Friday, August 31, 2007

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Ancient MesoAmerica News Updates 2007, No. 62: La Proveedora, Sonora - Rock Art of the Trinchera Culture
Today, Friday August 31, 2007, the online news service Mundo Hispano reported on the various petrographic designs left by the Trinchera culture of southern Arizona and northern Sonora between circa 200 BC and 1450 AD, which have been found at the site of the mountain named La Proveedora in the Mexican state of Sonora (edited by AMaNU):
Petrograbados de Sonora, vinculados a iniciación Chamánica - Al cerro La Proveedora, a unos 15 kilómetros de Caborca, Sonora, llegan visitantes en busca [...] de las representaciones humanas, animales, astrales y geométricas grabadas en grandes rocas del sitio [...].
En opinión de la arqueóloga Elisa Villalpando, del Centro del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en Sonora, los diseños de esta galería de arte rupestre -una de las más grandes de México- son parte del "legado artístico" de la llamada Tradición Trincheras. Esa tradición se desarrolló en el noroeste de lo que hoy es Sonora y sur de Arizona, entre los años 200 d.C y 1450 d.C. "Varios grupos prehispánicos tallaron figuras, pero el estilo de los grabados de la Tradición Trincheras está realmente representado aquí, en La Proveedora y otros cerros aledaños, como La Calera, y se hallan distribuidos principalmente en la cara este de los mismos, encontrándose verdaderos conjuntos de murales."
"Muchas personas que acuden al sitio realizan una interpretación inmediata y poco lógica de lo que observan, sobre todo de las figuras humanas que aparecen con los cuerpos alargados y detalles cónicos por encima de sus cabezas, de ahí que suelen vincularlos con seres llegados del espacio exterior", expresó. Por el contrario, estas improntas cinceladas -explicó- probablemente son efecto de estados psíquicos caracterizados por una alteración de la sensibilidad, resultado del consumo de alucinógenos, como la Nicotiana solanifolia (tabaco cimarrón) y Datura stramonium (chamico o miyaya) con fines de magia propiciatoria y ritos de iniciación chamánica.
Gran parte de las figuras antropomorfas talladas en las rocas -señaló- representan, en la parte de la cabeza, lo que más bien serían tocados o peinados que sostienen flechas. Mientras que la separación entre el tronco y la cabeza "refiere al desdoblamiento que sufre el cuerpo humano bajo estos estados alterados de conciencia, lo que algunos llaman el preámbulo del vuelo." De acuerdo con la arqueóloga del INAH, las escenas de caza, en las que se aprecia el diseño de animales como el venado bura, el berrendo y el borrego cimarrón, en grupos y casi siempre preñados, "tiene que ver mucho con cuestiones de fertilidad, con representaciones de magia propiciatoria."
Otro de los detalles que puede estar vinculado a la arqueología es lo que podría ser la representación de aros tallados en concha Glycymeris gigantea, que fueron utilizados como brazaletes y pulseras por miembros de la Tradición Trincheras, encontrados en gran cantidad en las zonas arqueológicas de La Playa y Cerro Trincheras. "Los círculos que aparecen a los lados de las cabezas de las figuras yo creo que sí pueden ser algunos de estos aros de concha", adujo.
La Proveedora es el lugar donde está realmente representado el uso que se les dio a esos aros, independientemente de que en algunos entierros se hayan encontrado como pulseras y brazaletes. Es otra de las opciones de uso de estos ornamentos", consideró Villalpando Canchola.
Respecto al fechamiento de los petrograbados de La Proveedora, la especialista argumentó que su vinculación con diseños de restos de cerámica pintada de la Tradición Trincheras (púrpura sobre rojo y púrpura sobre café), encontradas en superficie, pueden arrojar una datación de entre el 700 y el 1300 d.C.
Comentó que ello no deja de ser una inferencia, ya que algunos grabados muestran superposiciones y su antigüedad podría ser mayor. "El lugar evidentemente no se abandonó después del 1100 ó 1200 d.C., sino que probablemente siguieron haciendo otro tipo de imágenes que sobrepusieron a las anteriores. Así que no creemos que sea un sólo período el representado aquí." En el sitio trabajó la arqueóloga Beatriz Braniff hacia la década de 1970, con la colaboración de algunos expertos como la propia Elisa Villalpando. Y a finales de la década de 1980, el astrofísico francés Dominique Ballereau propuso una tipología para clasificar los conjuntos representados, publicada como Petroglifos en Sonora (1988).
Asimismo, en 2002, el arqueólogo César Villalobos, del Centro INAH Sonora, llevó a cabo un nuevo registro de los petrograbados bajo el auspicio de la Universidad Nacional Autónoma de México. Sin embargo, concluyó por su parte Villalpando, es necesario emprender un análisis sistemático y de carácter interpretativo sobre las representaciones, que ayude a distinguir las convergencias y divergencias en cuanto al estilo de representación del cuerpo humano y otros elementos (Notimex; source Mundo Hispano).

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