enviadas a Tula para ser mostradas por primera vez, en la exposición titulada Más allá del recinto de Tula Grande, montada en la Sala de Orientación de la zona arqueológica.
El Xipe Totec es una efigie de cerámica de la deidad mexica asociada a la agricultura, la fertilidad y el ciclo vida-muerte, mide 85 cm de altura y representa a un individuo de pie con sandalias y taparrabo; a través de la técnica del pastillaje los artesanos le dieron la apariencia de estar desollado. Durante su restauración, los expertos del INAH le restituyeron un brazo que tenía desprendido y atendieron las fracturas que tenía en el rostro.
Además de esta escultura, los restauradores intervinieron otras 19 piezas prehispánicas, entre las que destacan dos tabiques de adobe con pintura policromada azul, amarillo, rojo y negro, vasijas con imágenes de monos, un collar y una pulsera de concha y piedra verde, y figurillas que aún conservan pigmentos, mismas que permanecerán en exhibición en el sitio arqueológico hasta el 18 de marzo próximo.
En casi un lustro, en Hidalgo se han hallado poco más de 500 piezas arqueológicas, de las cuales 450 proceden de las exploraciones hechas en 2006 en el distribuidor vial de Tula, y otras 70 corresponden a las encontradas junto con el Xipe Totec en el predio particular, donde también se descubrieron 26 entierros humanos (cuatro adultos y el resto infantes) que estaban acompañados de ofrendas. Todos los vestigios pertenecen a la fase Tollan (900-1150 d.C.).
El más de medio centenar de objetos prehispánicos han sido registrados y clasificadas por el INAH, y están en resguardo de la Zona Arqueológica de Tula; actualmente se prepara un guión para ser exhibidas en una muestra más grande que contempla la presentación de alrededor de 200 objetos.
Reportan nuevos entierros de infantes mexicas - A los hallazgos registrados en 2006 y 2009, se suma el de cinco entierros de infantes de la cultura mexica correspondientes al periodo Posclásico Tardío (1350- 1521 d.C.), así como vestigios de muros y pisos de lo que fue una unidad residencial tolteca de la fase Tollan (900-1150 d.C.), encontrados a finales de enero pasado en un predio particular ubicado a 1.5 km de la Zona Arqueológica de Tula, durante trabajos de construcción de una barda.
La recuperación de los entierros y sus ofrendas, es resultado de los acuerdos de cooperación entre el INAH y el Ayuntamiento de Tula, para proteger de la mancha urbana los monumentos prehispánicos que todavía existen en los alrededores de la zona arqueológica.
El arqueólogo Manuel Gamboa Cabezas, responsable de las labores de salvamento arqueológico en el kilómetro 10 de la carretera Tepetitlán-Tula, explicó que los restos humanos corresponden a tres niños y dos perinatales de filiación mexica, asociados a ofrendas de cerámica, integradas por ollas, jarras y cuencos monocromos naranjas y en negro sobre naranja.
El arqueólogo explicó que los entierros se descubrieron sobre los pisos de viviendas que ocuparon los toltecas, y que posteriormente fueron reocupadas por los mexicas. Los infantes fueron colocados en fosas hechas en los núcleos de las plataformas. “Esto es indicador de que con el paso del tiempo el lugar fue abandonado por los toltecas y en el Posclásico Tardío fue reocupado por grupos de filiación mexica como depósito funerario.
“Suponemos que la unidad residencial sólo fue reutilizada por los aztecas como lugar funerario porque no encontramos ningún otro elemento contemporáneo a ellos, como podrían ser superposiciones arquitectónicas de pisos o muros”.
Sobre los vestigios arquitectónicos encontrados, el arqueólogo Gamboa refirió que corresponden a una unidad residencial tolteca en la que se observa el piso del patio interno en buen estado de conservación, así como vestigios de pequeñas plataformas. La construcción es de la fase Tollan, considerada el momento de apogeo y expansión de la ciudad arqueológica de Tula.
Especificó que este tipo de descubrimientos sobre la presencia de grupos posteriores a los toltecas no es nuevo para la región de Tula, pero si trascendental en la historia, ya que confirma la importancia que tuvo la región y el culto de Quetzalcóatl para que los mexicas, quienes se consideraban herederos de los toltecas.
