Ancient MesoAmerica News Updates 2011, No. 35: Cerro de los Chichimecas, Michoacán - INAH Presents Results of Five Years of Exploration
Today, Tuesday September 13, 2011, the Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) posted a bulletin in which it presents an overview of five years of archaeological exploration at the site of Cerro de los Chichimecas (also known as Zaragoza), located in the Mexican state of Michoacán. The site was occupied during the Epiclassic period at circa A.D. 650-900 and probably maintained contact with contemporary sites in the Bajío Guanajuateco (edited by AMaNU; photo composite: INAH):
A 200 metros del afluente del río Lerma, en el norte de Michoacán, se localiza Cerro de los Chichimecas, sitio que durante un lustro ha sido objeto de trabajos de investigación arqueológica y restauración, así como de conservación de su entorno natural; el asentamiento prehispánico que tiene una antigüedad superior a 1,300 años, se distingue de otros abiertos en la entidad michoacana debido a que guarda características similares con zonas arqueológicas del Bajío guanajuatense.
En Cerro de los Chichimecas, también conocido como Zaragoza —debido a su cercanía con esta población del municipio de La Piedad—, se ha aplicado un modelo que busca compaginar la investigación de las evidencias prehispánicas del 650-900 d.C., con la preservación de su flora. Todo ello a partir de la participación social.
De esta manera, los institutos Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) y Politécnico Nacional (IPN), así como el Colegio de Michoacán, proponen crear una reserva natural y cultural en la meseta conocida como Mesa Acuitzio, un área dominada por el bosque tropical caducifolio o matorral subtropical.
Eugenia Fernández Villanueva, investigadora del Centro INAH-Michoacán y responsable del Proyecto Arqueológico Cerro de los Chichimecas, abundó que el Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional (CIIDIR) del IPN, en ese estado, elaboró un estudio florístico a partir de la recolección de 380 especímenes, y con el cual se identificaron 203 especies de 62 familias de plantas vasculares (que poseen raíz, tallo y hojas).
De igual manera, dijo, con base en la topografía, geología, tipo de suelos y vegetación, se han definido las áreas de las especies nativas, así como aquellas que han sido introducidas, entre ellas, agaves y cactáceas, cacirpe y encinos, fresnos, leguminosas, mezquitera, nopalera, parotas, pastizal nativo, además de vegetación acuática.
Dentro de esta propuesta de recuperación de áreas verdes, abundó Eugenia Fernández, se prevé incluso la reutilización de terrazas prehispánicas como una alternativa para que los productores locales, organizados como cooperativa, obtengan algunos ingresos y, a su vez, evitar el deterioro de este tipo de estructuras prehispánicas. Para este caso, puntualizó, se recomienda la explotación de cultivos perennes resistentes a la sequía, por ejemplo, del nopal tunero.
“Intentamos aplicar un modelo para la apertura de Cerro de los Chichimecas, en el que no sólo concurra el INAH, sino que también logre involucrarse a las autoridades municipales y a la sociedad civil”, expresó la arqueóloga.
En lo que respecta a los vestigios arqueológicos, éstos se distribuyen en aproximadamente 80 hectáreas sobre la ladera de la Mesa Acuitzio. Prácticamente toda la ladera norte y oriente de la meseta presenta restos arquitectónicos, aunque sólo puede hablarse de tres importantes concentraciones de edificios que representan la parte nuclear del sitio arqueológico, que se ubica hacia el poniente.
Hacia el lado norte se han detectado terrazas y espacios ocupados, mientras que en el oriente y el sur hay decenas de petrograbados, otro rasgo distintivo del lugar; “hay piedras talladas con diseños espirales simples y compuestos, círculos, figuras antropomorfas, líneas, una luna en cuarto menguante, entre otros”.
