Friday, May 28, 2010

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Ancient MesoAmerica News Updates 2010, No. 21: Report on Recent Research of the Florentine Codex
Some twenty tlacuilos or scribes/painters and four native teachers were employed in the composition of the Florentine Codex, under the supervision of Fray Bernadino de Sahagún between circa 1545-1580. Part of the collection of the Biblioteca Medicea Laurenziana, Florence (Italy), the manuscript of 2,000 folios and containing 2,686 illustrations, recently was the subject of intensive research by Diana Magaloni, as was reported today, Friday, May 28, 2010, by the Instituto Nacional de Antropología e Historia (edited by AMaNU; photo: INAH/Biblioteca Medicea Laurenziana):

El Florentino bilingüe y bicultural - Elaborado bajo las órdenes de fray Bernardino de Sahagún, el Códice Florentino representa la gran empresa intelectual del siglo XVI y una de las más grandes obras de la expresión en la ‘América del Renacimiento’, al haber sido hecho a partir de un corporativo integrado por 20 tlacuilos o pintores y cuatro maestros indígenas.
Bilingüe y bicultural, esta antigua obra enciclopédica fue escrita a dos columnas, una en náhuatl y otra en español a manera de resumen, consta de cuatro mil páginas en dos mil folios, escritas a mano en perfectas columnas, y dos mil 686 imágenes también hechas a mano y coloreadas; cada libro esta acompañado por un prólogo hecho por Sahagún que sitúa la obra en dimensión y en el contexto de su tiempo.
La restauradora Diana Magaloni, quien tuvo acceso al documento conservado en la Biblioteca Medicea Laurenziana de Florencia, Italia, para llevar a cabo una investigación y profundizar acerca de los autores indígenas y la capacidad narrativa del manuscrito, refiere que al tratarse uno de los más de 50 documentos pictográficos mexicanos más importantes que se preservan en recintos extranjeros, debe de estar incluido en la Biblioteca Digital Mexicana, próxima a crearse.
La también directora del Museo Nacional de Antropología, destaca que el Códice Florentino es un fiel testimonio del papel que tuvieron los intelectuales indígenas en el proceso cultural del siglo XVI, “porque estos gramáticos, que hablaban tres lenguas: náhuatl, latín y español, podían escribir y leer todos los textos de tradición europea, a la vez que incorporaban su gran trayectoria de tres mil años de escritura y manufactura y concepción de los colores, para hacer una obra bicultural, “donde yo indígena te explico a ti occidental”.
Durante su investigación, la especialista del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) revisó también la manufactura de los pigmentos con que fue elaborado el códice, a partir del estudio del Libro 11 que reúne los tratados de cómo preparar los colores. “En este apartado hacen un esfuerzo conceptual por decir que los colores son una gran variedad de tonalidades y dejan sus recetas para obtenerlos.
“Se trata de métodos muy complicados que hablan de un valor cosmogónico no sólo del color, sino del tinte; es decir, del material elegido para elaborar determinada tonalidad, el cual está aplicado en el discurso también en relación con esa visión del universo mesoamericano. Dicho estudio conjunto entre el INAH, la Universidad Nacional Autónoma de México y la universidad europea, y la colaboración de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM), revela cómo los tlacuilos experimentaron con las nuevas técnicas pictóricas vistas en los libros impresos de Europa, métodos gráficos y pictóricos importantes que recién llegaban a Mesoamérica.
“No obstante esta experimentación, los intelectuales indígenas insistieron en expresar sus propios conocimientos, tradiciones y mitos, mediante el uso de las técnicas externas”. Lo que se pudo determinar a partir del estudio de los tratados del color y reproducción de pigmentos a partir de lo contenido en el Libro 11 del códice, tarea realizada en la ENCRyM, y cuyos restauradores han trabajado por 30 años con las comunidades indígenas en el aprendizaje de la obtención de tintas naturales.
Magaloni, quien se ha dedicado al conocimiento de las técnicas pictóricas mesoamericanas e indígenas del siglo XVI, señala que las pinturas que integran el Códice Florentino no son sólo representaciones, “son una épica de la creación”, es decir, los tlacuilos “vuelven a pintar el mundo indígena que se había acabado con la Conquista, pero ahora en el contexto de la Nueva España, porque no tenían precedentes para el mañana por eso era necesario volver a decirlo, y en eso radica la importancia del documento”.
La obra está compuesta en tres volúmenes, como las enciclopedias europeas, con un total de 12 libros, y como en las ediciones medievales, divide el conocimiento en el mundo de las divinidades, de los hombres y de la naturaleza y los animales. Para la directora del Museo de Antropología el Códice Florentino más que revolucionar la cultura de su época es un acto revolucionario en sí mismo, ya que es una enciclopedia bilingüe iluminada, donde la pictografía usa toda la tradición de los colores del mundo mesoamericano y se expande para pintar a la manera del Renacimiento; “los pintores se ven como grandes artistas interesados en adaptar su técnica y su conocimiento a esta nueva expansión de la imagen.
La magnitud de esta empresa intelectual del siglo XVI se dio en el contexto de la peste que acabó con el 80 por ciento de la población indígena de entonces; por eso este antiguo documento es ejemplo del compromiso de 20 autores nahuas que deciden terminar la obra a pesar de que sus maestros, amigos y familiares seguramente están muriendo o han muerto. Así, un grupo de tlacuilos y gramáticos se encerraron en el Imperial Colegio de la Santa Cruz de Santiago Tlatelolco para terminar la obra a pesar de que los ronda la muerte, comenta Magaloni, “esta actitud da un valor más a este escrito, a través del cual Sahagún recupera el conocimiento indígena sabiendo que estaba en proceso de fenecer por todas las circunstancias que caracterizaban a la Colonia.
Finalmente, la especialista consideró que “es necesario que esta obra esté cerca de los mexicanos para apreciarla, conocerla y analizarla, y la digitalización nos permitiría acceder a ese patrimonio”. (Modificado el viernes, 28 de mayo de 2010) (Source INAH)