Los materiales hallados fueron levantados del sitio para su estudio en los laboratorios del INAH, en tanto que los restos de construcciones prehispánicas serán conservadas como reserva arqueológica para su estudio futuro. (Source INAH)

Tuesday, February 22, 2011

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Ancient MesoAmerica News Updates 2011, No. 8: Tlaltelolco, Mexico- Three Wooden Lintels To Be Exhibited At The Museo Nacional de Antropología
During construction work close to the Plaza de las Tres Culturas, the center of Tlaltelolco, three wooden lintels were discovered in 1992. The lintels are between 500 to 800 years old and were conserved through a specific process which took some 15 years. All three lintels will be on show for the very first time at the Museo Nacional de Antropología in Mexico City as part of the exhibit entitled "Seis ciudades antiguas de Mesoamérica. Sociedad y Medio Ambiente." This new exhibit will open at the Mexico City museum in early March of this year and is curated by archaeologist Eduardo Matos Moctezuma (edited by AMaNU; photo: INAH):
Mostrarán dinteles prehispánicos de Tlatelolco - Tres dinteles de madera con una antigüedad de entre 500 y 800 años, que formaron parte de alguno de los antiguos templos que pudo haber visto Hernán Cortés al arribar a Tlatelolco, serán mostrados al público por primera vez luego de haber sido restaurados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), en un proceso que duró más de 15 años.
Los antiguos elementos arquitectónicos, con un peso de 200 kilos cada uno, son considerados de los pocos ejemplares de la época prehispánica encontrados hasta hoy, y serán exhibidos como parte de las piezas prehispánicas destacadas —de las más de 400— que conformarán la magna exposición Seis ciudades antiguas de Mesoamérica. Sociedad y Medio Ambiente, curada por el maestro Eduardo Matos Moctezuma, y que se presentará en el Museo Nacional de Antropología a partir de los primeros días de marzo próximo.
Se trata de una exposición que de manera inédita reunirá en un mismo techo más de cuatro centenares de piezas prehispánicas de las antiguas urbes de Monte Albán, Palenque, El Tajín, Teotihuacan, Tenochtiltlan y Tlatelolco; a través de dicho acervo por primera vez se abordarán estas importantes civilizaciones a partir del entorno ambiental y social en que florecieron.
Los dinteles de Tlatelolco fueron hallados en septiembre de 1992, durante los trabajos de construcción del edificio que ocupara entonces la Cancillería mexicana —en las inmediaciones de la Plaza de las Tres Culturas—; ese mismo año, luego de valorar su estado de conservación, toda vez que permanecieron sumergidos en el subsuelo por alredor de 600 años, se proyectó un método para frenar su deterioro, que dio comienzo en 1993.
“Sin duda, los dinteles rescatados formaban parte de alguno de los edificios que impresionaron a Hernán Cortés al arribar a Tlatelolco, mismos que presentan una escena en secuencia tallada en bajorrelieve, lo que sugiere que debieron formar parte de un mismo templo con tres accesos”, indicó la arqueóloga del INAH Margarita Carballal, quien encabezó las labores de salvamento de las piezas hace ya casi dos décadas.
“El rescate se hizo en condiciones difíciles porque se encontraban a nivel freático y cubiertos de lodo”, recordó la investigadora, al referir que la antigüedad de las piezas se ha estimado corresponden al momento del esplendor de Tlatelolco, hacia el Posclásico Tardío (1200-1521 d.C.).
Las piezas elaboradas en madera de pino ayacahuite, tienen una longitud de 1.90, 2.20 y 2.35, entre 50 y 60 cm de anchura y de 20 a 26 cm de espesor; habrían correspondido a la parte superior de las entradas de un edificio que pudo haber tenido un uso cívico-religioso, esto de acuerdo con documentos históricos que hacen referencia a templos en el área donde fueron hallados.
Por su parte, Luisa Mainou, restauradora de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural, responsable de la preservación de estos elementos arquitectónicos a lo largo de década y media, informó que al llegar a los talleres, la madera estaba anegada, es decir que las piezas se encontraron saturadas de agua e incluso con algunas partes en estado de putrefacción, lo que se tradujo en la pérdida de propiedades físico-mecánicas y químicas que caracterizan a la madera sana.
