Ancient MesoAmerica News Updates 2007, No. 25: Mount Tlaloc - Possibly To Be Declared Archaeological Zone
On Tuesday June 5, 2007, the Consejo Nacional para las Culturas y las Artes posted in the section Sala de Prensa on their website a notice which discusses the posibility that Mount Tlaloc may be pronounced an archaeological (zona arqueológica) (edited by AMaNU):
Abierta la posibilidad de declarar zona arqueológica a una parte del Nevado de Toluca - El equipo de trabajo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) que participó en el Proyecto de Arqueología Subacuática en el Nevado de Toluca 2007, calificó de exitosa la temporada de campo que durante el pasado mes de mayo realizaron en la laguna de la Luna, donde no sólo se realizaron importantes hallazgos prehispánicos, sino que se abrió la posibilidad de que una parte del volcán sea declarada zona arqueológica con la finalidad de proteger el patrimonio cultural que ahí se localiza.
En conferencia de prensa, Pilar Luna, titular de la Subdirección de Arqueología Subacuática del INAH, dio a conocer los resultados preliminares de este proyecto y confirmó la intención de que el patrocinador de la primera temporada de campo en el Nevado de Toluca, el estadounidense Richard Siegel, aporte nuevamente el dinero para una segunda etapa de investigación.
“Después de constatar el profesionalismo del trabajo científico y académico que se hacía en el cráter del Nevado de Toluca, Siegel destinó, para la primera temporada de campo, 22,000 dólares; esta cifra no sólo se podrá repetir, sino que ahora pretende crear una fundación y apoyar económicamente no solamente éste, sino otros proyectos.”
Arturo Montero, codirector del proyecto, informó que desafortunadamente el 70 por ciento del Nevado de Toluca está deforestado, por ello, “se deben buscar los mecanismos necesarios para su protección, ya que es una montaña en la que se hacían rituales hace más de 2,000 años y que tiene el observatorio astronómico más alto del país a 4,330 metros sobre el nivel del mar.”
En este sentido, Víctor Arribalzaga, investigador de la Dirección de Estudios Arqueológicos del INAH, reconoció que por el momento los vestigios prehispánicos que se encuentran en el fondo de las lagunas del Sol y de la Luna, así como los que siguen en tierra, “están prácticamente indefensos”.
Sin embargo, confió en la presencia de elementos de la Agencia de Seguridad Estatal y guardabosques del Estado de México, quienes realizan rondines para proteger nuestro legado cultural, aunque, dijo, “la responsabilidad es de la sociedad en su conjunto”. Confió que, de no existir objeciones, la declaratoria de zona arqueológica en un perímetro previamente determinado del Nevado de Toluca, se logre a más tardar en un año.
Por su parte, el arqueólogo del INAH, Roberto Junco, mostró en video el momento en que se hallaron algunas de las piezas prehispánicas recuperadas en el fondo de la laguna de la Luna, entre ellas, nueve cetros de madera denominados rayo-serpientes o xiuhcoatl que, según los códices Matritence, Borbónico y Durán, portaba el dios Tláloc.
Tras 26 días de expedición científica y 60 horas de inmersión a una temperatura promedio de ocho grados centígrados en la laguna de La Luna, donde colaboró el buzo estadounidense John Reinhard, de National Geographic, también se recuperaron por lo menos 50 ofrendas prehispánicas o tlamanalli consistentes en fragmentos de turquesa, cuentas cilíndricas de jadeita, petatillo, navajillas de obsidiana, copal, sahumadores y al menos dos especies de maguey.
En tanto, Víctor Arribalzaga y estudiantes de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, en las inmediaciones de la laguna de la Luna descubrieron dos petrograbados y una nariguera lunar o yacametztli que, según los códices, porta la diosa Tlazolteotl, así como tepalcates y vestigios rocosos de una calzada procesional de aproximadamente 500 metros de largo por 30 de ancho que desemboca en el agua y al que denominaban ayaucalli, casa de la niebla.
Comentó el especialista que, en un pozo estratigráfico, se localizaron aproximadamente 150 púas de maguey denominadas uitztli, con las que los fieles que subían a la montaña se perforaban el lóbulo de la oreja o la lengua para, posteriormente, ofrendarlas, costumbre que se llamaba neutzmanaliztli.
“Esto habla de la riqueza material y cultural que existe en las lagunas del Sol y la Luna, en donde los devotos feligreses por más de 2,000 años depositaron su espiritualidad con delicadas ofrendas.” Por primera vez en este proyecto se integraron la arqueología subacuática y la de alta montaña, para investigar el espacio ritual de este volcán, donde “los frutos fueron sólo una pequeña muestra de lo que vendrá en el futuro”, precisó Pilar Luna, mientras Arturo Montero y Víctor Arribalzaga confiaron en que, durante la próxima temporada de campo, se logren hallar los restos óseos de niños que, de acuerdo con los códices virreinales, fueron sacrificados durante la época prehispánica en las lagunas del Sol y de la Luna.
