Ancient MesoAmerica News Updates 2007, No. 54: El Pinar, Tlalpan, Mexico DF - Petroglyph Identified of Tláloc
Today Thursday August 9, 2007, in the section "Sala de Prensa" the Instituto Nacional de Antropologia e Historia posted a short notice on the recent identification of a petroglyph that depicts a portrait of Tlaloc. The petroglyph is either of Classic manufacture, AD 200-600, or Postclassic manufacture, AD 1300-1521 (edited by AMaNU):
Identifican petrograbado con representacion de Tláloc - Un petrograbado con la representación del dios Tláloc, fue identificado por especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) a escasos metros del área de comedores del paraje conocido como El Pinar, ubicado en el parque Fuentes Brotantes, en la delegación Tlalpan del Distrito Federal. El diseño de la deidad —de 50 centímetros de alto por 80 de ancho— cuya técnica de trabajo y motivo lo vinculan al estilo teotihuacano, se encuentra tallado sobre una roca volcánica, posiblemente andesita o riolita, cuyas dimensiones son de 1.30 metros de altura, 1.18 de ancho mayor y .70 de ancho menor, además de contar con un grosor de 1 m aproximadamente.
En compañía de Rosario Schroeder, vecina del lugar, arqueólogos adscritos a la Zona Arqueológica de Cuicuilco, acudieron al sitio para el reconocimiento de la pieza prehispánica, la cual ha permanecido allí durante años ante la vista de residentes y visitantes, sin que hasta ahora ninguno de ellos reparara en la imagen cincelada sobre la piedra de grandes dimensiones.
De acuerdo con Carlos Rangel Guajardo, director de la Zona Arqueológica y Museo de Sitio de Cuicuilco, “al platicar con el señor Antonio Espinoza, quien es el cronista de esta zona aledaña a la conocida Fábrica La Fama, comentaba que él había estado toda la vida aquí con sus novias y que nunca se había dado cuenta del grabado en la roca.”
Aunque la piedra presenta una fractura en su parte inferior izquierda y la erosión natural ha deteriorado al personaje, los rasgos del Tláloc aún son identificables, exhibe una figura humana con tocado, anteojeras y boquera. Incluso se puede observar un rostro más en la parte superior de la figura, en lo que es el tocado, y que aún no ha sido posible definir si se trata de otro Tláloc o de un cráneo.
“Tláloc se halla asociado al agua, a los manantiales, a estas áreas boscosas como es Fuentes Brotantes. La pieza es de aquí y lo más probable es que existan otros petrograbados en los alrededores”, expresó el especialista. Sobre la roca —de acuerdo con la inspección posterior por parte de personal de la Subdirección de Registro de Monumentos Arqueológicos Inmuebles del INAH— también se observan otro tipo de tallas, concavidades circulares conocidas como cuencos, comunes en toda Mesoamérica, y que presentan diámetros que varían entre los 5 y 7 cm. Rangel Guajardo mencionó que no obstante carecer de estudios, la pieza puede datar del periodo Clásico (200 d.C. - 600 d.C.) o Posclásico (1300 d.C. - 1521 d.C.), y en la cara posterior también son perceptibles, aunque en menor medida, la figura de un cráneo y de una escalinata, ésta última remite a la entrada del templo. “En términos cristianos, este petrograbado es como un altar.”
“Esta zona de Fuentes Brotantes debió pertenecer a Cuicuilco cuya extensión abarcó más de 300 hectáreas. En caso de que se realizara una prospección o una excavación en este lugar, no sería difícil encontrar materiales del Preclásico hasta la actualidad, pues ha tenido una ocupación constante.”