The Florentine Codex is currently on display at the Getty Villa (17985 Pacific Coast Highway, Pacific Palisades,California, USA) as part of the exhibit entitled The Aztec Pantheon and the Art of Empire (March 25 - July 5, 2010). It is the first time the codex has returned to the American continent (for more information this Getty press release).

Tuesday, May 25, 2010

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Ancient MesoAmerica News Updates 2010, No. 20: New Research on the Processing of Rubber in Mesoamerica
Yesterday, Monday, May 24, 2010, MIT News provided a detailed article on recent research at the Massachusetts Institute of Technology into the probable ancient methods of processing rubber in Mesoamerica, to be published in the forthcoming issue of Latin American Antiquity (edited by AMaNU):
Mesoamerican people perfected details of rubber processing more than 3,000 years ago, new MIT study suggests - Spanish explorers encountering an advanced civilization in Mesoamerica in the 16th century had plenty of things to be astonished about, but one type of object in particular was unlike anything they had ever seen before: rubber balls. No such stretchy, bouncy material existed in the Old World, and they had to struggle to find words to describe it.
New research from MIT indicates that not only did these pre-Columbian peoples know how to process the sap of the local rubber trees along with juice from a vine to make rubber, but they had perfected a system of chemical processing that could fine-tune the properties of the rubber depending on its intended use. For the soles of their sandals, they made a strong, wear-resistant version. For the rubber balls used in the games that were a central part of their religious ceremonies, they processed it for maximum bounciness. And for rubber bands and adhesives used for ornamental wear and for attaching blades to shafts, they produced rubber optimized for resilience and strength.
All of these, according to the research by Professor Dorothy Hosler and Technical Instructor Michael Tarkanian of MIT’s Department of Materials Science and Engineering, were most likely achieved by varying the proportions of the two basic ingredients, latex from rubber trees and juice from morning-glory vines, which were cooked together. A paper describing the findings will be published soon in the journal Latin American Antiquity.
The research builds on a paper that Hosler, Tarkanian and Sandra Burkett, then an assistant professor at MIT, published in Science in 1999 that showed for the first time that the Mesoamerican people could have used the combination of two ingredients to produce rubber. The new work, which draws on a combination of laboratory experiments, recovered artifacts and the descriptions left by early explorers, demonstrates how varying the formula could fine-tune the rubber’s properties.
Although Hosler and Tarkanian’s research demonstrates that the Mesoamericans had the raw materials and the basic knowledge to make these different formulations, proving that’s what they actually did would require further evidence, either from contemporaneous accounts or from chemical analysis of samples used for different purposes.
Long before Goodyear - Charles Goodyear is credited with having invented vulcanization — a chemical process for converting rubber or related polymers into more durable materials — while experimenting with rubber and sulfur in the mid-19th century. But it has long been known that the Aztecs, Olmecs and Maya — the civilizations that, over a span of more than three millennia, dominated the region that is now Mexico and parts of Central America — were adept at making rubber, and that the material was used to produce the large, heavy balls used for the ceremonial games played on stone-walled ball courts. A few such balls have been found in archeological digs in the region — the oldest dating back to 1600 B.C., or more than 3,000 years before Goodyear’s contributions — and though they have become hard and brittle with age, their nature is unmistakable. “They were really spectacular, really enormous,” Hosler says of the Mesoamerican rubber balls, which ranged in size from a few inches to a foot across — the size of a beach ball.
Until the new research, nobody had shown that it was possible to obtain the different properties needed for other uses of rubber, simply by varying the recipe’s proportions. Unlike the rubber balls, Mesoamerican rubber-soled sandals have never been found. But they are described in the diaries of the Spanish explorers and missionaries, and their existence is clear from linguistic evidence: The Aztecs used a compound word that clearly blends the words for “rubber” and “sandals.”
The ancient rubber material that has survived tends to be so degraded that it can’t be tested for its mechanical properties. So Tarkanian and Hosler set up their own processing facility at MIT, using raw materials collected in field trips to Mexico. They made batches of rubber with varying proportions of the two plant substances, and then subjected the product to a suite of tests to measure wear resistance, elasticity, toughness and other properties.
Sure enough, varying the proportions produced different properties. A 50-50 blend of the latex and morning glory produced maximum elasticity, or bounciness, perfect for the rubber balls. Rubber used as an adhesive or for joining other materials (such as ceramic and wood) needs different properties — strength and damping ability — and for that, pure latex seems to work best. For sandals, where wear resistance is the most important quality, a three-to-one mix of latex to morning glory provides the most durable material.
The Mesoamericans had plenty of time to work out these properties through trial and error. By the time the Spanish arrived, Tarkanian says, “there was a large rubber industry” in the region, producing 16,000 rubber balls each year, and large numbers of rubber statues, sandals, bands and other products. Most of those were produced in villages in outlying areas, and were shipped to the capital city as a form of tax payment.
Hosler has also studied these ancient civilizations’ advanced work in metallurgy, and suggests that they were likely also accomplished practitioners of other kinds of materials processing that have yet to be studied, such as formulating mortars, plasters and paints.
