Ancient MesoAmerica News Updates 2008, No. 73: Tula, Hidalgo - INAH Prepares New Excavations at Tula
Specialists of the Instituto Nacional de Antropología e Historia are preparing for new excavations and consolidation work at the site of Tula, Hidalgo. Special attention will be directed to the Palacio Quemado and Building K, which has been identified as the elite residence at the site. The project will be directed by archaelogists Robert Cobean and Luis Gamboa and will have an initial duration of seven months, in which also further research on the dating of Tula will be included, as was reported today, Thursday August 28, 2008, at the INAH website (edited by AMaNU):
Prepara INAH exploración arqueológica en Tula - Labores de conservación y exploración arqueológica de edificios emblemáticos como el Palacio Quemado y el Edificio K —este último considerado como el espacio que ocupó la élite tolteca— comenzará el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en la Zona Arqueológica de Tula, en el estado de Hidalgo, a las que se sumarán estudios de fechamiento para corroborar datos relativos al periodo de apogeo que tuvo la también conocida “Ciudad de los Atlantes”.
Con un presupuesto de alrededor de tres millones de pesos, especialistas del INAH encabezados por los arqueólogos Robert Cobean y Luis Gamboa, trabajarán siete meses en el Programa de Investigación Conservación y Mantenimiento para Tula, considerado como uno de los proyectos de investigación más importantes de esta entidad, cuyas temporadas de campo se prevé se extiendan entre tres y cuatro años.
De esta manera, un grupo de restauradores se dedicará a realizar trabajos de conservación del llamado Palacio Quemado, —nombre dado por huellas de un incendio encontradas en los vestigios de la estructura prehispánica—, el cual representa uno de los conjuntos arquitectónicos más complejos de la zona, compuesto de tres patios con una serie columnas que sostenían los techos y banquetas decoradas con relieves que muestran a guerreros y músicos en procesión.
El arqueólogo Robert Cobean, informó que la intervención de ese edificio obedece a las afectaciones provocadas por el medio ambiente y los fenómenos naturales como las fuertes lluvias que han afectado la región. En esta edificación construida con muros de adobe y pisos de estuco se realizará una limpieza general, deshierbe, consolidación de mampostería y sellado de grietas y fisuras. Todo lo anterior, de acuerdo con el especialista, se hará implementando materiales similares a los utilizados durante la época prehispánica, como la cal apagada, para el recubrimiento.
El arqueólogo adelantó que también se efectuará la excavación del edificio K, que constituye una de las estructuras monumentales fundamentales de la zona arqueológica, consiste en una enorme plataforma de más de 100 metros de largo y 70 metros de ancho con grandes salas formadas por columnas, su fachada forma el límite de la entrada principal al recinto e incluye una escalera de más de 15 metros de altura.
De acuerdo a la información que arrojaron las investigaciones hechas en la década de los noventa, cuando se excavó el 50 por ciento del edificio, se dedujo que probablemente funcionaba como un espacio para reuniones y ceremonias de grupos de élite de Tula, hipótesis que se espera comprobar con las excavaciones y el análisis de los materiales que se puedan localizar en el lugar.
La excavación del denominado Edificio K durará alrededor de dos años, porque más que realizar la investigación se buscará reconstruirlo a partir de prospecciones que se harán durante la temporada de trabajo en campo, además se espera encontrar material de contexto para poder explicar su función”, explicó Robert Cobean.
Otro de los edificios a intervenir será la Pirámide C, que se exploró en 2007, dejando al descubierto importantes evidencias del las técnicas constructivas de los núcleos y muros de contención. Aquí se plantea continuar los trabajos de excavación arqueológica y conservación realizados el año anterior. Asimismo se continuará con la elaboración de un mapa topográfico–arquitectónico nuevo de las estructuras monumentales en el recinto principal, para este trabajo los especialistas se apoyarán de nueva tecnología a fin de tener una localización exacta de los lugares en tercera dimensión.
Considerada como “el lugar donde residía el rey Quetzalcoatl”, Tula, tuvo su apogeo entre 900 y 1150 d. C, sin embargo con las nuevas investigaciones se espera que esta fecha se recorra por lo menos 50 años. “Con los estudios de radio carbono que haremos a diferentes tiestos esperamos tener nuevos fechamientos para el desarrollo de esta antigua ciudad tolteca”.
“La idea básica es documentar, con mucho más detalle, el desarrollo urbano de Tula, especialmente la parte que está en la zona arqueológica, porque aún tenemos muchas interrogantes que resolver sobre sus instituciones, historia y cultura, así como su importancia como gran capital del un Estado expansionista”, añadió el arqueólogo Robert Cobean.
Las investigaciones arqueológicas –iniciadas hace 70 años– confirmaron que la también conocida como “Ciudad de los Atlantes” fue uno de los centros urbanos más extensos de Mesoamérica, con cerca de 16 km². La importancia de Tula, también, se debe a que hay datos etnohistóricos sobre diversos aspectos de su historia y su cultura: nombres de reyes, relatos sobre la fundación de la ciudad, así como su conquista y decadencia.