“Incluso se cree que hay una relación de parentesco entre los teotihuacanos y los cuicuilcas. Arqueológicamente se ha comprobado que cuando se da el abandono de Cuicuilco (100 a.C. – 1 d.C.), viene el esplendor de Teotihuacan, es decir que los cuicuilcas ayudan al crecimiento de la gran urbe. Entonces, probablemente teotihuacanos venían aquí, a ver a los ancestros”, explicó el arqueólogo. Debido al valor arqueológico y estético de la pieza, se evalúa su permanencia dentro del parque Fuentes Brotantes —con protección y vigilancia adecuados, dada la denuncia de intentos de robo de la misma— o su traslado a la Zona Arqueológica de Cuicuilco, esta última opción se llevaría a cabo mediante maquinaria especial ya que su peso se calcula en más de 500 kilogramos (source INAH - Sala de Prensa).
En compañía de Rosario Schroeder, vecina del lugar, arqueólogos adscritos a la Zona Arqueológica de Cuicuilco, acudieron al sitio para el reconocimiento de la pieza prehispánica, la cual ha permanecido allí durante años ante la vista de residentes y visitantes, sin que hasta ahora ninguno de ellos reparara en la imagen cincelada sobre la piedra de grandes dimensiones.
De acuerdo con Carlos Rangel Guajardo, director de la Zona Arqueológica y Museo de Sitio de Cuicuilco, “al platicar con el señor Antonio Espinoza, quien es el cronista de esta zona aledaña a la conocida Fábrica La Fama, comentaba que él había estado toda la vida aquí con sus novias y que nunca se había dado cuenta del grabado en la roca.”
Aunque la piedra presenta una fractura en su parte inferior izquierda y la erosión natural ha deteriorado al personaje, los rasgos del Tláloc aún son identificables, exhibe una figura humana con tocado, anteojeras y boquera. Incluso se puede observar un rostro más en la parte superior de la figura, en lo que es el tocado, y que aún no ha sido posible definir si se trata de otro Tláloc o de un cráneo.
“Tláloc se halla asociado al agua, a los manantiales, a estas áreas boscosas como es Fuentes Brotantes. La pieza es de aquí y lo más probable es que existan otros petrograbados en los alrededores”, expresó el especialista. Sobre la roca —de acuerdo con la inspección posterior por parte de personal de la Subdirección de Registro de Monumentos Arqueológicos Inmuebles del INAH— también se observan otro tipo de tallas, concavidades circulares conocidas como cuencos, comunes en toda Mesoamérica, y que presentan diámetros que varían entre los 5 y 7 cm. Rangel Guajardo mencionó que no obstante carecer de estudios, la pieza puede datar del periodo Clásico (200 d.C. - 600 d.C.) o Posclásico (1300 d.C. - 1521 d.C.), y en la cara posterior también son perceptibles, aunque en menor medida, la figura de un cráneo y de una escalinata, ésta última remite a la entrada del templo. “En términos cristianos, este petrograbado es como un altar.”
“Esta zona de Fuentes Brotantes debió pertenecer a Cuicuilco cuya extensión abarcó más de 300 hectáreas. En caso de que se realizara una prospección o una excavación en este lugar, no sería difícil encontrar materiales del Preclásico hasta la actualidad, pues ha tenido una ocupación constante.”
“Incluso se cree que hay una relación de parentesco entre los teotihuacanos y los cuicuilcas. Arqueológicamente se ha comprobado que cuando se da el abandono de Cuicuilco (100 a.C. – 1 d.C.), viene el esplendor de Teotihuacan, es decir que los cuicuilcas ayudan al crecimiento de la gran urbe. Entonces, probablemente teotihuacanos venían aquí, a ver a los ancestros”, explicó el arqueólogo. Debido al valor arqueológico y estético de la pieza, se evalúa su permanencia dentro del parque Fuentes Brotantes —con protección y vigilancia adecuados, dada la denuncia de intentos de robo de la misma— o su traslado a la Zona Arqueológica de Cuicuilco, esta última opción se llevaría a cabo mediante maquinaria especial ya que su peso se calcula en más de 500 kilogramos (source INAH - Sala de Prensa).
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