Frances Berdan, professor of anthropology at California State University at San Bernardino, says Hosler and Tarkanian’s latest work has implications well beyond rubber. “There are other areas of production where the pre-Hispanic peoples cleverly combined materials to achieve enhanced products. The Tarkanian-Hosler research on ancient rubber should have the effect of directing our attention to the methods used by these peoples, and recognizing that they developed sophisticated answers to their everyday (and also not-so everyday) problems.”
John McCloy, a senior research scientist at Pacific Northwest National Laboratory, says that “Tarkanian and Hosler have compiled a compelling case that ancient Mesoamerican peoples were the first polymer scientists, exerting substantial control over the mechanical properties of rubber for various applications.” He adds that “what remains to be done is to find archaeological evidence of rubber footwear in ancient Mesoamerica, and to study the production methods for Mesoamerican rubber as an adhesive and as footwear. It would also be interesting to do chemical analyses on rubber balls, adhesive rubbers, and sandals (if they are found) to see if quantification of morning-glory additives corroborates the laboratory study of the mechanical properties.” (Written by David L. Chandler; source MIT News)
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Ancient MesoAmerica News Updates 2010, No. 19: New Exhibition - "Jaguar’s Spots: Ancient Mesoamerican Art from the Lowe Art Museum", Miami
On June 26, 2010, the Lowe Art Museum at the University of Miami, Florida, will open the exhibition entitled "Jaguar’s Spots: Ancient Mesoamerican Art from the Lowe Art Museum". The exhibition shows a total of 175 objects from its own collection, from ancient Mexico to Panama, and is curated by Dr. Traci Ardren. Lectures and a 180-page catalog, illustrating all 175 objects, will accompany the exhibition, as was informed online by Artartworks.com last Friday, May 21, 2010 (edited by AMaNU):
Jaguar’s Spots at Lowe Art Museum - The University of Miami Lowe Art Museum’s summer exhibition will include objects from ancient Mexico through Panama that explore the complex relationship between art and the natural world. Jaguar’s Spots: Ancient Mesoamerican Art from the Lowe Art Museum, University of Miami will be on view from June 26-October 31, 2010. A preview lecture and reception will be held on Friday, June 25 from 7-10 pm. The lecture will be presented by Exhibition Curator, Dr. Traci Arden.
The Lowe Art Museum has been collecting pre-Columbian art since 1956, and this comprehensive exhibition includes a selection of 175 objects from the permanent collection, many of which have never been displayed before. The exhibition covers ancient cultures from Mexico through Panama and Costa Rica, with pieces from the Olmec, Maya, and Aztec areas spanning a period of over 2000 years. A very fine and rare codex style Maya vase with text and mythological imagery was acquired especially for this exhibition and will be a featured piece in the show and accompanying catalog.
The jaguar, panthera onca, is the third largest cat in the world and the most powerful predator of the New World tropics. Jaguars live solitary lives deep in the forest and are primarily nocturnal, becoming active just after sunset. During the time when the art in this exhibition was produced, jaguars roamed from the southwestern United States through Mexico and Central America and deep into South America. Today jaguars remain an endangered, poorly understood, and understudied large cat, but the ancient peoples who lived in Mexico and Central America prior to European contact had great respect for jaguars and were very familiar with its habits. Indigenous people from southern Mexico all the way to Panama chose to portray the jaguar in their artistic creations and Olmec and Maya art are both known for their striking images of this fierce and beautiful creature. One of the themes explored in this exhibition is the close interconnection between the ancient peoples of Central America and the natural world in which they lived—a largely tropical world of rainforests and mountains, rich in animal life and embraced by the sea. Objects for the exhibition were selected that span a period of over 2000 years, from the earliest signs of social complexity in the Olmec area to the height of cosmopolitan urbanism in the Aztec capital. Throughout this massive span of time the powerful creatures of the natural world remained a primary metaphor for artistic expression and the communication of social values.
The admiration for jaguars shown in the art of the ancient indigenous peoples of Central America was most likely not inspired by fear based on actual attacks, but rather on a mutual respect that scientists think characterizes the normal interactions of humans and jaguars throughout the region. Respect and even awe for the jaguar was also communicated through the various myths and stories of ancient Mesoamerica in which deities assume jaguar characteristics. One lesson we can learn from the diverse and beautiful art displayed in Jaguar’s Spots, is that humans have long looked to powerful animals for lessons and inspiration—a quest that requires mutual respect and accommodation in order to yield answers.
The Exhibition Curator, Dr. Traci Ardren (Ph.D, Yale University), is a University of Miami Associate Professor of Anthropology. Dr. Ardren is an anthropological archaeologist interested in New World prehistoric cultures and the myriad ways the ancient past is interpreted. Her research focuses on gender, iconography, architecture, and other forms of symbolic representation in the archaeological record. Along with her curatorial work, Dr. Ardren has directed numerous excavations throughout North and Central America. Her recent publications include Ancient Maya Women (AltaMira Press 2002), and The Social Experience of Childhood in Ancient Mesoamerica (University Press of Colorado 2006).
The catalog for Jaguar’s Spots will have eight scholarly essays, color photographs of all 175 pieces, and will be approximately 180 pages. The essays address important pieces in the show including Maya hieroglyphic texts. (Source Artartworks.com)