No obstante, “considerando que las piezas estuvieron en agua alrededor de 600 años, el estado de conservación aún era bueno, lo que se debió principalmente al tipo de madera y a su espesor, ya que si hubiesen sido delgadas se habrían desintegrado porque toda la parte externa ya estaba podrida”, detalló la restauradora.
La intervención de las piezas dio comienzo con un estudio de las condiciones físico-mecánicas y químicas de la madera, que permitió determinar diferentes estados de deterioro de afuera hacia adentro. Posteriormente se dio paso a la limpieza y aplicación de un tratamiento preventivo para evitar la desecación de los maderos, así como la aplicación de fungicidas para evitar la aparición de hongos.
Luisa Mainou abundó que para realizar el retiro del agua de la madera, se recurrió al método de secado en húmedo, que consiste en secar la madera paulatinamente por medio de la sustitución del líquido por un polímero, para conservar el volumen y la forma de cada pieza sin que se colapse y pulverice la madera.
Así mismo, las piezas que pesaban aproximadamente 300 kg al momento de su hallazgo, redujeron su peso a lo largo de más 15 años en los que se hizo dicha sustitución del agua, recuperando además un nivel estructural aceptable que permite manipularlas con mayor seguridad, abundó la restauradora.
Además, dijo, durante la última etapa de restauración se realizó la consolidación de los dinteles, con la que se garantizan las condiciones necesarias para ser exhibidas por primera vez, logrando con ello la resignificación de estas piezas al devolverles su valor histórico y estético. La restauradora Mainou comentó que el dintel denominado 248, implicó un trabajo mayor, debido a que presentaba una fractura longitudinal; las dos partes se tuvieron que unir mediante un método que llevó varios meses diseñar.
Puntualizó que los diferentes procesos de conservación que se han aplicado a los dinteles de Tlatelolco, son resultado de varios años de investigación previa, toda vez que cada pieza tuvo un comportamiento distinto a pesar de provenir del mismo lugar. “Ha sido una tarea delicada y paulatina en la que en todo momento hay que ser creativos porque no podemos copiar los procesos europeos debido a que no responden a las características de México”.
Iconografía de los dinteles de Tlatelolco - De acuerdo con la arqueóloga Margarita Carballal, los dinteles provenientes de la ciudad gemela de Tenochtitlan, son una muestra singular de la compleja iconografía prehispánica.
En uno de ellos se observa a personajes en procesión hacia un centro donde hay un disco solar adornado con dos grandes piedras de jade o chalchihuites que simbolizan el agua o lo precioso. Alrededor de ese anillo hay 18 círculos pequeños y seis rayos solares, al centro se observa el glifo ollin que representa el movimiento.
Los individuos están ricamente ataviados y portan distintos símbolos y elementos, algunos relacionados con deidades vinculadas con la lluvia.
La exhibición de los tres dinteles por vez primera, tendrá lugar en Sala de Exposiciones Temporales del Museo Nacional de Antropología, como parte de la muestra Seis ciudades antiguas de Mesoamérica. Sociedad y Medio Ambiente, que de manera inédita reunirá 400 piezas prehispánicas de las antiguas urbes de Monte Albán, Palenque, El Tajín, Teotihuacan, Tenochtiltlan y Tlatelolco. (Source INAH)

Sunday, February 13, 2011

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Ancient MesoAmerica News Updates 2011, No. 7: El Tajín, Veracruz - New Relief Panel Discovered
At the end of 2010 a relief panel, depicting a personage with left arms, was discovered in a stream some 100 meters to the west of the well-known Pyramid of the Niches at the archaeological site of El Tajín, Veracruz, Mexico. Strong rains at the end of last year had uncovered part of the panel. The sculpted panel measures 86 x 61 cm and has a thickness of some 15 cm. It dates from the period of circa A.D. 900-1200 and probably belonged to the sculptural program of the Pyramid of the Niches. The Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) posted a short note on the newly discovered panel, its iconography, and its possible place of origin on their website this past Friday, February 11, 2011 (edited by AMaNU; photo: INAH):

Descubren relieve de personaje sagrado en el Tajín - Un fragmento de tablero escultórico con la representación de un personaje con dos brazos izquierdos, el cual pudo estar adosado hace mil 100 años a la fachada de la Pirámide de los Nichos, fue descubierto por investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) en la Zona Arqueológica de El Tajín, en Veracruz.
