Wednesday, July 25, 2007

Ancient MesoAmerica News Updates - Opening Banner
Ancient MesoAmerica News Updates 2007, No. 32: Tamazunchale, San Luis Potosí - Clearing Up on Doubts about the Huastecos
On Friday June 29, 2007, the Consejo Nacional para las Culturas y las Artes posted on their website in the section Sala de Prensa a report on the recent archaeological work the site of Tamazunchale, San Luis Potosí. The project also seems to clear up some of the doubts that exist about the Prehispanic culture of the Huastecos of San Luis Potosí (edited by AMaNU):
Como resultado de salvamento arqueologico, se podran aclarar dudas sobre los Huastecos - Como resultado de la exploración arqueológica en las inmediaciones donde se construirá la termoeléctrica más grande de América Latina, investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), localizaron cuatro asentamientos prehispánicos y recuperaron 15 toneladas de material cerámico y lítico en el marco del Proyecto de Salvamento Arqueológico El Clérigo, Tamazunchale, San Luis Potosí. Así lo informó Javier Martínez González, de la Dirección de Salvamento Arqueológico del INAH y responsable de dicho proyecto, quien recordó que la investigación se desarrolló durante varias temporadas de campo registradas entre marzo del 2003 y junio de 2005, en una superficie aproximada de 400 hectáreas, a la margen izquierda del río Moctezuma, en terrenos de la empresa Protama, S.A. Actualmente, la información recabada en los sitios denominados El Clérigo, El Cedro, Las Chacas y Cuixcuatitla, así como los restos del material cerámico y lítico encontrado en esos lugares, “se procesa y clasifica para determinar de mejor manera la actuación de los huastecos a través del tiempo en la región”, con ello se busca profundizar en los aspectos temporales “para entender mejor este desarrollo, ubicar los rasgos que le pretenden dar una unidad y conjeturar sobre cómo se dio paso a la consolidación de los huastecos como grupo dominante.”
En su memoria arqueológica, Martínez González considera que a lo largo de la historia antigua, colonial y contemporánea, “la gente de la región ha sufrido muchas adversidades y se ha levantado una y otra vez, pues ni las incursiones mexicas, ni la sangrienta conquista y la esclavitud que trajo consigo junto a epidemias, encomiendas y congregaciones forzadas, ni los latifundios más recientes, han podido doblegarlos ni aniquilar su forma de vida.” La gente huasteca se ha adaptado y sobrevivido, apoyada en sus mitos que permean todo lo cotidiano, en sus costumbres y organización social, en su respeto por la naturaleza, su trabajo agrícola, su música, sus festividades, sus ciclos, su comida. Cambió la canoa por el caballo y a éste por la bicicleta, pero conserva su machete y su perro, compañeros inseparables con los que enfrenta la vida.”
Al referirse a los conjuntos arqueológicos, delimitados y de naturaleza diversa, tanto por su época como por el espacio que utilizaron y el rol que desempeñaron dentro de la organización social, explicó que son asentamientos que tienen una antigüedad que abarca desde la etapa temporal del Clásico medio (400 a 650 de nuestra era), hasta el Postclásico tardío (1200-1520 de nuestra era). Ese lapso da evidencia de la importancia de la zona que hizo posible un desarrollo social por lo menos durante once siglos de historia del México antiguo, puntualizó el arqueólogo del INAH Javier Martínez. Destacó que en El Clérigo y El Cedro se encontraron estructuras monumentales, con funciones cívico ceremoniales que ocupan grandes extensiones y se integran por complejos arquitectónicos de más de diez metros de altura, plataformas de hasta cien metros de longitud, plazas e incluso un juego de pelota.
También están presentes los asentamientos residenciales, cuyos edificios son de hasta dos metros de altura, construidos con materiales selectos y guardando una ordenada disposición espacial, aunque ocupando extensiones menores que los anteriores, mientras que el sitio de Las Charcas es considerado como residencial. En El Clérigo y El Cedro se recuperaron varios enterramientos humanos en sitios variables. Se detectaron tumbas elaboradas con techo formado por enormes lajas de arenisca. Algunas se hallaron al centro de los patios y varios más al exterior de los muros. Presentan ofrendas sencillas de una o dos vasijas y están asociados de manera común con fragmentos de cristales de calcita, algunos en forma de cuentas con perforación bicónica. Sin embargo, es en Cuixcuatitla en donde se localizó la muestra más grande de enterramientos humanos, 24 en total.