Tuesday, May 18, 2010

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Ancient MesoAmerica News Updates 2010, No. 18: Mexico, DF - Tlaltecuhtli Monolith On Exhibit at the Museo del Templo Mayor Starting June 2010
Today, Tuesday, May 18, 2010, the online version of the daily Mexican newspaper La Jornada reported that the Tlatecuhtli monolith (discovered in October 2006) was transported yesterday to the Museo de Templo Mayor in Mexico City, where it will be on public display starting the second half of June 2010 as part of the Moctezuma II exhibition. Ultimately, the Tlaltecuhtli monolith will return to its place of origin and discovery at Las Ajaracas (edited by AMaNU; photo: INAH):
Tlaltecuhtli ya ocupa el vestíbulo del Museo del Templo Mayor - Luego de más de 12 horas de maniobras, este lunes el monolito de Tlaltecuhtli, deidad mexica de la tierra, fue trasladado del predio Las Ajaracas al vestíbulo del Museo del Templo Mayor, en el Centro Histórico.

El desplazamiento de la gran piedra labrada en andesita lamprobolita, de entre 12 y 13 toneladas, requirió la utilización de una grúa para llevar en una primera fase tres de los cuatro fragmentos y, al final, colocar el de mayor tamaño. Así lo explicó Carlos Javier González, director del Museo del Templo Mayor, quien adelantó que Tlaltecuhtli, descubierta en octubre de 2006 y sometida a un proceso de restauración y recuperación de sus colores originales, podrá ser vista a partir de la segunda quincena de junio en el contexto de la exposición Moctezuma II, que será montada en ese recinto.
Durante el traslado del más grande de los fragmentos, González dijo que el proceso se realizó “con el mayor cuidado, para continuar con la instalación museográfica y culminar con la colocación de la gran pieza mexica dentro del museo, para que el público la admire a partir de las próximas semanas”.
Benevolencia de Tláloc - Tláloc, dijo Carlos Javier González, “ha sido benevolente, porque permitió que la maniobra se pudiera efectuar sin ningún problema”: por fortuna, no llovió.
Los trabajos se iniciaron desde las seis de la mañana y requirieron la supervisión de alrededor de 18 personas, entre las que se encuentran los especialistas de la compañía de grúas Córdova Plaza, además de los equipos de restauración y conservación del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), así como de los expertos que colaboran con el director del proyecto, Leonardo López Luján.
“La operación se inició antes de las seis de la mañana con el desarmado de la caseta dentro de la cual estuvo la escultura desde 2006, posteriormente fueron trasladados tres de los cuatros fragmentos para finalizar con el restante, que es el de mayor tamaño”, explicó el director del museo. El embalaje desde la cabina, después el traslado y por último la colocación de Tlaltecuhtli dentro del recinto fue realizado con “el mayor cuidado”, y durante toda la maniobra la escultura estuvo cubierta con hojas de poliuretano, triplay, cinta adhesiva y plásticos negros, perfectamente sujeta a una especie de cinturones para evitar cualquier riesgo.
La representación de la deidad hermafrodita de la tierra y del inframundo permanecerá por lo menos año y medio dentro del Museo del Templo Mayor y su destino final será el mismo lugar donde fue descubierta, que marcará otra pauta para recorrer la zona arqueológica. “La instalación museográfica se realiza con minuciosidad para que las personas contemplen de cerca la monumental escultura, así como su policromía.”
Tlaltecuhtli ya había sido movida unos metros del lugar donde fue descubierta (La Jornada, 05/11/07), para ser colocada en la cabina que la resguardó para su conservación y restauración; además, permitió que los especialistas del INAH, dirigidos por López Luján, comenzaran la búsqueda de los restos del tlatoani Ahuizótl y otros altos dignatarios mexicas. El pasado abril concluyeron los trabajos de restauración del monolito (La Jornada, 18/03/10) y ya se pueden observar los colores originales de origen mineral: rojo, ocre, azul, el blanco y negro.
Tlaltecuhtli, la señora de la tierra, progenitora y devoradora a la vez de todas las criaturas, en una de sus representaciones más espectaculares, que es la “mayor talla” jamás encontrada en la ciudad de México. La representación de la deidad fue hecha en una “roca de origen volcánico extrusivo, obtenida por los mexicas en la misma cuenca de México, en específico de la formación chiquihuite”, la cual, y según deducen los especialistas, requirió de 225 a 510 individuos para su traslado.
Otra de las características de la colosal piedra es que tiene un gran hueco central, a partir del cual los especialistas también se han planteado numerosas hipótesis. (Written by Ana Mónica Rodríguez; source La Jornada)

Monday, May 17, 2010

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Ancient MesoAmerica News Updates 2010, No. 17: Chiapa de Corzo, Chiapas - Archaeologists Discover Tomb of High Dignitary (Updated)
The online newsservice of Notimex just reported (Monday, May 17, 2010, 15:43 local time) the discovery of the tumb of a high dignitary, which may be the oldest high status burial found to date in Mesoamerica. According to preliminary research the tomb is said to be some 2,700 years old (Source Notimex) (La Jornada Ultimas has the short note here)
(Update) The online version of the daily Mexican newspaper El Universal (late edition on Monday, May 17) has the more complete coverage of the discovery (edited by AMaNU; all photographs: El Universal):

Tumba de más de 2 mil años, en Chiapa de Corzo - Un equipo de científicos descubrió dentro de una pirámide una tumba de dignatario que podría ser la más antigua de su tipo en toda Mesoamérica. Fue en la Zona Arqueológica Chiapa de Corzo, en el municipio chiapaneco de este mismo nombre; los estudios preliminares de la excavación revelan que los entierros tienen una antiguedad aproximada de dos mil años.