Víctor Arribalzaga adelantó que durante la segunda temporada de campo indagará las cuevas, previamente identificadas, donde posiblemente enterraban los restos de niños ofrendados que envolvían en petate, material localizado en la laguna de la Luna (source CONACULTA - Sala de Prensa).
En conferencia de prensa, Pilar Luna, titular de la Subdirección de Arqueología Subacuática del INAH, dio a conocer los resultados preliminares de este proyecto y confirmó la intención de que el patrocinador de la primera temporada de campo en el Nevado de Toluca, el estadounidense Richard Siegel, aporte nuevamente el dinero para una segunda etapa de investigación.
“Después de constatar el profesionalismo del trabajo científico y académico que se hacía en el cráter del Nevado de Toluca, Siegel destinó, para la primera temporada de campo, 22,000 dólares; esta cifra no sólo se podrá repetir, sino que ahora pretende crear una fundación y apoyar económicamente no solamente éste, sino otros proyectos.”
Arturo Montero, codirector del proyecto, informó que desafortunadamente el 70 por ciento del Nevado de Toluca está deforestado, por ello, “se deben buscar los mecanismos necesarios para su protección, ya que es una montaña en la que se hacían rituales hace más de 2,000 años y que tiene el observatorio astronómico más alto del país a 4,330 metros sobre el nivel del mar.”
En este sentido, Víctor Arribalzaga, investigador de la Dirección de Estudios Arqueológicos del INAH, reconoció que por el momento los vestigios prehispánicos que se encuentran en el fondo de las lagunas del Sol y de la Luna, así como los que siguen en tierra, “están prácticamente indefensos”.
Sin embargo, confió en la presencia de elementos de la Agencia de Seguridad Estatal y guardabosques del Estado de México, quienes realizan rondines para proteger nuestro legado cultural, aunque, dijo, “la responsabilidad es de la sociedad en su conjunto”. Confió que, de no existir objeciones, la declaratoria de zona arqueológica en un perímetro previamente determinado del Nevado de Toluca, se logre a más tardar en un año.
Por su parte, el arqueólogo del INAH, Roberto Junco, mostró en video el momento en que se hallaron algunas de las piezas prehispánicas recuperadas en el fondo de la laguna de la Luna, entre ellas, nueve cetros de madera denominados rayo-serpientes o xiuhcoatl que, según los códices Matritence, Borbónico y Durán, portaba el dios Tláloc.
Tras 26 días de expedición científica y 60 horas de inmersión a una temperatura promedio de ocho grados centígrados en la laguna de La Luna, donde colaboró el buzo estadounidense John Reinhard, de National Geographic, también se recuperaron por lo menos 50 ofrendas prehispánicas o tlamanalli consistentes en fragmentos de turquesa, cuentas cilíndricas de jadeita, petatillo, navajillas de obsidiana, copal, sahumadores y al menos dos especies de maguey.
En tanto, Víctor Arribalzaga y estudiantes de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, en las inmediaciones de la laguna de la Luna descubrieron dos petrograbados y una nariguera lunar o yacametztli que, según los códices, porta la diosa Tlazolteotl, así como tepalcates y vestigios rocosos de una calzada procesional de aproximadamente 500 metros de largo por 30 de ancho que desemboca en el agua y al que denominaban ayaucalli, casa de la niebla.
Comentó el especialista que, en un pozo estratigráfico, se localizaron aproximadamente 150 púas de maguey denominadas uitztli, con las que los fieles que subían a la montaña se perforaban el lóbulo de la oreja o la lengua para, posteriormente, ofrendarlas, costumbre que se llamaba neutzmanaliztli.
“Esto habla de la riqueza material y cultural que existe en las lagunas del Sol y la Luna, en donde los devotos feligreses por más de 2,000 años depositaron su espiritualidad con delicadas ofrendas.” Por primera vez en este proyecto se integraron la arqueología subacuática y la de alta montaña, para investigar el espacio ritual de este volcán, donde “los frutos fueron sólo una pequeña muestra de lo que vendrá en el futuro”, precisó Pilar Luna, mientras Arturo Montero y Víctor Arribalzaga confiaron en que, durante la próxima temporada de campo, se logren hallar los restos óseos de niños que, de acuerdo con los códices virreinales, fueron sacrificados durante la época prehispánica en las lagunas del Sol y de la Luna.
Víctor Arribalzaga adelantó que durante la segunda temporada de campo indagará las cuevas, previamente identificadas, donde posiblemente enterraban los restos de niños ofrendados que envolvían en petate, material localizado en la laguna de la Luna (source CONACULTA - Sala de Prensa).
0 Comments:
Post a Comment
Subscribe to Post Comments [Atom]
<< Home