Monday, July 23, 2007

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Ancient MesoAmerica News Updates 2007, No. 6: Tula, Hidalgo - Discovery of New Burials at Tula
On Friday April 20, 2007, the Instituto Nacional de Antropologia e Historia posted a notice on their website on the recent discovery of new burials at Tula, Hidalgo, in the section Sala de Prensa (edited by AMaNU):
Descubren nuevas enterramientos en Tula - A 500 metros de la Zona Arqueológica de Tula, trabajadores que levantaban una barda en el predio de la PGR, descubrieron vestigios prehispánicos y se dio noticia de ello al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Arqueólogos adscritos a la citada zona acreditaron el hallazgo y comenzaron labores de exploración en marzo del presente año.
A tan sólo 10 centímetros de la superficie, se encontró una cámara de cuatro metros cuadrados en la que estaban depositadas 24 osamentas, 23 de las cuales son de infantes de entre 5 y 15 años de edad que rodean a otro colocado dentro de un altar. Aunque todavía se deben realizar análisis de diverso tipo para contar con información científica, el arqueólogo Luis Gamboa Cabezas explicó que ante lo reducido del espacio, el número de infantes y otros indicios como la figurilla del dios Tláloc, la hipótesis que formulan es que se trata de sacrificios.
Por la cerámica que acompañaba a los restos óseos, deducen que se trata de individuos que no son de la región de Tula, al parecer fueron traídos del sur de la cuenca de México, probablemente, de la región de Xico y Chalco, ya que la cerámica es similar a la de estos grupos. De confirmarse la hipótesis del sacrificio, lo más probable es que estuviera relacionado con el dios de la lluvia, no sólo por el Tláloc que acompañaba a los restos humanos, sino por el tratamiento mortuorio, pues, “fueron colocados en una forma que están mirando hacia la salida del Sol”, apuntó Gamboa.
Aunque otros análisis serán practicados, el estudio comparativo de la cerámica permite fechar de forma prelimiar este entierro hacia 950-1150 d.C. Entre las piezas de cerámica encontradas hay algunas que pretenden imitar a la que producían los toltecas, pero su monocromatismo naranja delata un estilo propio de las comunidades del sur de la cuenca de México. Toda la cerámica del entierro está asociada a la que se producía en Xico. Del mismo modo, el sacrificio humano relacionado con Tláloc es una costumbre de la cuenca mexicana.
Los estudios de antropología física podrán confirmar estas y otras hipótesis, además de brindar información valiosa, como por ejemplo, del análisis químico de los huesos podrá deducirse el tipo de dieta que los sujetos tuvieron en vida. Según explicación del propio arqueólogo Gamboa, el grado de conservación de la masa ósea depende también de la alimentación, siendo mayor cuando se consume más calcio, cuya principal fuente son los lácteos, productos que llegaron con el ganado vacuno que trajeron los españoles.
En el exámen físico de los huesos, se descubrió a dos individuos que presentaban una trepanación, que consiste en una perforación en el cráneo, en la parte parietal. Lo que no se sabe es para qué se hizo. Otra observación del antropólogo físico fue que en algunos casos se encontraron incisiones en las últimas vértebras, lo que indicaría degollamiento, acaso una evidencia relacionada con la práctica del sacrificio.
De validarse la hipótesis del sacrificio, sería de gran importancia para la arqueología tolteca, debido a que siempre se ha creído que esa cultura era pacífica, inclinada al conocimiento y la contemplación. En otros contextos, como en las inmediaciones del Templo Mayor, comparó Gamboa Cabezas, no sería ninguna novedad encontrar sacrificios humanos, pero en Tula sí. A la salida del gobernante Topiltzin Quetzalcóatl, ocurrida entre los años 947 y 1100 d. C. según las distintas fuentes, habrían cambiado las costumbres, intensificándose el sacrificio humano, lo que se puede ver en la iconografía que retoma el tema con mayor frecuencia.
En el Edificio B, por ejemplo, se pueden apreciar serpientes y aves devorando corazones, así como otros motivos relacionados con la guerra y los sacrificios rituales como lo son el jaguar o los mismos atlantes, que representan a guerreros.
Por otra parte, en las obras del Distribuidor Vial, a cinco kilómetros de la Zona Arqueológica de Tula, tambien quedaron al descubierto enterramientos. En este caso se trata de 45 individuos, pero a diferencia de los descubiertos en el patio de la PGR, se trata de un grupo no uniforme, con edades diversas, de los dos sexos y en diferentes contextos. Hay individuos que fueron enterrados en adoratorios, otros que fueron cremados mientras que se cree que la mayoría pereció de muerte natural, en cuyo caso se hacía una perforación en el suelo y ahí se enterraba al difunto junto con sus vasijas. A diferencia del otro entierro, este grupo parece pertenecer a la cultura tolteca.
De las ofrendas que acompañaban a los restos de los enterrados, se puede intentar deducir el sexo de la persona en cuestión, explicó Gamboa, incluso de su posición o jerarquía social. La hipótesis en el último caso es que a mayor número de vasijas, mayor importancia, sin embargo, añade el arqueólogo, esto es muy subjetivo pues hay quien no tiene ninguna vasija pero en cambio porta pendientes de turquesa, material que proviene del sureste de Estados Unidos y que pocos podían poseer.
En junio se va a presentar una exposición de los materiales encontrados, con la excepción de huesos –que deben ser resguardados de forma especial para que no se deterioren–, en la sala de Orientación y Servicios Guadalupe Mastache de la Zona Arqueológica de Tula. Los avances de la investigación y los resultados de los análisis serán presentados en el XIV Coloquio Internacional de Antropología Física Juan Comas, que tendrá lugar en San Cristóbal de las Casas, Chiapas del 11 al 16 de noviembre de 2007 (source INAH - Sala de Prensa).

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