El hallazgo en este sitio de filiación zoque consiste en los restos óseos de cuatro individuos, dos de ellos vestidos con jade, utensilios de cerámica y otros objetos preciosos para la cultura y la época.
Según los investigadores, la relevancia académica del descubrimiento radica en que permitirá ajustar las cronologías de desarrollo de las antiguas culturas olmeca y maya, además de revelar que el uso de pirámides como recintos funerarios es mucho más antiguo de lo que se había creído hasta ahora.
Este descubrimiento fue realizado por integrantes del Proyecto Arqueológico Chiapa de Corzo, en el que convergen especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) , de la Universidad Brigham Young, de Utah, y del Centro de Estudios Mayas del Instituto de Investigaciones Filológicas, de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Dichas labores cuentan con el respaldo financiero del Gobierno Federal, a través del INAH, la National Geographic Society, la Fundación Arqueológica del Nuevo Mundo de la BYU, el Programa Fulbright-García Robles y donadores privados.
A partir de las características de los materiales cerámicos hallados, los expertos han determinado de manera preliminar que la tumba data del periodo Preclásico Medio, entre 700 y 500 a.C. Este dato que se confirmará tras los estudios de Carbono 14, Estroncio y ADN que se harán a las osamentas y a los objetos, cuyos resultados también permitirán afinar las temporalidades de desarrollo de culturas antiguas como la olmeca y la maya.
El descubierto consiste en una cámara funeraria con un anexo, ubicada al interior de una de las estructuras más tempranas del Montículo 11 de Chiapa de Corzo; una pirámide que debió tener entre seis y siete metros de altura, escaleras de barro y un templo en la parte superior.

Tras una jornada de más 24 horas continuas de excavación, los arqueólogos lograron desenterrar en su totalidad una tumba de cuatro por tres metros cuadrados, localizada a unos siete metros al interior del Montículo 11, que contenía los restos óseos de tres individuos.
Uno que corresponde a un personaje masculino de alto rango, según lo señala el rico atavío con que fue colocado; así como a un niño de aproximadamente un año, y a un adulto joven, quienes habrían sido depositados como acompañantes, posiblemente sacrificados. El personaje principal -de acuerdo con el desgaste dentario que presenta y el grosor craneal- debió tener más de 50 años al momento de su muerte; fue colocado en posición decúbito dorsal y extendido (es decir, bocarriba) , y con la cabeza hacia el norte. Su boca estaba tapada con una concha y sus dientes tienen incrustaciones de jade o concha.
Por la posición de los esqueletos, se intuye que el niño fue cuidadosamente enterrado, conservando articuladas sus extremidades, no así el joven de aproximadamente 20 años quien posiblemente fue arrojado al interior de la tumba. Los arqueólogos Bruce Bachand, Emiliano Gallaga y Lynneth Lowe, investigadores del Proyecto Arqueológico Chiapa de Corzo, destacan la abundancia y variedad de ornamentos que conforman el ajuar funerario del personaje principal:
"Fue ataviado con sartales de más de un millar de cuentas de jade (pequeñas y grandes), un taparrabo o faldellín al que le fueron incrustadas minúsculas perlas; pendientes de jade de diversas formas, incluyendo un lagarto y cucharillas de estilo olmeca" .
Unas ajorcas colocadas en sus tobillos y rodillas, pulseras, brazaletes, una posible máscara con ojos de obsidiana verde, un espejo de pirita y 15 vasijas, algunas de ellas de superficie pulida de color negro a grisáceo, o blanco y negro, con diseños negativos o punzados.
Pero el descubrimiento no terminó allí. Anexo a la cámara principal, que estuvo techada con morillos y tablones (vencidos después por el peso de las lajas y el barro que sirvieron de cripta) , y en un pequeño desnivel, los arqueólogos hallaron otro sepulcro, de dos por tes metros cuadrados. Allí estaba la osamenta probablemente de una mujer, cuya edad al fallecer debió oscilar los 50 años, igualmente sobre su boca tenía una concha y mostraba incrustaciones dentarias.
Depositado también bocarriba y extendido, pero con dirección al Este, el cuerpo fue acompañado de una profusa ofrenda, consistente en un ajuar de jade y perlas. Pendientes en forma de aves y de un mono saraguato, dos vasijas, un espejo de pirita, una espina de mantarraya colocada sobre su pecho, así como cuentas de ámbar.
El arqueólogo Gallaga refiere, que son escasos los hallazgos de esta resina fósil en contextos arqueológicos, y que este es uno de los más antiguos, que viene a confirmar su uso ritual en entierros desde hace siglos. Dichos arqueólogos coincidieron en que las características de este descubrimiento hacen posible afirmar que la tradición mesoamericana de utilizar las pirámides como recintos funerarios es mucho más antigua de lo que se pensaba, y que no proviene del área maya.
"Mil años antes de la aparición de tumbas reales al interior de pirámides en sitios de la región maya, aquí, en Chiapa de Corzo, ya se estaban usando estas estructuras piramidales con fines de enterramiento para personajes de elite, estamos hablando de 700 a.C." , afirmaron los expertos.
Asimismo, la cantidad y variedad de elementos de cada una de las ofrendas, indica el intercambio tan temprano que la región central de lo que hoy es el estado de Chiapas, mantuvo con sitios distantes ubicados en el Valle de México, la Costa del Golfo e inclusive el Valle Motagua de Guatemala, donde se encontraban los mayores yacimientos de jade.
La gran similitud que guardan varios de los elementos dispuestos en este entierro múltiple de Chiapa de Corzo, sobre todo ornamento y cerámica, con otros que fueron descubiertos en la década de los 40 del siglo pasado, en La Venta, Tabasco, concretamente en la plaza principal del Grupo C, confirman los nexos que mantuvieron ambas ciudades en el Preclásico Medio.
Bachand, Gallaga y Lowe destacaron que las exploraciones más recientes en Chiapa de Corzo confirman la amplia ocupación humana de este lugar, por lo menos desde el año 1200 a.C., coincidiendo con el surgimiento de asentamientos en el área nuclear olmeca, principalmente con La Venta. No cabe duda que la tumba tiene una conexión con la región nuclear olmeca, más directamente con La Venta. Sin embargo, existen otros elementos que nos muestran una separación entre los líderes de esta antigua ciudad con La Venta, para confirmar eso debemos explorar también áreas domésticas de Chiapa de Corzo.
En ese sentido, esos arqueólogos, investigadores del Proyecto Arqueológico Chiapa de Corzo, comentan que la excavación sistemática en esta zona arqueológica chiapaneca ha permitido establecer una secuencia de tipos cerámicos que permitirá fechar inclusive otros contextos arqueológicos, por ejemplo, en las regiones olmeca y maya.
Cabe decir que en esta urbe prehispánica de Chiapas se estableció la cultura zoque, desprendida de una familia linguística que abarcó todo el Istmo de Tehuantepec y la costa del Golfo de Mexico, concluyeron los arqueólogos. (Source El Universal)
The Instituto Nacional de Antropología e Historia has an informative photo series at its website, showing the pyramid, the excavation, the burial, as well as some of the finds.