El hallazgo se registró a fines de 2010 en el lecho de un arroyo localizado a 100 m al oeste de dicha edificación prehispánica, cuando una fuerte lluvia dejó parcialmente expuesta una piedra arenisca (de 86 cm de largo x 61 de ancho, y 15 cm de espesor) grabada con una escena en bajorrelieve casi completa, aunque algo borrosa por efecto de la erosión.
Su similitud iconográfica con otros tableros —los últimos fueron ubicados en los años 80— que estuvieron ubicados en la Pirámide de los Nichos, hace suponer que el fragmento hallado también debió estar expuesto en esa edificación a finales del Epiclásico e inicios del Posclásico Temprano, entre 900 y 1200 d.C., señaló el arqueólogo David Andrade Olvera, adscrito al sitio El Tajín.
“El personaje en bajorrelieve, con el rostro de perfil y tronco visto de frente, muestra dos brazos izquierdos, uno bajo el otro, pero no se observa con claridad el grabado del brazo derecho. Esta representación figurativa del cuerpo humano asocia esta obra con el mundo de lo sagrado, y aunque posee elementos como una especie de anteojera y colmillos, lo desgastado de la imagen no permite asegurar que se trate de una deidad del agua como Tláloc”, detalló el jefe de Protección Legal de la zona arqueológica.
El fragmento de tablero, de cuyo simbolismo se lleva a cabo un estudio más profundo, podría ser expuesto temporalmente durante el segundo trimestre de este año en el Museo de Sitio de El Tajín, dentro del programa “La pieza del mes”, aunque no se descarta que posteriormente pase a formar parte de la colección permanente de ese espacio.
Al abundar sobre la iconografía de esta obra, David Andrade destaca similitudes con otros tablero y, a su vez, elementos únicos de la misma, por ejemplo, “porta un tocado rectangular que recuerda el que lleva un personaje representado en el Tablero 28 de la Pirámide de los Nichos, sin embargo, el fragmento recién encontrado porta orejeras de forma distinta con respecto al resto de los bajorrelieves de El Tajín”.
Además de un collar de secciones trapezoidales y pulseras, el personaje antropomorfo porta un faldellín reticulado ceñido por una faja doble en la cintura con una especie de nudo atado con flecos que caen al frente; una atadura parecida también se observa alrededor de uno de los brazos.
“Detrás de la cabeza del individuo —describió el arqueólogo— se observa parte del cuerpo de una serpiente con las escamas esculpidas de forma realista; mientras que de su lado izquierdo están grabadas varias grecas o volutas del denominado estilo Tajín, en cuya parte inferior sobresalen círculos concéntricos que representan cuentas de jade”.
Otro de los aspectos que se aleja del patrón de los tableros escultóricos de la Pirámide de los Nichos, es un símbolo (frente al rostro del personaje y aparentemente suspendido de una cenefa) que está formado por un disco con tres cuentas en la parte interna y una especie de lengüeta que cuelga por debajo.
David Andrade explicó que luego del abandono de la ciudad el tablero descubierto pudo haberse desprendido de la Pirámide de los Nichos y ser arrastrado por las fuertes corrientes de agua; o bien, en algún momento (también en época prehispánica) lo sustrajeron y reutilizaron cerca del arroyo, cayendo después en éste.
Durante la exploración del área donde fue hallada la escultura, para ver las características del contexto donde yacía y conocer los procesos y condiciones de su deposición, arqueólogos de El Tajín tomaron muestras de materiales asociados y del suelo para su análisis en laboratorio. “Cuando se encontró la pieza recorrimos el área en busca de los restos faltantes del tablero, pero hasta el momento no hemos dado con ellos”, anotó el experto.
Acerca de quién o quiénes labraron este tablero, señaló que hasta el momento no se ha podido determinar si El Tajín tuvo un origen huasteco o totonaco, en todo caso como un desarrollo regional se le denomina cultura Tajín.
Con respecto a la Pirámide de los Nichos, Andrade Olvera concluyó que ésta debió componerse de 365 nichos correspondientes a los días del calendario solar, cumpliendo así con una función de cuenta del tiempo, “no obstante, por la falta de mayores datos, no podemos hacer una relación directa acerca de los personajes representados en sus tableros”. (Source INAH)