Fernández Villanueva abundó que este año se prevé dar comienzo a la construcción de la infraestructura básica para hacer posible la visita del sitio, y de momento se ha trazado un sendero de acceso e instalado una cerca. Recientemente el Gobierno del Estado de Michoacán adquirió 28.3 hectáreas que ya son consideradas reserva arqueológica. A la fecha se ha explorado, excavado y restaurado, un montículo de aproximadamente 20 metros por 24 de base, una plaza y dos plataformas, además de una cancha de juego de pelota con forma de I latina o doble T, con banquetas laterales que miden 50 m de largo por 15 de ancho.
El análisis de la cerámica localizada en Cerro de los Chichimecas lleva a pensar que fue ocupado en el periodo Epiclásico, entre 650 y 900 d.C. La decoración de ollas, platos y cajetes con representaciones de animales, grecas y espirales al negativo y el uso de una pasta fina de color café con incisiones, lo vinculan con sitios prehispánicos tanto del Bajío de Guanajuato, como de la zona centro-norte de Michoacán.
“Aún falta por determinar la filiación de los grupos que habitaron Cerro de los Chichimecas, los estudios en esta materia deben ser más exhaustivos. En 2005, cerca de un muro que suponemos correspondió a un temazcal, encontramos un entierro con 14 individuos, que podrían arrojar información al respecto. Este cementerio está delimitado por un afloramiento natural de roca.
“La intención es terminar de excavar, liberar y consolidar los edificios que forman parte del conjunto arquitectónico principal. Junto a la cancha del juego de pelota hay una estructura, no sabemos si es en forma de L o si se trata de dos estructuras separadas por un pasillo, eso se determinará con la exploración”, señaló la investigadora. Asimismo, continuarán labores en dos plataformas, una de las cuales también pudo funcionar como temazcal o baño de vapor.
En una etapa de trabajo posterior se diseñará un circuito de visita por el área de petrograbados, que ascienden a cerca de 190 conjuntos, entre los que sobresale un gran bloque de piedra en el que está tallado lo que parece la representación de un asentamiento que, en este caso, concluyó Eugenia Fernández, parece no corresponder a Cerro de los Chichimecas, sino al sitio cercano de Plazuelas, en Pénjamo, Guanajuato. (Source INAH)
Today, Tuesday September 13, 2011, the Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) posted a bulletin in which it presents an overview of five years of archaeological exploration at the site of Cerro de los Chichimecas (also known as Zaragoza), located in the Mexican state of Michoacán. The site was occupied during the Epiclassic period at circa A.D. 650-900 and probably maintained contact with contemporary sites in the Bajío Guanajuateco (edited by AMaNU; photo composite: INAH):
A 200 metros del afluente del río Lerma, en el norte de Michoacán, se localiza Cerro de los Chichimecas, sitio que durante un lustro ha sido objeto de trabajos de investigación arqueológica y restauración, así como de conservación de su entorno natural; el asentamiento prehispánico que tiene una antigüedad superior a 1,300 años, se distingue de otros abiertos en la entidad michoacana debido a que guarda características similares con zonas arqueológicas del Bajío guanajuatense.
En Cerro de los Chichimecas, también conocido como Zaragoza —debido a su cercanía con esta población del municipio de La Piedad—, se ha aplicado un modelo que busca compaginar la investigación de las evidencias prehispánicas del 650-900 d.C., con la preservación de su flora. Todo ello a partir de la participación social.
De esta manera, los institutos Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) y Politécnico Nacional (IPN), así como el Colegio de Michoacán, proponen crear una reserva natural y cultural en la meseta conocida como Mesa Acuitzio, un área dominada por el bosque tropical caducifolio o matorral subtropical.
Eugenia Fernández Villanueva, investigadora del Centro INAH-Michoacán y responsable del Proyecto Arqueológico Cerro de los Chichimecas, abundó que el Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional (CIIDIR) del IPN, en ese estado, elaboró un estudio florístico a partir de la recolección de 380 especímenes, y con el cual se identificaron 203 especies de 62 familias de plantas vasculares (que poseen raíz, tallo y hojas).