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Ancient MesoAmerica News Updates 2010, No. 16: Nicaragua - Discovery of 1,300 Archaeological Objects in Bodega
Yesterday, Sunday, May 16, 2010, the online version of the daily Mexican newspaper El Universal reported the discovery of 1,300 archaeological objects in a bodega just south of the Nicaraguan capital city Managua. Many of the objects are in a bad state of conservation or are damaged (edited by AMaNU):
Hallan en Nicaragua piezas arqueológicas - Un importante hallazgo de más de mil piezas arqueológicas que datarían de 300 años antes de Cristo y otras del periodo de la conquista española fueron encontradas en Nicaragua, en la bodega de ciudadano prófugo, informaron hoy fuentes oficiales.
Un equipo de Patrimonio Cultural inició el conteo y registro de las piezas en poder de Oscar Lobo, quien sería un traficante ilegal de bienes patrimoniales, dijo a la prensa local el funcionario del Instituto Nicaraguense de Cultura, Clemente Guido.
Las piezas estaban ocultas en la finca Las Lomas, en el municipio de Santa Tereza, Carazo, al sur de la capital. El jefe policial de Carazo, comisionado Buenaventura Miranda, dijo que Lobo Traña, aún no ha sido capturado y están en su búsqueda.
Guido lamentó que muchas piezas hayan sido dañadas, lo que constituye un daño irreparable y esta tipificado como delito en el Código Penal. 'Muchas de las piezas son históricas datan de 300 años antes de Cristo y las más recientes, son del tiempo de la llegada de los españoles al territorio nacional', expresó.
Por sus características suponen que las piezas fueron encontradas en diferentes zonas del país. (Source El Universal)

