Last December the 2009 exploratory exacations were completed at Santo Nombre, a large archaeological site located north of Tehuacán, in the Mexican state of Puebla. Among the local residents of the nearby village of Tlacotepec de Benito Juárez the site was known as "Los Teteles", the Mountains. The site was explored for the first time in the 1960s by MacNeish and an INAH survey took place in 2004. This archaeological zone has been renamed Santo Nombre and will be opened to the public in 2012. Exploration of the site started in 2008; the site measures some 51 hectares and harbors several buildings in an architectural "talud-tablero" style related to or influenced by Teotihuacan. The largest building has a base of 100 by 50 meters and a height of 22 meters. The Instituto Nacional de Antropología e Historia reports on this site in their February 8, 2010, webnote, summarizing the most important archaeological findings of the 2009 season and on the importance of the site within the larger context of Mesoamerica(edited by AMaNU; photo: INAH):
Exploran Santo Nombre - Un sitio arqueológico localizado al norte de Tehuacán, Puebla, que presenta ciertas similitudes arquitectónicas con la antigua Teotihuacan, es explorado por especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), el cual, por su ubicación, fue un punto importante entre las rutas prehispánicas de comunicación del Centro con el Golfo y la costa oaxaqueña.
Se trata del sitio arqueológico Santo Nombre, que se extiende sobre una superficie de más de 51 hectáreas donde están emplazadas diversas estructuras monumentales de estilo teotihuacano, la mayor de ellas de 22 metros de alto y una base de 100 por 50 metros.
Este lugar, que de acuerdo con la lista de nuevos sitios anunciados por la Presidencia de la República abrirá al público como zona arqueológica antes de 2012, “contribuirá a llenar un vacío dentro del mapa de la arqueología mexicana, pues hasta el momento no se han investigado asentamientos en esta región, que es clave para entender la interacción que mantuvieron en la época prehispánica las áreas del Centro, Golfo y oaxaqueña”, informó el doctor Blas Castellón, responsable del proyecto arqueológico.
Con un emplazamiento estratégico desde el que se vislumbran las cumbres del Popocatépetl, el Pico de Orizaba y La Malinche, Santo Nombre o “Teteles” (montículos), como se le conoce entre los pobladores del ejido Santo Nombre, del municipio poblano de Tlacotepec de Benito Juárez, fue ocupado con distintas intensidades durante más de un milenio, aproximadamente del 400 a.C., al 600-700 d.C.
“Este sitio arqueológico posee una influencia teotihuacana muy clara, sin embargo, no es teotihuacano en sí mismo. Considero que este espacio se desarrolló a partir de una dinámica local, muy probablemente sus antiguos habitantes fueron los antecesores de los actuales grupos indígenas popolocas.
“Los edificios de Santo Nombre revelan una imitación de las formas que prevalecían en Teotihuacan; no hay que olvidar que ésta era la gran urbe del Altiplano Central en el periodo Clásico (200 y 600 d.C.) y su influencia fue muy importante en toda Mesoamérica. Es así como los pobladores de Santo Nombre decidieron crear su propio conjunto arquitectónico estilo teotihuacano, en medio de su zona de monumentos”, explicó el arqueólogo del INAH.
“Hay conjuntos de tres templos, como es el caso de la llamada Plaza Gran Altar, que imitan lo teotihuacano. A lo largo de la Calle de los Muertos de Teotihuacan existen 23 conjuntos de este tipo, sin embargo, no son tan grandes como éste.
“La Plaza Gran Altar es una muestra de la influencia teotihuacana en la región sureste de Puebla, lo cual sugiere rutas de intercambio con otras regiones más lejanas como la Costa del Golfo y Oaxaca. Los “Teteles” se revela hasta ahora como un punto importante en las rutas de comunicación antiguas y como centro urbano de primer orden durante el Clásico mesoamericano”.
Los trabajos de la primera temporada de campo en Santo Nombre, los cuales se ampliaron durante seis meses y finalizaron en diciembre pasado, abarcaron labores topográficas, de limpieza en algunos montículos, y de exploración y consolidación en un par de construcciones: la Estructura Sur, de la Plaza Gran Altar, y un cuarto habitacional nombrado la Casa del Nahual.
La arqueóloga Ivonne Pérez, jefa de campo, detalló que las técnicas topográficas permitieron describir y delinear aproximadamente diez hectáreas que abarcan la zona nuclear en la que se distribuyen 25 monumentos, una cancha de juego de pelota y cinco plazas, dos de ellas del tipo hundidas. La mayor parte de las edificaciones se hallan orientadas al poniente, en dirección al Popocatépetl.
Justo una de las sorpresas de la temporada de campo la brindó la excavación parcial de la Estructura Sur, de 30 metros de frente y 7.0 metros de alto, que forma parte de la Plaza Gran Altar. Además de su técnica arquitectónica de talud-tablero, característica de Teotihuacan, se ubicaron materies que indican que antes de ser desocupado, quizá en el Clásico Tardío (600 d.C.), este edificio fue “matado” mediante una compleja ceremonia. “Considerables cantidades de carbón señalan que para clausurar esta construcción se llevó a cabo una gran ofrenda que implicó la incineración de maíz, frijol, calabaza, chile y otros alimentos, junto con cuentas de collar, vasijas, incensarios, sahumadores, conchas y caracoles marinos. Todo lo cual fue arrojado sobre la fachada”.
”Se trata de una ofrenda al edificio, el que seguramente es una representación de la montaña sagrada, del cerro de los mantenimientos en el que se encuentran los alimentos y las deidades de la agricultura”, detalló Ivonne Pérez.
Asimismo, las piedras labradas del edificio, en el que posiblemente residía una clase sacerdotal, fueron desmontadas y colocadas como relleno, para luego ser sellado con rocas y barro. Una segunda temporada de campo en Santo Nombre, uno de los Proyectos Especiales del INAH, conllevará la exploración y consolidación de la Estructura Oriente (de 50 metros de frente por 12 de altura), el más grande de la Plaza Gran Altar.
El arqueólogo Blas Castellón concluyó que la intención es poner en valor las construcciones prehispánicas que circundan esta plaza hundida, que abarca alrededor de 200 metros cuadrados, antes de 2012 para la apertura pública de Santo Nombre, así como otras estructuras. (Modificado el lunes, 08 de febrero de 2010)(source INAH)
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