De igual manera, dijo, con base en la topografía, geología, tipo de suelos y vegetación, se han definido las áreas de las especies nativas, así como aquellas que han sido introducidas, entre ellas, agaves y cactáceas, cacirpe y encinos, fresnos, leguminosas, mezquitera, nopalera, parotas, pastizal nativo, además de vegetación acuática.
Dentro de esta propuesta de recuperación de áreas verdes, abundó Eugenia Fernández, se prevé incluso la reutilización de terrazas prehispánicas como una alternativa para que los productores locales, organizados como cooperativa, obtengan algunos ingresos y, a su vez, evitar el deterioro de este tipo de estructuras prehispánicas. Para este caso, puntualizó, se recomienda la explotación de cultivos perennes resistentes a la sequía, por ejemplo, del nopal tunero.
“Intentamos aplicar un modelo para la apertura de Cerro de los Chichimecas, en el que no sólo concurra el INAH, sino que también logre involucrarse a las autoridades municipales y a la sociedad civil”, expresó la arqueóloga.
En lo que respecta a los vestigios arqueológicos, éstos se distribuyen en aproximadamente 80 hectáreas sobre la ladera de la Mesa Acuitzio. Prácticamente toda la ladera norte y oriente de la meseta presenta restos arquitectónicos, aunque sólo puede hablarse de tres importantes concentraciones de edificios que representan la parte nuclear del sitio arqueológico, que se ubica hacia el poniente.
Hacia el lado norte se han detectado terrazas y espacios ocupados, mientras que en el oriente y el sur hay decenas de petrograbados, otro rasgo distintivo del lugar; “hay piedras talladas con diseños espirales simples y compuestos, círculos, figuras antropomorfas, líneas, una luna en cuarto menguante, entre otros”.
Fernández Villanueva abundó que este año se prevé dar comienzo a la construcción de la infraestructura básica para hacer posible la visita del sitio, y de momento se ha trazado un sendero de acceso e instalado una cerca. Recientemente el Gobierno del Estado de Michoacán adquirió 28.3 hectáreas que ya son consideradas reserva arqueológica. A la fecha se ha explorado, excavado y restaurado, un montículo de aproximadamente 20 metros por 24 de base, una plaza y dos plataformas, además de una cancha de juego de pelota con forma de I latina o doble T, con banquetas laterales que miden 50 m de largo por 15 de ancho.
El análisis de la cerámica localizada en Cerro de los Chichimecas lleva a pensar que fue ocupado en el periodo Epiclásico, entre 650 y 900 d.C. La decoración de ollas, platos y cajetes con representaciones de animales, grecas y espirales al negativo y el uso de una pasta fina de color café con incisiones, lo vinculan con sitios prehispánicos tanto del Bajío de Guanajuato, como de la zona centro-norte de Michoacán.
“Aún falta por determinar la filiación de los grupos que habitaron Cerro de los Chichimecas, los estudios en esta materia deben ser más exhaustivos. En 2005, cerca de un muro que suponemos correspondió a un temazcal, encontramos un entierro con 14 individuos, que podrían arrojar información al respecto. Este cementerio está delimitado por un afloramiento natural de roca.
“La intención es terminar de excavar, liberar y consolidar los edificios que forman parte del conjunto arquitectónico principal. Junto a la cancha del juego de pelota hay una estructura, no sabemos si es en forma de L o si se trata de dos estructuras separadas por un pasillo, eso se determinará con la exploración”, señaló la investigadora. Asimismo, continuarán labores en dos plataformas, una de las cuales también pudo funcionar como temazcal o baño de vapor.
En una etapa de trabajo posterior se diseñará un circuito de visita por el área de petrograbados, que ascienden a cerca de 190 conjuntos, entre los que sobresale un gran bloque de piedra en el que está tallado lo que parece la representación de un asentamiento que, en este caso, concluyó Eugenia Fernández, parece no corresponder a Cerro de los Chichimecas, sino al sitio cercano de Plazuelas, en Pénjamo, Guanajuato. (Source INAH)
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