Thursday, May 6, 2010

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Ancient MesoAmerica News Updates 2010, No. 15: El Tajín, Veracruz - Laser Technology To Be Applied in Upcoming Research at El Tajín
Today, Thursday, May 6, 2010, the Instituto Nacional de Antropología e Historia informed that state-of-the-art laser technology (LIDAR - Light Detection And Ranging) will be applied during archaeological reasearch in the second half of this year at the archaeological site of El Tajín, Veracruz, Mexico. The project is directed by archaeologist Patricia Castillo Peña, academic director of the site of El Tajín (edited by AMaNU):
Detectarán estructuras en el Tajín: Con instrumento de rayo láser - Altares, plazas, canchas de juego de pelota, entre otras edificaciones prehispánicas, que se encuentran todavía enterradas a lo largo y ancho de las mil 221 hectáreas de la poligonal de la Zona Arqueológica de El Tajín, en Veracruz, podrán ser detectadas en el segundo semestre del año mediante el uso de un método de percepción remota, láser, denominado Detección de la Luz y Distancia (LIDAR, por sus siglas en inglés).
La arqueóloga Patricia Castillo Peña, directora académica de este sitio prehispánico bajo custodia del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), informó que esta investigación forma parte del proyecto de mapeo digital de la zona, que permitirá tener una escala de hasta 10 centímetros de detalle de las antiguas estructuras.
Comentó que esta iniciativa está actualmente en revisión por parte del Consejo de Arqueología de la institución. De ser aprobado –continuó—, las gestiones proseguirán a través de un acuerdo entre el INAH y Petróleos Mexicanos (Pemex), considerando que la paraestatal estará a cargo de la licitación de la empresa que cuente con la tecnología de LIDAR para llevar a cabo estas prospecciones de terreno.
La investigadora del INAH precisó que, así mismo, con la exploración extensiva que se hizo en la región centro-norte de Veracruz, como parte del Proyecto Aceite Terciario del Golfo de Pemex, también ya se cuenta con el registro de cuadrantes de 50 por 50 metros del área correspondiente a El Tajín. Ahora, la utilización del sistema LIDAR sobre el área de esta zona arqueológica —protegida por la declaratoria de la UNESCO como Patrimonio Mundial, en 1992—, permitirá a corto, mediano y largo plazo, determinar categorías basadas en las características de los monumentos o conjuntos arquitectónicos que se perciban, registrar el tipo de vegetación de la zona, incluso implementar recorridos virtuales.
Lo minucioso de este mapeo ayudaría a su vez a localizar posibles áreas de enterramiento, toda vez que hasta el momento no han sido descubiertas osamentas en El Tajín, un hecho insólito para una ciudad prehispánica que debió tener alrededor de 30 mil y 50 mil habitantes en su época de auge durante el Epiclásico, hacia 800 y 1200 d.C.
“Debido a lo anterior es todavía imposible hablar de prácticas mortuorias en El Tajín —aunque algunos investigadores han especulado sobre la cremación— y menos aún de la filiación de sus pobladores puesto que carecemos de estudios de ADN. Lo mismo se ha mencionado a totonacos, que a grupos locales o gente venida del centro de México o del área maya”, explicó Patricia Castillo.
Este levantamiento digital representará el arranque de nuevos proyectos de investigación dentro del Plan de Manejo de la Zona Arqueológica de El Tajín, pues a partir del mismo se pueden precisar sectores para llevar a cabo excavaciones sistemáticas, con líneas de estudio perfectamente definidas. De acuerdo con Castillo Peña, actual directora del Centro INAH Veracruz, las áreas de monumentos expuestas a la vista del público sólo representan diez por ciento de la totalidad del sitio. Los planos que se obtengan a través de la utilización del método de LIDAR brindarán información específica sobre cuántos altares, juegos de pelota y unidades habitacionales, entre otros complejos arquitectónicos, se distribuyen en sus mil 221 hectáreas.
La herramienta LIDAR crea modelos de elevación de alta precisión y detalle. Funciona por medio de una señal de luz que sale de un sensor y vuelve a éste, el tiempo de retorno es registrado y la posición del Sistema de Posicionamiento Global (GPS) y Orientación (Sistema de Medida Inercial, IMU), quedan grabados para cada punto del terreno.
Para El Tajín, la realización de vuelos con LIDAR implica una obtención de las coordenadas de los puntos de forma directa, a partir de la información de los sistemas GPS-IMU montados en el avión. Por esta razón, la obtención de modelos digitales de elevación es casi inmediata. La especialista Patricia Castillo abundó que esta labor abarcará aproximadamente tres semanas, no obstante la obtención de los planos llevará un par de meses más. Posteriormente estos planos serán cotejados con imágenes de fotografía aérea y el posicionamiento geográfico proporcionado por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática.
La lectura de estos datos requiere de equipos y programas computacionales especializados para formar las citadas categorías en torno a los monumentos y conjuntos arquitectónicos detectados. En ese sentido, otro de los proyectos que se piensan iniciar con esta tarea es la creación de un Centro de Investigación en El Tajín, dedicado a la consulta de expertos en diferentes disciplinas.
Otro aspecto importante de este levantamiento, agregó, es que permitirá emprender el ordenamiento territorial dentro del polígono de protección de El Tajín, de esa manera se trazarán zonas en donde quedará prohibido cualquier tipo de construcción, y otras más de amortiguamiento.”
“La intención es que la poligonal quede completamente protegida, pero necesitamos una base de datos que sea la justificante para limitar el uso de suelo”.
La directora académica de la zona arqueológica concluyó que ésta y otras iniciativas serán dadas a conocer a las comunidades que se hallan dentro de la poligonal mediante talleres interactivos, “se trata de hacer una evaluación con las comunidades y retomar sus sugerencias”. (Modificado el jueves, 06 de mayo de 2010 (Source INAH)

