Tuesday, December 14, 2010

Ancient MesoAmerica News Updates - Opening Banner
Ancient MesoAmerica News Updates 2010, No. 36: Santo Nombre, Puebla - Two Structures with Teotihuacan-style Architecture Restored
On Monday, December 13, 2010, the Instituto Nacional de Antropología e Historia posted a report in which two important structures at the site of Santo Nombre, Puebla (Mexico), are described. During the second season at the site, which will be opened to the public in 2012, these two pyramidal structures (known as Pirámide de los Caracoles and Pirámide de los Cascabeles) were restored and consolidated. Both structures contain architectural characteristics in Teotihuacan-style, among them talud-tablero (edited by AMaNU; photo: INAH):
Devuelven esplendor a pirámides de estilo teotihuacano - Un par de estructuras piramidales de 14 y 7 metros de altura, que presentan semejanzas con el estilo arquitectónico de Teotihuacan, fueron restauradas y consolidadas en el sitio arqueológico de Santo Nombre, en Puebla, como parte de los trabajos encaminados a la apertura al público de este lugar antes de 2012.
Se trata de dos antiguos edificios conocidos como Pirámide de los Caracoles y Pirámide de los Cascabeles, de dicho sitio prehispánico ubicado en el municipio de Tlacotepec de Benito Juárez, que durante este año arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) exploraron y consolidaron para su puesta en valor; ambas estructuras se suman a las ya restauradas en 2009: la Estructura Sur y la Casa del Nahual.
El arqueólogo Blas Castellón, responsable del proyecto arqueológico, dio a conocer que el pasado sábado 11 de diciembre concluyeron los trabajos de la segunda temporada de trabajo arqueológico en este sitio localizado al norte de Tehuacán, y que en la época prehispánica fue un punto estratégico entre las rutas de intercambio con el Centro, el Golfo y la costa oaxaqueña. Este lugar fue ocupado con distintas intensidades durante más de un milenio, aproximadamente del 400 a.C., al 600-700 d.C.
En esta zona arqueológica —conocida entre los pobladores del ejido Santo Nombre como “Los Teteles” (montículos)—, especialistas del INAH concluyeron la consolidación del par de estructuras piramidales ubicadas en las plazas Gran Altar y Central, en las que se distribuyen varios edificios, la mayor parte de ellos orientadas al poniente, en dirección al Popocatépetl.
La Plaza Gran Altar es un conjunto cerrado de tres templos que imitan el estilo arquitectónico de talud-tablero, característico de Teotihuacan. Dos de sus edificaciones (las estructuras Oriente y Sur, esta última de 7 metros de altura) ya han sido restauradas y consolidadas, como resultado de las dos primeras temporadas de campo, mientras que el tercero será trabajado el próximo año dentro de la siguiente etapa de exploración.
El arqueólogo Blas Castellón manifestó que este conjunto, que tuvo su mayor esplendor entre el inicio de la era cristiana y el Clásico Tardío (550 d.C.), habría tenido un uso ritual y privado. En el centro se encontró una piedra lisa —de alrededor de 5 m de altura— colocada a manera de altar.
“La Estructura Oriente de este espacio, también conocida como Pirámide de los Caracoles, porque en la parte superior se encontró una ofrenda con dos caracoles gigantes, fue ocupada entre 100 y 600 d.C.; en la base de la escalinata de esta edificación se hallaron siete esculturas con representaciones de rostros humanos que portan orejeras, uno de los cuales tiene estuco policromado”.
Alfardas, taludes, tableros, y molduras de apariencia teotihuacana, revelan una fuerte influencia de la Ciudad de los Dioses en Santo Nombre, cuyos edificios revelan una imitación de las formas que prevalecían en Teotihuacan, así como una estrecha relación; “no hay que olvidar que ésta era la gran urbe del Altiplano Central en el periodo Clásico (200 y 600 d.C.), y su influjo fue muy importante en toda Mesoamérica”.
Por otra parte, Blas Castellón abundó que en lo que respecta a las labores efectuadas en la Plaza Central, prácticamente se concluyó la puesta en valor de la Pirámide de los Cascabeles, “nombrada así porque justo a la mitad de la estructura se hallaron los restos de un joven adolescente con una cuenta verde en la tráquea a manera de ofrenda, y más de 60 cascabeles en los tobillos atados con fibra de palma.
Esta edificación se caracteriza por la presencia de dos accesos, uno hacia el oriente y el otro al poniente. Como parte de los trabajos de esta temporada en esta pirámide, se recuperaron puntas de maguey carbonizadas, así como pequeños cajetes de arcilla, que quizá funcionaron para el autosacrificio; el material encontrado en este punto permite suponer que su ocupación se dio entre 300 a.C. y 200 d.C.