Se encontraron restos óseos extendidos, en decúbito dorsal; otros flexionados en forma lateral y algunos más flexionados e irregulares. Todos estaban bajo lajas de arenisca o con varias rocas cubriéndolos. Los materiales cerámicos presentes en los conjuntos excavados son principalmente restos de ollas, cajetes pulidos de silueta compuesta, comales, molcajetes, tecomates, platos, fragmentos de sahumerios, vasijas de pasta fina, vasos con soporte de botón, molcajetes con soportes sólidos, vasijas con forma de calabaza y algunos fragmentos de sellos con representaciones zoomorfas. Se encontraron no más de diez figurillas completas. Aunque no hallaron grandes esculturas, encontraron figurillas de tipo realista, tanto antropomorfas como zoomorfas. En algunos casos de las primeras, muestran brazos articulados. De las últimas, se tienen varias representaciones de aves en forma de silbato, y de cánidos.
Los artefactos líticos recuperados son, básicamente, puntas de proyectil de pedernal u obsidiana, así como lascas de bordes cortantes, principalmente de pedernal y, en menor medida, de obsidiana. Muy escasa resultó la presencia de navajillas prismáticas de obsidiana; asimismo se recuperaron metates de basalto en cantidad mínima. Para el especialista del INAH, habrán de considerarse el tipo y temporalidad de materiales presentes en cada sitio y contexto; el conocimiento de elementos foráneos que evidencien relaciones a larga distancia y lo que implican en términos de organización social con relación a la distribución e intercambio de bienes; el tamaño de los sitios y el ordenamiento espacial de su arquitectura, así como la técnica constructiva; los estilos de las figurillas; la decoración en algunos restos cerámicos como vasijas y malacates, y por último las costumbres funerarias. No obstante, Martínez González consideró que hace falta mucho trabajo, por ejemplo, entender el papel que jugaron las cuencas de los río mayores como el Moctezuma, a manera de límite cultural o a modo de vía de comunicación por la que fluyeron tanto recursos como ideas.
“Esta comprensión se logrará con el estudio sistemático de los sitios en las márgenes de los sistemas fluviales de la Huasteca, pendientes aún de localizar, adelantando de paso hipótesis sobre por qué se presentan asentamientos monumentales tan cercanos unos de otros.” Hacerlo -dijo-, permitirá confirmar o desechar lo que las fuentes históricas bosquejan en cuanto a la organización social antigua en La Huasteca, donde se asegura que los habitantes de esta región no reconocían a un señor principal ni formaban una nación homogénea, sino estaban organizados en núcleos relativamente autónomos. Por las peculiaridades de los restos materiales que existen a lo largo del área de investigación, Martínez González señaló que los habitantes de la huasteca potosina tenían una organización, una arquitectura y unos materiales propios, en fin, una forma de vivir propia y original con relación a lo que existía en otras zonas de Mesoamérica, que lejos de etiquetarlos como “marginales”, refleja una fuerza capaz de dar unidad a la diversidad de culturas presentes y sustentarlas en su devenir histórico.
“Todo lo que ha formado parte de la vida diaria, lo que pudiera definir una identidad, se presenta en el seno de las familias, que con sus labores de costumbre viven y se reproducen en torno a sus viviendas. Así, otro logro importante de este proyecto ha sido el registro de las formas arquitectónicas de esas viviendas, entre varios niveles sociales, a lo largo de diferentes épocas, como expresión de dicha identidad.” Finalmente Javier Martínez adelantó que los sitios arqueológicos localizados, se encuentran en proceso de donación al INAH y destacó que este proyecto “es un logro institucional que contribuye al conocimiento de nuestro patrimonio histórico, buscando ese difícil equilibrio que concilia la preservación y la investigación, con el desarrollo de obras de infraestructura” (source CONACULTA - Sala de Prensa).

0 Comments:

Post a Comment

Subscribe to Post Comments [Atom]

<< Home