Dentro de la antigua ciudad, también se han identificado docenas de barrios con sus propios centros administrativos y templos, por lo que es importante, explicó el investigador, realizar un diagnóstico detallado sobre el estado de conservación de todos los edificios expuestos e iniciar un programa de consolidación y mantenimiento.
Cobean adelantó que también se hará un inventario y la documentación de los relieves y esculturas resguardadas en las bodegas de la zona y en el Museo Nacional de Antropología, además de renovar las cédulas del sitio para hacerlo más atractivo al público y recibir más visitantes (source INAH - Sala de Prensa).
Con un presupuesto de alrededor de tres millones de pesos, especialistas del INAH encabezados por los arqueólogos Robert Cobean y Luis Gamboa, trabajarán siete meses en el Programa de Investigación Conservación y Mantenimiento para Tula, considerado como uno de los proyectos de investigación más importantes de esta entidad, cuyas temporadas de campo se prevé se extiendan entre tres y cuatro años.
De esta manera, un grupo de restauradores se dedicará a realizar trabajos de conservación del llamado Palacio Quemado, —nombre dado por huellas de un incendio encontradas en los vestigios de la estructura prehispánica—, el cual representa uno de los conjuntos arquitectónicos más complejos de la zona, compuesto de tres patios con una serie columnas que sostenían los techos y banquetas decoradas con relieves que muestran a guerreros y músicos en procesión.
El arqueólogo Robert Cobean, informó que la intervención de ese edificio obedece a las afectaciones provocadas por el medio ambiente y los fenómenos naturales como las fuertes lluvias que han afectado la región. En esta edificación construida con muros de adobe y pisos de estuco se realizará una limpieza general, deshierbe, consolidación de mampostería y sellado de grietas y fisuras. Todo lo anterior, de acuerdo con el especialista, se hará implementando materiales similares a los utilizados durante la época prehispánica, como la cal apagada, para el recubrimiento.
El arqueólogo adelantó que también se efectuará la excavación del edificio K, que constituye una de las estructuras monumentales fundamentales de la zona arqueológica, consiste en una enorme plataforma de más de 100 metros de largo y 70 metros de ancho con grandes salas formadas por columnas, su fachada forma el límite de la entrada principal al recinto e incluye una escalera de más de 15 metros de altura.
De acuerdo a la información que arrojaron las investigaciones hechas en la década de los noventa, cuando se excavó el 50 por ciento del edificio, se dedujo que probablemente funcionaba como un espacio para reuniones y ceremonias de grupos de élite de Tula, hipótesis que se espera comprobar con las excavaciones y el análisis de los materiales que se puedan localizar en el lugar.
La excavación del denominado Edificio K durará alrededor de dos años, porque más que realizar la investigación se buscará reconstruirlo a partir de prospecciones que se harán durante la temporada de trabajo en campo, además se espera encontrar material de contexto para poder explicar su función”, explicó Robert Cobean.
Otro de los edificios a intervenir será la Pirámide C, que se exploró en 2007, dejando al descubierto importantes evidencias del las técnicas constructivas de los núcleos y muros de contención. Aquí se plantea continuar los trabajos de excavación arqueológica y conservación realizados el año anterior. Asimismo se continuará con la elaboración de un mapa topográfico–arquitectónico nuevo de las estructuras monumentales en el recinto principal, para este trabajo los especialistas se apoyarán de nueva tecnología a fin de tener una localización exacta de los lugares en tercera dimensión.
Considerada como “el lugar donde residía el rey Quetzalcoatl”, Tula, tuvo su apogeo entre 900 y 1150 d. C, sin embargo con las nuevas investigaciones se espera que esta fecha se recorra por lo menos 50 años. “Con los estudios de radio carbono que haremos a diferentes tiestos esperamos tener nuevos fechamientos para el desarrollo de esta antigua ciudad tolteca”.
“La idea básica es documentar, con mucho más detalle, el desarrollo urbano de Tula, especialmente la parte que está en la zona arqueológica, porque aún tenemos muchas interrogantes que resolver sobre sus instituciones, historia y cultura, así como su importancia como gran capital del un Estado expansionista”, añadió el arqueólogo Robert Cobean.
Las investigaciones arqueológicas –iniciadas hace 70 años– confirmaron que la también conocida como “Ciudad de los Atlantes” fue uno de los centros urbanos más extensos de Mesoamérica, con cerca de 16 km². La importancia de Tula, también, se debe a que hay datos etnohistóricos sobre diversos aspectos de su historia y su cultura: nombres de reyes, relatos sobre la fundación de la ciudad, así como su conquista y decadencia.
Dentro de la antigua ciudad, también se han identificado docenas de barrios con sus propios centros administrativos y templos, por lo que es importante, explicó el investigador, realizar un diagnóstico detallado sobre el estado de conservación de todos los edificios expuestos e iniciar un programa de consolidación y mantenimiento.
Cobean adelantó que también se hará un inventario y la documentación de los relieves y esculturas resguardadas en las bodegas de la zona y en el Museo Nacional de Antropología, además de renovar las cédulas del sitio para hacerlo más atractivo al público y recibir más visitantes (source INAH - Sala de Prensa).
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