“A la Plaza Central sólo tenían acceso gobernantes o quienes se encargaban de los asuntos administrativos. Este espacio está en el centro del sitio, circundado por más 30 estructuras piramidales que dificultaban el acceso al mismo”, comentó el arqueólogo. A pesar de la influencia teotihuacana que presenta el sitio de Santo Nombre, la cultura que ahí se desarrolló no fue sino una civilización local, “suponemos que eran los antepasados de los popolocas, es decir, los olmecas-xicalancas, pero esto sólo lo hemos determinado, por el momento, a nivel lingüístico y cultural, aún falta investigar más al respecto”, precisó Castellón.
Indicó que para la próxima temporada de trabajo en Santo Nombre se tiene prevista la consolidación del tercer templo de la Plaza Gran Altar, y el análisis y registro de las piezas y restos óseos encontrados, con el fin de poner en valor las construcciones prehispánicas de este sitio que se prevé abrir al público en 2012.
Objetos prehispánicos quemados - Blas Castellón abundó que durante las exploraciones se han encontrados diversidad de objetos que muestran señales de incineración, particularmente en la Plaza Gran Altar se han hallado punzones de obsidiana y hueso tallado, dijes, esculturas de piedra, piezas de cerámica negra y naranja, restos de aves rapaces y felinos de gran tamaño, variedad de caracoles, concha nácar, fragmentos quemados de figurillas de barro y piedra, y un brasero policromado que fue reconstruido casi en su totalidad.
De igual forma, se localizaron alrededor de mil cajetes amorfos, de los cuales se llevan registrados 500, que aún contenían restos de maíz, frijol, calabaza, chile y cacao, y que posiblemente también se usaron para ofrendar sangre, lo cual se determinará a partir de análisis en laboratorio.
Los arqueólogos Patricia Delgado y Hugo Huerta, también del equipo que trabajo, suponen que la razón de incinerar la gran cantidad de objetos y vestigios de alimentos hallados, responde a un práctica que tenía por finalidad clausurar de manera ritual las construcciones, quizá por el término de algún ciclo o motivo religioso, “los pobladores ‘mataban’ sus edificios, mediante la quema de ofrendas que arrojaban sobre las fachadas”, finalizaron. (Source )

Wednesday, December 8, 2010

Ancient MesoAmerica News Updates - Opening Banner
Ancient MesoAmerica News Updates 2010, No. 35: Nevado de Toluca, Estado de México - New Findings at Nevado de Toluca Reported by INAH
On Tuesday, December 7, 2010, the Instituto Nacional de Antropología e Historia posted a report in which the most recent archaeological findings at Nevado de Toluca are described. The latest findings include some of the oldest ritual objects found at Nevado de Toluca, with an estimated age of some 1,300 years these objects were deposted during the Late Classic period (ca. A.D. 650-900). Earlier archaeological findings at Nevado de Toluca were reported in Ancient MesoAmerica News Updates 2007, Nos. 11-12, 14, 23, 25, 86 and Ancient MesoAmerica News Updates 2008, Nos. 30 & 78 (click here for these news updates) (edited by AMaNU):
Arqueólogos reportan nuevos hallazgos en Nevado de Toluca - Diversos objetos prehispánicos, principalmente restos de cerámica y cuentas de piedra verde, con una antigüedad de mil 300 años, fueron hallados en el cráter del Nevado de Toluca, en el Estado de México, por un equipo de investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), que ascendieron hace unos días al volcán.
Los materiales encontrados, que datan de los periodos Clásico Tardío (650 y 900 d.C.) y Posclásico Temprano (900-1200 d.C.), representan los objetos de culto más antiguos encontrados hasta el momento en este espacio de alta montaña, que en el pasado fue usado como un espacio ceremonial.
Luego de una fructífera temporada de exploración en 2007, que derivó en un par de años ocupados en el análisis de los materiales prehispánicos encontrados ese año, una treintena de especialistas desarrollaron durante las últimas dos semanas de noviembre y la primera de diciembre, una segunda temporada de investigación en ese lugar, a cargo del arqueólogo Roberto Junco.
El especialista explicó que para esta ocasión se preparó una temporada integral que abarcó tres ámbitos: excavación, recorrido de superficie y sondeo subacuático en las lagunas del Sol y de la Luna, ubicadas en la cima del volcán también conocido como Xinantécatl, a 4300 metros sobre el nivel del mar.