Tuesday, May 4, 2010

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Ancient MesoAmerica News Updates 2010, No. 14: Ixcateopan, Guerrero - Archaeologists Identify Ixcateopan as Site that Produced Cotton for Tenochtitlan
During the current season, archaeologists working at the archaeological site of Ixcateopan, Guerrero, found evidence for the production of cotton to be tributed to Tenochtitlan. The project is directed by archaeologist Raúl Barrera and the Instituto Nacional de Antropología e Historia has the following report on the subject (edited AMaNU):
Ixcateopan tributó algodón - El poblado de Ixcateopan, en Guerrero, fue uno de los últimos en ser sojuzgado por el poderío militar mexica, convirtiéndose hacia finales del siglo XV y comienzos del XVI en tributario de la Triple Alianza; en esta zona arqueológica, especialistas descubrieron herramientas que corroboran que este sitio prehispánico hilaba algodón para entregarlo a Tenochtitlan, con el cual se confeccionaban los trajes de los guerreros.
Durante la más reciente temporada de exploraciones en este lugar localizado en el norte guerrerense, a 36 kilómetros de Taxco, arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) hallaron instrumentos, principalmente malacates, cuando desenterraban los restos de unas habitaciones.
El arqueólogo Raúl Barrera, director del proyecto arqueológico, informó que este hallazgo, sumado al denominativo en náhuatl, que significa “Templo del algodón”, confiere que Ixcateopan entregaba grandes cantidades de esta planta, ya manufacturada, a los señoríos de Tenochtitlan, Texcoco y Tlacopan. “En algunos de estos cuartos se hilaba el algodón que era usado para confeccionar los trajes de los guerreros mexicas. Todos estos datos nos ayudan a corroborar la estrecha relación de Ixcateopan con el centro de México; por mencionar un dato, los restos de cerámica local ubicados aquí, son proporcionales a los que hemos detectado procedentes del Valle de México”, explicó Raúl Barrera.
Además, dijo, todos estos aspectos apuntan a que Ixcateopan, al no presentar las características topográficas-estratégicas de los sitios ubicados en la franja de guerra, muy posiblemente formó parte de la retaguardia mexica y fungió como un lugar de almacenamiento, tanto de alimentos como de pertrechos para los combates. El arqueólogo, responsable también del Programa de Arqueología Urbana del Museo del Templo Mayor, detalló que como parte de esta investigación en Ixcateopan, en 2009 se exploraron las secciones oriente y poniente de este lugar que fue edificado sobre una ladera natural. En el área primera se ubicaron los vestigios de un muro de 56 metros de longitud que a su vez forma parte de una plataforma; y en el otro sector (poniente) una serie de terrazas.
El equipo de investigación —que incluye arqueólogos, antropólogos físicos y restauradores— “ha podido definir que la cima de esta ladera fue acondicionada por la gente de Ixcateopan por medio de terrazas artificiales, lo que facilitó la construcción de una gran plataforma sobre la que se edificó el centro ceremonial, así como plazas, pasillos, escalinatas, cuartos habitacionales y de almacenamiento”.
Luego de algunas incursiones de los mexicas en los límites del río Balsas, bajo el mando de Izcóatl, el éxito militar sobre la región norte del actual estado de Guerrero se concretó en el gobierno de Moctezuma Ilhuicamina, y entre 1440 y 1469 d.C. fueron sometidos Oztuma, Ixcateopan, Taxco, Tlaxmalac y Cuetzala. De este modo, Ixcateopan formó parte de la provincia tributaria de Tepecoacuilco.
“Con base en las fuentes históricas, Ixcateopan fue un pueblo chontal, y aunque se desconoce su lengua y las características físicas que tuvieron sus habitantes, serán los estudios arqueológicos y de antropología física los que determinen distintos aspectos de este grupo cultural que hasta ahora desconocemos. No obstante, este sitio prehispánico tuvo una configuración multicultural”.
El arqueólogo Barrera expresó que Ixcateopan es uno de los estudios más importantes que se han concretado hasta ahora en el norte de Guerrero y representa el único sitio del Posclásico Tardío (1200 d.C. – 1521 d.C.) que ha sido excavado de manera extensiva. Las excavaciones de la primera temporada de campo en esta zona arqueológica, efectuadas en 2008, contribuyeron a detectar por lo menos tres etapas constructivas del sitio, que van de 1450 a 1521 d.C. “Esto lo sabemos con base en los restos de cerámica denominada Azteca III, otra de origen local que es una imitación de la anterior, fragmentos de la llamada Rojo Texcoco, de Cholula y, además, de tipos locales como el guinda sobre crema y Yestla-Naranjo.
El sitio de Ixcateopan se extiende en alrededor de una hectárea y media, y se halla inserto en el municipio del mismo nombre, donde se distribuyen altares circulares y alfardas laterales en las escalinatas, con remate en forma de dado. Raúl Barrera comentó que hace un par de años se consolidó, restauró y conservó el sector sur del sitio, en el que hace 32 años iniciaron de manera formal las investigaciones, entonces bajo la dirección del arqueólogo Juan Yadeun.
El objetivo del actual proyecto arqueológico del INAH “es continuar con el estudio y, sobre todo, que la arqueología de Guerrero adquiera su verdadera dimensión, pues en la entidad se distribuyen asentamientos olmecas del Preclásico Medio (1200 a.C. – 400 a.C.) como Teopantecuanitlan y Oxtotitlán, así como del Clásico y del Posclásico (200 a.C. a 1521 d.C.), periodo para el cual era un mosaico cultural, y había hablantes de tlapaneco, mixteco, náhuatl, matlazinca, purépecha…”. A la par de las excavaciones, otros aspectos prioritarios del proyecto han sido la conservación y la protección de los pisos con estuco descubiertos en las intervenciones arqueológicas, a través de la creación de andadores.
Además de disponer una barda de protección de la zona arqueológica, el arqueólogo del INAH comentó que este 2010 será inaugurada la Sala Introductoria en la que por medio de gráficos se informará a los visitantes de la historia prehispánica de Ixcateopan, además se colocarán mamparas informativas en la entrada de la zona arqueológica para la mejor comprensión del público de este antiguo sitio. (Modificado el martes, 4 de mayo de 2010) (Source INAH)