Roberto Junco, de la Subdirección de Arqueología Subacuática (SAS) del INAH, detalló que durante las tres semanas que duró la exploración se llevaron a cabo tanto inmersiones en ambas lagunas, así como recorridos de superficie en la zona límite del bosque (a 3,000 msnm) y excavaciones en uno de los bordes del cráter.
Entre los resultados más importantes de estos trabajos, destaca el hallazgo en superficie de restos de figurillas cerámica y cuentas de piedra verde, con una antigüedad de alrededor de 1300 años. “En 2007 localizamos principalmente materiales del Posclásico Tardío (1200-1521 d.C.), en particular en las profundidades de la Laguna de la Luna.
Por el contrario, ahora en 2010 —considerando que hemos cubierto otros frentes de exploración—, hemos podido ir más atrás en lo que respecta a la temporalidad”, señaló.
Así mismo, el especialista responsable en dirigir esta segunda fase del Proyecto de Arqueología Subacuática en el Nevado de Toluca, destacó además que con estos nuevos hallazgos se están identificando otros grupos, no sólo mexicas, que usaron este sitio como un espacio ceremonial.
“Se están identificando varios grupos que ascendían el Xinántecatl con fines de culto, lo que se infiere a partir de las características de la cerámica, tenemos tepalcates burdos de tradición otomí y también de origen matlaltzinca”, precisó Roberto Junco.
En la más reciente etapa del proyecto de la SAS, colaboraron otra vez expertos que participaron en la temporada de 2007, entre ellos, el arqueólogo de alta montaña de la National Geographic Society, Johan Reinhard; además de los arqueólogos Víctor Arribalzaga, del INAH, y Arturo Montero, de la Universidad Iberoamericana.
Arribalzaga, con el apoyo de alumnos de la carrera de Arqueología de la Universidad Autónoma del Estado de México, en esta ocasión encabezó una excavación en la orilla norte de la Laguna de la Luna. Mientras, Arturo Montero dirigió un grupo de estudiantes de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, para explorar un par de sitios, en la zona limítrofe del bosque y en uno de los bordes del cráter conocido como El Mirador.
“Preparamos una temporada integral que abarcaba estos tres ámbitos: excavación, recorrido de superficie y sondeo subacuático, con la intención de entender la montaña como un todo considerando la importancia que tiene para múltiples pueblos del Valle de Toluca hasta el día de hoy. Por ejemplo, incluimos además estudios de arqueología del paisaje por parte de la arqueóloga Silvina Vigliani.
“Como resultado de las excavaciones, y con la colaboración de los colegas Víctor Arribalzaga y Arturo Montero, se ha enriquecido la colección del Nevado de Toluca, de tal manera que ahora también tenemos turquesa en grandes cantidades, cuentas de piedra verde, pizarra y otros materiales que nos hablan de esta importancia ritual que tuvo el Nevado de Toluca en la época prehispánica y colonial temprano”, señaló Roberto Junco.
De igual manera, en esta segunda exploración un grupo del equipo de buceo de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México, contribuyó a localizar algunos elementos en las aguas de la Laguna de Sol, entre ellos la carátula de un reloj de bolsillo, objeto que estaría vinculado a leyendas sobre el lugar.
De acuerdo con el arqueólogo Junco, “el objetivo de los sondeos en la Laguna del Sol era verificar si estas leyendas en torno a un tesoro que depositaron aquí los republicanos españoles es cierta o no. Ya otros buzos habían detectado trozos de relojes, relicarios, etcétera. Nosotros tuvimos la fortuna de ubicar una carátula de reloj, al parecer de las primeras décadas del siglo XX.
“Algunas narraciones refieren que aquí se repartió un tesoro que republicanos españoles trajeron a México a bordo del barco ‘Elvita’, que arribó en el puerto de Tampico, se trata de piezas que salieron del Monte de Piedad de Madrid. Otra leyenda cuenta que ladrones del Valle de Toluca se distribuyeron un botín aquí mismo”.
Las averiguaciones en distintos archivos —alrededor de esta línea de investigación— estarán a cargo de la arqueóloga Flor Trejo, de la SAS. En tanto, la carátula de reloj será restaurada por la experta María Luisa Mainou Cervantes, de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH.
Finalmente, en lo que respecta a los sondeos en la Laguna de la Luna, se encontraron materiales similares a los localizados en la temporada de 2007, entre ellos: copal y cetros Tláloc (objetos de madera con forma de serpiente), que por cuestiones de conservación no fueron extraídos. (Source INAH)